El 21 de febrero pasado, y con los ojos del planeta fútbol en cualquier otro lado, un nuevo campeón nacía en el contintente americano. Ese día, en el estadio Félix Capriles de Cochabamba, Botafogo jugó como visitante ante el Aurora boliviano por la Fase 2 de la Copa Libertadores. El tiempo hizo lo suyo: 283 días después, el 30 de noviembre, el club carioca más sufrido de Brasil se consagró en el Monumental y dio la vuelta olímpica por primera vez en su historia.
Boca sueña repetir la gesta del Botafogo, el primer campeón de América que debió pasar por dos fases previas y terminó llevándose la Copa. El único antecedente era el de Estudiantes de La Plata, en 2009, que tuvo que superar una sola: le ganó un repechaje muy disputado a Sporting Cristal, tras igualar la serie 2-2 pero sacar ventaja del gol de visitante que marcó Enzo Pérez en la ida.
En esta nueva era donde ya no hay goles dobles fuera de casa y la Libertadores renovó su formato, son tres las fases previas, y en la segunda arranca Boca pero también el Corinthians de Ramón Díaz, otro peso pesado que tendrá la presión de avanzar y ser protagonista en el torneo.
Se podrá decir que la fase previa le sirvió a Botafogo porque tocó fondo y resurgió: el primer partido en Bolivia le valió el puesto a su técnico. Ganaba 1-0 como visitante pero en el minuto 95 apareció Darío Torrico, uno de los tres hermanos Torrico que jugaban en el Aurora, y puso el empate. Fueron tan feroces las criticas en Río de Janeiro que el DT Tiago Nunes salió eyectado de su puesto, donde había llegado apenas tres meses antes.
La revancha la dirigó el interino, Fábio Matias, y fue paliza 6-0 con cuatro goles de Júnior Santos, quien terminaría siendo goleador del certamen con diez tantos, el último de ellos para sellar la victoria 3-1 en la final ante Mineiro. Pero todavía faltaba bastante para llegar a la cancha de River: en la tercera ronda preliminar a Botafogo lo esperaba un compatriota, el Red Bull Bragantino de San Pablo.
Vale recordar que Botafogo venía de un golpe durísimo en 2023, cuando perdió el Brasileirao en forma catastrófica tras llevar más de trece puntos de ventaja. Fue tan grande el bajón de las últimas fechas en la liga que el equipo terminó quedando quinto en el torneo, posición que lo condenó a entrar por la ventana a la Libertadores. El sexto fue Bragantino.
La serie contra el club auspiciado por la bebida energizante no tenía un claro favorito pero quedó para Botafogo. En la ida, Júnior Santos marcó dos y los cariocas se impusieron como locales 2-1 ante el equipo dirigido por el portugués, ex Talleres, Pedro Caixinha. La revancha, en tierra paolista, se sufrió y mucho. El Fogao se quedó con diez jugadores en el arranque del segundo tiempo, Júnior Santos volvió a meterla y Bragantino llegó al empate sobre el final: fue 1-1, global de 3-2 para los albinegros, y presencia asegurada en la fase de grupos.
Se presume que Boca tendrá un camino con menos turbulencias que Botafogo, al menos en la previa: Alianza Lima o Nacional de Paraguay, los posibles rivales en fase 2, imponen más cuidado que el humilde Aurora boliviano. De la misma manera, y en dirección contraria, Deportes Iquique de Chile e Independiente Santa Fe de Bogota, las chances en tercera ronda, no están al nivel del Bragantino y sus millones.
La Libertadores soñada de Botafogo tuvo sus complicaciones también en la fase de grupos, cuando asumió Artur Jorge para dirigir a un equipo que ya contaba con Thiago Almada como refuerzo récord: perdió los dos primeros partidos, ante Júnior como local y visitando a Liga de Quito, para luego meter tres triunfos consecutivos que lo hicieron pasar a octavos como segundo, detrás de los colombianos. Historia de la bendita Copa Libertadores, que Boca buscará imitar.