A pesar del aluvión de sanciones y de que muchas grandes marcas abandonaron Rusia después del inicio de la ofensiva en Ucrania, los productos de lujo de enseñas occidentales siguen disponibles en el mercado ruso para los compradores adinerados.
«No veo ningún cambio. Algunas marcas se fueron, como Chanel, Dior o Hermès, pero otras se quedaron«, relata Natalia, una dentista de 51 años, de compras en el exclusivo centro comercial GUM, ubicado a pocos pasos del Kremlin en Moscú.
Las tiendas rusas de alta gama venden abiertamente autos deportivos, joyas y ropa de diseñadores occidentales, un panorama que dista mucho del objetivo de las sanciones occidentales que, para las grandes potencias, estaban destinadas a hundir la economía rusa y a aislar al país.
Muchas marcas anunciaron que abandonaban el mercado ruso tras el inicio del conflicto en Ucrania, en febrero de 2022. Pero, casi tres años después sus productos siguen disponibles.
«El anuncio de su partida es pura hipocresía», afirma un empresario francés, que habló bajo condición de anonimato y que sigue vendiendo sus productos en Moscú.
El comerciante explica que aunque muchas marcas cerraron sus tiendas, «siguen vendiendo sus productos a los rusos mediante los ‘marketplaces‘, sitios de venta en línea, así como mediante intermediarios como los grandes almacenes».
Serguéi, un elegante jubilado de 61 años, asegura que encuentra la misma oferta que antes de febrero de 2022.
«No me importan las marcas que se fueron. ¿Pensaban que podían aislarnos? Es ridículo», dice el hombre.
Los almacenes de lujo TSUM anuncian en su página web que venden productos de marcas como Prada, Yves Saint Laurent y Alexander McQueen, enseñas que oficialmente abandonaron el mercado ruso.
«Las marcas de lujo siguen ahí. Y nuestros clientes habituales también. La demanda no ha disminuido», señala una vendedora de TSUM, delante de un mostrador de la enseña británica Burberry.
En internet, TSUM promete mejores precios que en Dubái, que se convirtió en un destino muy frecuentado por la élite rusa.
«En Dubái, la venta de productos de lujo se disparó» desde el inicio del conflicto en Ucrania, señala el empresario francés.
Las cifras de venta de productos de alta gama en este emirato son imposibles de verificar, ya que la mayoría de las empresas no divulgan el detalle de su volumen de negocio por marca ni por país.
La restricción de las sanciones llevó al resurgimiento de la figura de los «compradores», que viajan al extranjero para adquirir ropa y objetos de lujos por encargo.
Estos servicios nacieron en la década de 1900 cuando algunos rusos aprovecharon la coyuntura para viajar a Europa occidental para adquirir ropa y artículos de lujo para revenderlos.
Algunos «compradores» tienen «contratos» con tiendas o con centros comerciales, explica Andrei, un estilista de 52 años que tiene una cartera de clientes adinerados.
Dada la enorme demanda de artículos de lujo occidentales, Andrei está convencido que el retorno de las grandes enseñas «es sólo cuestión de tiempo».