PARÍS.- El presidente francés, Emmanuel Macron, nombró este sábado a su nuevo gobierno con un giro a la derecha para evitar que este caiga en una moción de censura en el Parlamento, donde estará a merced de la líder ultraderechista Marine Le Pen, tras dos meses y medio de incertidumbre política.
El secretario general de la presidencia, Alexis Kohler, leyó la composición del nuevo gobierno, que contará con 39 miembros procedentes principalmente de la alianza de centroderecha de Macron y del hasta ahora partido opositor Los Republicanos (LR, conservador).
En un contexto de crisis política, Macron nombró a inicios de septiembre como primer ministro al veterano político conservador Michel Barnier, quien necesitó dos semanas para tejer una coalición con estas fuerzas de centro y de derecha.
Entre los 19 ministros principales figura el líder de LR en el Senado, Bruno Retailleau, quien asumirá el Ministerio del Interior pese al malestar que provoca entre la izquierda y parte de la alianza de Macron por su línea dura en materia migratoria.
Durante los disturbios en los suburbios de París en 2023, Retailleau, adalid del “orden”, la “autoridad” y la “firmeza”, habló de una “regresión hacia los orígenes étnicos” en estas zonas con población de orígenes extranjeros.
Macron también nombró a la polémica senadora Laurence Garnier -opuesta al matrimonio igualitario y a blindar el aborto en la Constitución- como secretaria de Estado de Consumo, pese a sonar inicialmente en la cartera de Familia.
El “macronista” Antoine Armand, de 33 años y licenciado de la Escuela Superior de Administración de Francia, será el próximo ministro de Economía, en un contexto de “situación fiscal muy grave”, en palabras de Barnier, cuando Francia incumple los límites de déficit y deuda públicos fijados por las normas europeas.
El nuevo ministro de Asuntos Exteriores será Jean-Noel Barrot, un político centrista del partido Movimiento Demócrata que es conocido por su trabajo en la transformación digital y en los asuntos europeos. Aportará experiencia en la gestión de cuestiones internacionales complejas, particularmente dentro de la UE.
Además, se repiten varios miembros del último gobierno, que mantendrán su cargo, como Sébastien Lecornu (Defensa) y Rachida Dati (Cultura) o cambian de cartera como Jean-Noël Barrot (canciller), Catherine Vautrin (Territorios) y Agnes Pannier-Runacher (Transición Ecológica).
Los analistas se preguntan hasta qué punto será estable el nuevo gobierno y si logrará sacar adelante las medidas de reforma en el Parlamento, siendo la aprobación del presupuesto para 2025 un primer y duro reto.
Macron, cuyo mandato termina en 2027, optó por Barnier para formar gobierno al considerar que el exnegociador europeo del Brexit, miembro de LR, podría garantizar una mayoría más estable en la dividida Asamblea Nacional (cámara baja). Pero la amenaza de una moción de censura sigue presente.
En Francia, el presidente, que comparte el poder Ejecutivo con el gobierno, no necesita el visto bueno del Parlamento para nombrar a su primer ministro y ministros. La única opción de oponerse es aprobando una moción de censura.
Las últimas elecciones legislativas, que Macron adelantó en junio, dejaron tres principales bloques -izquierda, extrema derecha y centroderecha-, todos lejos de la mayoría.
La coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP), que ganó los comicios con 193 diputados, ya anunció la presentación de una moción de censura contra el gobierno de Barnier, que podría prosperar si la apoya la extrema derecha.
La coalición justifica la presentación de la moción de censura en que Macron rechazó nombrar como primer ministra a la candidata de NFP, la economista Lucie Castets. “Es un gobierno ilegítimo. Si la derecha hubiera ganado, la derecha habría gobernado”, dijo el líder de izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, mientras miles de personas manifestaban en Francia para denunciar el “gobierno Macron-Barnier”.
Le Pen ya advirtió que su eventual apoyo a una moción de censura dependerá del discurso de política general de Barnier, previsto para el 1° de octubre.
Algunas de sus líneas de trabajo, avanzadas el jueves, responden a reclamos de la extrema derecha: “garantizar la seguridad, controlar la inmigración”, “controlar las finanzas públicas” y “mejorar la vida de los franceses”, entre otros.
Sin embargo, el líder del partido ultraderechista de Le Pen, Jordan Bardella, advirtió este sábado que el gobierno “no tiene ningún futuro”, ya que representa, a su juicio, el regreso del “macronismo por la puerta de atrás”.
Agencias AFP, AP y Reuters
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