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Navegó hasta el Ártico para salvarle la vida a su hijo, pero algo salió mal y debió sobrevivir sola entre osos polares y frío extremo


Las condiciones adversas que cualquier viajero podría enfrentar en una expedición desconocida en las aguas heladas del Ártico no inmutaron a Ada Blackjack que ya tenía un objetivo claro en septiembre de 1921: conseguir la financiación para tratar a su hijo que, por entonces, estaba enfermo de tuberculosis.

Ada había nacido el 10 de mayo de 1898 y pertenecía a un grupo nativo de Alaska llamado Iñupiat, en el sureste de la actual ciudad de Nome, que se encuentra al sur de la península de Seward, en el mar de Bering.

Ada Blackjack se embarcó a una isla desierta y helada para ayudar a su hijo

En un suceso sin precedentes, la mujer se alistó en una expedición por el Mar Ártico, que tenía como destino la isla Wrangel (actualmente Rusia), considerada en el puesto 92 de las islas más grande del mundo y aproximadamente del tamaño de Creta. La isla de Wrangel está ubicada en el océano Ártico, entre el mar de Chukchi y el mar de Siberia Oriental.

Este salto al vacío tenía una explicación más racional que el simple ímpetu por desafiar lo desconocido. Cuando se casó a los 16 años con un cazador y conductor de trineos, no imaginó que el matrimonio duraría poco. Nacieron tres hijos, pero dos fallecieron muy pequeños. Solo Bennett logró sobrevivir y Ada, al enterarse de que el pequeño tenía tuberculosis, lo dejó en un hogar de la iglesia metodista para que lo cuidaran, mientras ella conseguía el dinero para el tratamiento de salud que precisaba el niño.

Ada y su hijo Bennett, en una imagen captada en 1923

Sola y sin recursos, a Ada le llegó la invitación para embarcarse junto a cuatro personas más en la expedición hacia la isla, ubicada a 150 kilómetros de las costas de Siberia. La propuesta le había parecido conveniente, ya que le iban a pagar bien y la tripulación precisaba el arreglo y confección de vestimenta, una habilidad que Ada dominaba desde su infancia.

Entre las contras de la iniciativa se encontraba, por supuesto, el frío extremo, y la presencia de los osos polares, a los que Ada temía demasiado, casi con la intensidad de una fobia. Pero la necesidad de que su hijo recibiera el tratamiento adecuado para la enfermedad que transitaba la llevaron a aceptar la invitación, sin pensar demasiado en las dificultades de aquel viaje.

Considerando el cambio climático que desde 1921 a la fecha pudo haber modificado la temperatura media de la isla, es importante saber que actualmente en Wrangel, febrero es el mes más frío, en el que la temperatura media diaria se aproxima a -30 °C. En julio, en cambio, que es considerado el mes más caluroso, la temperatura media diaria supera ligeramente los 0 °C.

El dinero prometido por la travesía era de 50 dólares por mes, lo que significaba una gran motivación para Ada y la esperanza de poder curar a su hijo pequeño, que la esperaría en Nome.

Según relata la BBC, la tripulación contaba de tan solo cinco personas y Ada era la única mujer. La idea del viaje a la remota isla fue propuesta por el explorador canadiense Vilhjalmur Stefansson. Bajo las directivas de este navegante se embarcaron en el Silver Wave: Ada Blackjack, Allan Crawford, Frederick Maurer, Milton Galle, Lorne Knight, y la mascota de la expedición: un gato al que llamaron Victoria.

Llegaron a la isla Wrangel el 15 de septiembre de 1921 y el plan inicial era permanecer allí durante dos años, ya que de esa manera podrían reclamar ese territorio para Canadá. Pero esta estadía, idealmente, sería más llevadera con la llegada, seis meses más tarde, de un barco con provisiones y nueva tripulación respecto de quienes ya se encontraban ocupando ese territorio inhóspito.

La tripulación que viajó a la isla Wrangel

Como suele suceder en distintas esferas de la vida, la planificación inicial difiere bastante de la realidad. Y, en este caso, el clima adverso y la falta de financiación le jugaron una mala pasada al segundo barco.

La exigua expedición logró sobrellevar los primeros meses en la isla con cierta ductilidad, y la caza y pesca de animales que realizaban los hombres y la cocción y preparación de los alimentos a cargo de Ada Blackjack permitían esquivar el frío.

Sin embargo, el barco que esperaban para el verano se retrasó más de lo imaginado, y los cinco navegantes pasaron otro otoño en la isla, pero esta vez, con menos alimentos. Luego de transcurrido un año de estadía, el barco prometido no logró avanzar en las aguas árticas, producto de la peor helada de las últimas décadas.

A esta situación preocupante se sumó la enfermedad de uno de los viajeros y la desesperación de todos, lo que desencadenó en un escenario inesperado. Por un lado, Crawford, Galle y Maurer se embarcaron en busca de ayuda, en un viaje sin certezas, pero con la ilusión de encontrar a alguien que los auxiliara. Tal como cita el medio británico, Maurer escribió una carta final a su esposa. “Falta ver si logro mi objetivo. Si el destino me favorece, tendré el placer de contártelo todo, si no, alguien más, sin duda, te lo contará”, escribió el hombre.

Luego de que los tres se fueron de la isla el 28 de enero de 1923, con el plan de aprovechar que el mar Chukchi estaba congelado y atravesar esa superficie a pie, no se supo más de ellos.

En Wrangel, Ada cuidaba a Knight, el único hombre que había quedado en la isla y que sufría de escorbuto. Paulatinamente, su salud se iba deteriorando, pese a los esfuerzos de la mujer para mantenerlo con vida y al destrato que el hombre le propinaba diariamente. Cuando finalmente Knight falleció el 23 de junio de 1923 por el avance de la enfermedad, Ada se vio en la necesidad de cazar, usar rifles o construir una plataforma para divisar a los osos polares.

En el invierno, la temperatura en la isla de Wrangel llega a los -30°C

Sus días transcurrían con el propósito de mantenerse con vida y con la esperanza de volver a ver a su hijo. En soledad, logró confeccionar un diario en el que anotaba lo que hacía durante el día, lo que también funcionaba como un relato de lo que sucedía en la isla en el caso de no sobrevivir.

En los tres meses siguientes, Ada aprendió a colocar trampas para los animales salvajes, a cazar y pescar para alimentarse, y siguió recogiendo raíces y brotes para subsistir.

También logró construir una especie de bote, con las lonas e implementos que encontraba y que, a su criterio, podían servir para una incipiente embarcación.

Finalmente, el 19 de agosto arribó a la isla el barco Donaldson, a las órdenes de un antiguo colaborador de Stefansson. Los marineros de la tripulación se asombraron con el modo de supervivencia de Ada y reconocieron que, con lo que había inventado en soledad, podría haber sobrevivido un año más en ese entorno.

De regreso a su tierra, Ada fue una de las personalidades más buscadas para entrevistas y reportajes. Sin embargo, más allá de la repercusión momentánea, la mujer solo obtuvo la suma de dinero prometida y alguna ganancia extra por las pieles que había traído de la isla y había vendido.

La isla Wrangel fue el escenario de una de las hazañas más recodadas por el Ártico

Con lo que recaudó, la mujer pudo viajar a Seattle, Estados Unidos, y pagar el tratamiento médico de Bennett, lo que mejoró su calidad de vida, tal como recuerdan desde el museo Anchoragem de Alaska. Allí, formó una nueva familia, se casó y tuvo otro hijo.

Luego de años en aquel destino, Ada reconsideró su deseo de volver al lugar donde nació y finalmente, en el ocaso de su vida, regresó a Alaska. El 29 de mayo de 1983 Ada Blackjack falleció en una institución benéfica de la ciudad de Palmer, puesto que no había logrado una estabilidad económica tras el recordado viaje. Sus restos y los de su hijo descansan en el cementerio de Anchorage, aunque los nombres en sus lápidas no dicen tanto como la hazaña que se renueva por generaciones en el imaginario popular.

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