El vestuario visitante del estadio Madre de Ciudades era todo festejo hasta que Enzo Pérez pidió la palabra. Les contó a sus compañeros que el que acaba de terminar, el de los tres goles ante Vélez que valió otra estrella para el Pincha había sido el último para él. No como Pablo Piatti o Federico Fernández que colgaron los botines, sino que le había puesto el punto final a su tercer ciclo en el club de La Plata.
Lo que les dijo a sus compañeros, ya lo sabían los dirigentes, que no habían podido convencerlo que prolongara su contrato. El silencio en medio de los festejos lo cortaron sus propios compañeros, que comenzaron a corear su nombre cuando entendieron que ya no estaría en la próxima pretemporada.
Con la medalla colgada y sin haberse quitado la camiseta ni el resto de la indumentaria, Pérez fue el único que salió un rato del vestuario para ir a la zona mixta y hablar con la prensa. Y lo hizo con una condición: que los periodistas solo escucharan lo que tenía para decir, sin preguntas. Fue la primera señal de que lo que seguía no estaba en clave de festejo.
“Como dije en un principio cuando llegué al club, que mi decisión (de continuar) iba a ser sobre el final (del contrato), hablé con Sebastián (Verón, el presidente de Estudiantes) y Marcos (Angeleri, el director deportivo) y recién lo comuniqué al grupo puertas adentro: no voy a seguir, ha sido mi último partido con esta camiseta”, reveló sin demasiado preámbulo cuando faltaban un puñado de minutos para que se cumpliera la primera hora del domingo, el día después de la última consagración del año aunque todavía seguían los festejos.
Mientras Pérez hablaba, en el vestuario seguían los festejos. Su ausencia -ni su salida- empañaron la fiesta que sus (ex) compañeros sostenían cada vez con más énfasis en las canciones que tenían a Gimnasia, el clásico rival, como protagonista.
“Dije unas palabras a mis compañeros, así que me queda agradecerle a la gente, llegué en el 2007, después me abrieron las puertas en 2012 y nuevamente en 2024 y solo tengo palabras de agradecimientos a todos, por el respeto, el cariño y el abrazo que me dieron Saben que los quiero mucho, le tengo un cariño y un respeto muy grande a Estudiantes por todas las enseñanzas. Me hicieron crecer como persona y eso lo voy a llevar siempre en el corazón. Les deseo lo mejor para el 2025 y que terminen el 2024 con una grandísima fiesta”, resumió en poco más de un minuto su mensaje de despedida.
¿Y ahora? Ahora lo que tal vez no quería decir en medio de los festejos por el Trofeo de Campeones. Ya libre, sin club, puede aceptar la propuesta de regresar a River para apuntalar al equipo que moldea Marcelo Gallardo. El Muñeco lo quiere y él también quiere volver. Pérez prefirió contarlo a cambio de no responder preguntas, porque hubiese sido antipático decirles a los hinchas que se marcha a otro club, del mismo modo que hubiese sido ridículo negar la posibilidad de regresar al Millonario y luego hacerlo.
Por eso, después de decir lo dicho, Enzo Pérez saludó y agradeció el cumplimiento del pacto de no formular preguntas y volvió al vestuario, donde se extendieron los festejos varios minutos más. La zona mixta quedó a la expectativa de otras voces.
Pero desde las entrañas del Madre de Ciudades se seguían escuchando las canciones de cancha, que esta vez cantaban ellos, los protagonistas. También música, un bombo (como percusionistas son excelentes jugadores) y un brindis con abundante cerveza y un cierre con espumantes. Luego la salida del vestuario en caravana, con la copa, y varios ‘viajeros’ de fernet -para eso eran también las gaseosas que llegaron como provisiones- y cantitos en lugar de declaraciones,.
Y es verdad, de todos los campeones, el único que subió al micro sin esa efervescencia fue Enzo Pérez. El mediocampista caminó apagado, como si el festejo ya no le perteneciera.