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«Es una cárcel rodeada de policías y francotiradores”


La que una vez fue una sede diplomática de Argentina abierta, hospitalaria y amable, hoy es una “gran cárcel rodeada de policías y francotiradores fuertemente armados por todas partes”, donde se encuentran asilados desde hace once meses cinco miembros del comando político de los opositores María Corina Machado y Edmundo González Urrutia.

Omar González, de 74 años, es el jefe de organización de Vente Venezuela, un partido joven que fundó con Machado, que comparte el sitio diplomático convertido hoy en un gran calabozo tras las órdenes del régimen chavista de cortarle la electricidad, el agua, los alimentos y hasta la medicina.

Además de político, González es periodista y escritor (tiene 11 libros editados), deportista y fue gobernador del estado Bolívar. A falta de luz encienden una planta pequeña (generador de electricidad) dos y tres veces al día por media hora para cargar las baterías de los celulares y laptops con los que se comunican al exterior.

-¿Por qué se refugiaron en la Embajada Argentina?

-Estábamos perseguidos y amenazados por la tiranía de Nicolás Maduro. Ahora estoy aquí preso en una embajada por levantar la voz contra una tiranía que ha destruido mi país. Decidimos refugiarnos en esta embajada por los aires de libertad que comenzaron a respirarse con la asunción de Javier Milei.

-¿Cómo llevan este encierro en la embajada?

-Encerrados en la embajada Argentina en Caracas desde hace más de 10 meses, enfrento junto a mis compañeros un reto que va más allá de las dificultades cotidianas de cualquier venezolano. Esta embajada se ha convertido en una cárcel rodeada de policías fuertemente armados y francotiradores por todas partes.

Omar Gonzalez (camisa azul) con otros opositores asilados en la embajada argentina en Caracas. Foto: REUTERS

-¿Sabían que Fernando Martínez Mottola, el sexto opositor asilado, estaba planificando su salida mediante la embajada suiza?

-No, su salida sorpresiva fue una decisión personal que desconocía hasta que se produjo.

-¿Han pensado seguir los pasos de Martínez Mottola?

-En mi caso y el de los compañeros que aquí estamos entregarnos al régimen de Maduro está descartado.

-¿Cómo es su rutina diaria?

-Mi rutina diaria comienza a las 3 de la mañana, ya que después de los intentos de los asaltos a la embajada argentina en Caracas, monto guardia hasta las 7, cuando me preparo algo para desayunar.

-¿Y qué hace en el resto del día?

-Durante esas horas redacto columnas diarias de opinión (Mar de Fondo y Voces de Libertad) que distribuyo en medios y portales nacionales e internacionales. Luego escribo algún capítulo del libro que estoy redactando sobre esta experiencia y me ocupo de la Organización del partido Vente Venezuela a nivel nacional.

-¿Cómo puede cumplir con los deberes políticos mientras está en cautiverio?

-Estas funciones las cumplo provisionalmente, hasta que salga en libertad el coordinador nacional de Organización, Henry Alvarez, quien permanece secuestrado en el Helicoide. También asisto a las reuniones de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD coalición) representando a Vente, ya que después de las primarias nos invitan de manera permanente a sus reuniones, a pesar de que no somos miembros de esta estructura.

-Ante el asedio chavista ¿cómo hacen con la limpieza de la sede diplomática?

-Nos repartimos las tareas. Colaboramos con la limpieza y mantenimiento de esta sede diplomática, ya que los argentinos fueron expulsados del país y los trabajadores venezolanos de la embajada dejaron de venir, luego que se llevaran preso a uno de sus compañeros. Al terminar la jornada me acuesto a las 10 de la noche tratando de dormir.

Custodia policial frente a la embajada de Argentina en Caracas. Foto: APCustodia policial frente a la embajada de Argentina en Caracas. Foto: AP

Oscuridad y aislamiento

-¿Desde cuándo están en la oscuridad?

-En eso llevamos casi once meses sumidos en la penumbra, ya que estamos sin electricidad desde que el régimen la cortó hace más de dos meses. La falta de luz no es solo un inconveniente; representa una lucha diaria. Sin electricidad, se apagan no solo las luces de la casa, sino también otros servicios básicos.

«Estamos sin electricidad desde que el régimen la cortó hace más de dos meses. La falta de luz no es solo un inconveniente; representa una lucha diaria».

-¿Y durante el día no se compensan con la luz natural?

-Durante el día, el calor, los zancudos (mosquitos) y el silencio se convierten en un enemigo difícil de combatir. Sin agua ni refrigeración, los espacios se vuelven inhóspitos. La comida se echa a perder, y las condiciones de higiene se deterioran. En estos momentos, un simple gesto de solidaridad, como compartir un poco de agua fría o un plato de comida caliente, se transforman en un acto de amor.

-¿Los visitan los familiares y amigos?

-No, las visitas de los familiares y amigos, que tradicionalmente podían ofrecer un respiro emocional, han sido absolutamente prohibidas.

-¿Cuál es la enseñanza del asilo?

-Esta situación se convierte en una prueba de resistencia y esperanza para quienes logramos escapar de los verdugos de Maduro que intentaron secuestrarnos por ser parte del equipo de campaña de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia.

-¿Cómo les afecta la soledad del cautiverio?

-Las noches se alargan en un silencio abrumador, donde hasta los ecos de los pensamientos creativos se ausentan, para dar paso a los peores augurios. Los asilados de la embajada argentina, despojados de la posibilidad que nos permitía comunicarnos con nuestros seres queridos, enfrentamos una soledad que pesa como una losa.

-¿Y cómo enfrentan el silencio del cuerpo diplomático?

-El silencio de los diplomáticos de otros países impuesta por el régimen complicó aún más las posibilidades de recibir apoyo. Cada día, se siente el peso de la ausencia, no solo de amigos y familiares, sino también de una comunidad internacional que pareciera preferir mirar hacia otro lado para no incomodar al tirano.

-¿Qué pasó cuando le negaron el acceso a sus medicinas?

-Me preocupé mucho. Padezco una enfermedad crónica en el corazón y necesito esas medicinas para permitir el correcto bombeo de la sangre.

-¿Qué es lo que más extraña con el encierro?

-Añoro nadar de nuevo en el mar de Lechería (costa de Anzoátegui) y, por supuesto, mi hogar. Tengo 53 años de casado, tres hijos y 4 nietos. También extraño mis amigos y mi rutina.Tenía el récord de haber cruzado a nado los ríos Orinoco y Caroní en 18 oportunidades. Este año no pude hacerlo por obvias razones.

-A pesar de todo, la resiliencia de quienes nos encontramos asilados brilla intensamente. Organizamos pequeñas reuniones improvisadas, donde compartimos historias, recuerdos y sueños de un futuro mejor. Juntos encontramos fuerza en la unidad, recordando que la adversidad a menudo forja lazos más profundos.

-¿Tienen esperanza que lograrán el salvoconducto de salida?

-De los salvoconductos ni se habla. Quiero añadir las historias son un testimonio del espíritu humano que se niega a rendirse. Mientras la oscuridad continúa envolviéndonos, el deseo de volver a ver la luz -literal y figurativamente- en nuestras vidas es más fuerte que nunca. A través de la esperanza y la solidaridad, los asilados en la embajada luchamos por un mañana más brillante, donde la oscuridad sea solo un recuerdo lejano.

-¿Cree que terminará pronto esta tragedia?

-Estamos convencidos que esto terminará pronto. La dictadura de Maduro y su cada vez más pequeña pandilla es insostenible. ¡Pronto seremos libres!

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