23.8 C
San Juan
InicioEl mundoPor qué los planes expansionistas de Trump encienden las alarmas en Europa

Por qué los planes expansionistas de Trump encienden las alarmas en Europa


PARÍS.– Menos de dos semanas antes de jurar como presidente de Estados Unidos, las declaraciones expansionistas de Donald Trump provocaron la inmediata reacción de las cancillerías europeas. Un episodio que no hizo más que reforzar los temores del bloque sobre el futuro de las relaciones transatlánticas a partir del 20 de enero.

“Todo Estado de derecho debe conformarse al principio de la inviolabilidad de las fronteras, esté situado al este o al oeste. Ya se trate de un pequeño país, de un Estado poderoso o muy poderoso”, advirtió el canciller alemán, Olaf Scholz. Lo mismo hizo saber la cancillería francesa, mientras el vocero de la presidencia denunció “cierta forma de imperialismo”. Con más mesura, la Comisión Europea (CE) calificó las amenazas de “extremadamente hipotéticas”, al destacar, al mismo tiempo, su apego a la soberanía de los Estados.

ARCHIVO – El presidente Donald Trump habla durante una entrevista con The Associated Press en el Despacho Oval de la Casa Blanca en Washington el 16 de octubre de 2018. (AP Foto/Evan Vucci, archivo)Evan Vucci – AP

No obstante, las gesticulaciones del futuro presidente de Estados Unidos, lejos de asustar, parecen representar para muchos dirigentes de la Unión Europea (UE) una excelente ocasión de impulsar la construcción de “una nueva Europa”. Esa es, por ejemplo, la posición de Emmanuel Macron. El presidente francés –y no es el único– no cesa de llamar a una “drástica refundación del proyecto europeo”.

“Los europeos deben terminar con la inocencia, decir ‘no’ a las leyes del comercio dictadas por otros y a todo lo que nos hace depender de los demás sin contrapartida y sin preparar nuestro futuro”, dijo el jefe del Estado –llamando a un “despertar europeo”– el 31 de diciembre, en su mensaje de fin de año, y una semana después, ante los embajadores franceses reunidos en París. Mensaje repetido el 8 de enero por la vocera de la presidencia en respuesta a las amenazas de anexión territorial de Trump. Un despertar que debe ser “científico, intelectual, tecnológico, industrial, agrícola, energético y ecológico”, precisó.

“Hay que ir rápido, tomar nuestras decisiones más rápidamente y simplificar las reglas”, precisó el mandatario, que, indignado por el ambiente derrotista y a pesar de su poca popularidad, decidió ser cada vez más incisivo en el discurso. Sobre todo en el terreno de sus propias competencias presidenciales: la política internacional y europea, en particular.

Es verdad que, en vísperas de la llegada de Trump a la Casa Blanca, y a medida que este aumenta el temor de sus amenazas y advertencias, el paisaje europeo parece lúgubre.

Esta semana, la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen estaba en cama con una severa pulmonía, pero se negaba a ser reemplazada. Scholz está sumergido en su campaña por las legislativas del 23 de febrero. La italiana Giorgia Meloni fue a hacerle guiños cómplices a Trump y negoció con el todopoderoso Elon Musk un posible acuerdo de comunicaciones que pondría en peligro la seguridad militar y civil de su país. Antonio Costa, el nuevo presidente del Consejo Europeo, todavía no halló sus marcas y estudia los expedientes “a puertas cerradas”, para aprender a limar asperezas entre los 27 miembros. Por su parte, el polaco Donald Tusk asume este mes la presidencia rotativa del Consejo con una ambición, que coincide –en parte– con la de Macron: Security Europe. No se sabe, sin embargo, si el proyecto se refiere a una seguridad europea real o a una seguridad euro-norteamericana, con armas estadounidenses.

“Dejemos de lado por el momento la próxima llegada de un nuevo poder austriaco más euroescéptico que nunca con Herbet Kickl, frente al cual el húngaro Viktor Orban parecerá el mayor de los eurófilos”, señala Jean-Dominique Giuliani, presidente de la Fundación Robert Schumann.

A Macron, ese panorama –que lo indigna– también lo alienta. “Si decidimos ser derrotistas y débiles hay pocas posibilidades de ser respetados por el Estados Unidos de Trump”, afirma.

A su juicio, es imperioso que el bloque se haga cargo de su propia defensa y de su destino. “En los próximos 15 o 20 años, la prioridad estadounidense será China, y no Europa”, repite. De ahí su insistencia en crear una verdadera autonomía estratégica europea, que pase por una industria militar independiente del Pentágono. Y la realidad es alarmante. La producción de armamento de Rusia es ya igual a la de todos los europeos juntos. Por esa razón, muchos coinciden en que es necesario invertir masivamente en la defensa continental. Para Macron, se terminó la época de los “50 tonos de gris” entre soberanía y autonomía estratégica. Es necesario apurarse.

Entre los proyectos en discusión, la Agencia Europea ha señalado cuatro pilares indispensables para la futura defensa europea: un escudo antimisiles común, medios de interferencia sofisticados, municiones teleguiadas y, a largo plazo, una nueva generación de buques de combate. Para lograrlo, muchos especialistas proponen establecer “una preferencia europea clara” en los mercados de armamentos. Macron está a favor, los Países Bajos se oponen, los polacos son difíciles y los alemanes dieron marcha atrás después de haberse declarado de acuerdo.

“El nervio de la guerra es obviamente el dinero. Macron propone una extensión de las capacidades de empréstito europeo en los mercados y más recursos propios para el presupuesto de la UE”, señala Giuliani.

Presidente francés Emmanuel Macron. (Foto de Ludovic MARIN / AFP)LUDOVIC MARIN – AFP

Otra de las propuestas apoyadas, entre otros, por Macron, es hacer una pausa masiva en la exigente reglamentación europea. Esto no es nuevo y el informe de Mario Draghi así lo reiteró. Muchos expertos constatan el masivo repliegue económico de una Europa que “sobrerreglamenta y subinvierte”, mientras chinos y estadounidenses ganan terreno en los sectores estratégicos.

“Hay que hacer una pausa masiva de la reglamentación”, asegura Macron, aun cuando haya que deshacer una parte de los textos votados durante la precedente legislatura de la Comisión (2019-2024).

“Macron tiene razón. Europa corre el riesgo de asfixiarse con reglas que sus competidores no aplican. A fuerza de querer ser el mejor alumno global, la UE pierde el tren de la innovación. ¿Un ejemplo? La complejidad cada vez mayor de las normas sobre el hidrógeno, que amenaza seriamente su desarrollo”, dice el economista Philippe Desertine.

Pilares

La contraofensiva propuesta por esos “realistas” reposa sobre dos pilares. Primero, crear un verdadero mercado doméstico europeo. ¿Cómo? Anulando todas las barreras entre los 27. Después, invertir masivamente. Pero, como siempre, en este terreno nada será fácil. Las discusiones presupuestarias entre los 27 comenzarán recién en el verano boreal. Según la configuración política actual, los Países Bajos –eterno miembro del grupo de “los frugales”– se mostrarán intransigentes.

“¿Por qué Europa debería ser el vivero de talentos que se van a trabajar a California, el banco de ahorro de las Bolsas extranjeras y el mercado final de China?”, se interroga Macron. Esa cuestión retórica lo conduce a un alegato en favor de un nuevo proteccionismo asumido. Macron quiere criterios de seguridad nacional “a la europea” y un “contenido europeo” en la producción, inspirándose sin complejos en los métodos norteamericanos. El mensaje es claro: o Europa acelera drásticamente su transformación industrial o corre el riesgo de convertirse en una simple zona de consumo atrapada entre Estados Unidos y China.

Para el presidente francés y aquellos que coinciden con su visión de futuro, es necesario poner freno a la ampliación del bloque.

Emmanuel Macron conversa con Donald Trump en la primera fila de la ceremonia de reapertura de la Catedral de Notre Dame. LUDOVIC MARIN – POOL

“La solución que muchos proponen es una Europa donde la integración en cuanto a ciertas políticas podría hacerse a distintas velocidades. Macron piensa, sin decirlo, en Ucrania y en la Política Agrícola Común [PAC]”, explica Desertine.

Sobre la cuestión ucraniana, Macron insiste en tres principios: ninguna solución puede hallarse sin los ucranianos, ninguna solución de seguridad europea sin los europeos y ninguna solución rápida que implique una capitulación de Ucrania es aceptable. En filigrana se dibuja la convicción de que los europeos deberán hacerse cargo de lo esencial de la carga financiera y militar del apoyo a Ucrania.

Por fin, sin nombrarlo, el líder francés envió un mensaje a Trump. “El futuro presidente sabe que su país no tiene ninguna chance de ganar algo si Ucrania pierde”, afirmó, al anticipar los posibles cambios de la política norteamericana.

La gran incógnita reside en cuántos serán los países de la UE que seguirán sus propuestas.

Conforme a los criterios de
Articulos relacionados
Subscribe
Notify of
guest

0 Comments
Oldest
Newest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
- Advertisment -

Más leídos