Germán Pezzella y Marcos Acuña, la opaca realidad de dos campeones del mundo en River y el contraste con Gonzalo Montiel

Entretiempo de River–Instituto. Germán Pezzella no sale a jugar el segundo tiempo. Es reemplazado por Paulo Díaz. Luego, en la conferencia de prensa Marcelo Gallardo dice que lo sacó porque estaba amonestado y podía correr riesgo de expulsión. Por caso, su compañero de zaga Lucas Martínez Quarta también tenía amarilla, pero el que salió fue el bahiense. Al encuentro siguiente ante San Lorenzo, Pezzella es titular nuevamente en una línea de 3 marcadores centrales, pero al otro juego, contra Independiente, cuando el Muñeco decide volver a jugar con cuatro defensores, el campeón del mundo se queda en el banco.

Entretiempo de River-Independiente. Marcos Acuña no sale a jugar el segundo tiempo después de pasarla muy mal en la primera mitad. Los ataques del Rojo fueron por su lado y él quedó expuesto, al no llegar a las coberturas y cerrar tarde, sobre todo en una jugada en la que se le escapó a sus espaldas Lautaro Millán y el conjunto de Avellaneda estuvo cerca de abrir el marcador. Lo reemplaza Milton Casco, que la rompe en el complemento, con asistencia incluida a Facundo Colidio en su segundo gol.

Pezzella y Acuña, que llegaron a River en agosto del año pasado, no están pasando un buen momento. “El fútbol argentino no te regala nada”, había alertado Gallardo, quien también, fiel a su estilo, confirma que un futbolista en su equipo no solo juega por el nombre o la chapa que tenga. Ahora bien, ¿a qué se debe esta opaca realidad de estos dos campeones del mundo?

Hay, evidentemente, una cuestión física que repercute en el rendimiento de los dos jugadores. Tras una dura pretemporada, todavía no pudieron ablandarse para que su juego fluya. Y la otra cuestión, más relevante, son los problemas de lesiones que arrastran, sobre todo Acuña.

El Huevo padeció 15 lesiones en los últimos tres años, diez de ellas musculares. La última fue un importante desgarro en el isquiotibial izquierdo que lo tuvo un mes alejado de las canchas, entre los primeros días de noviembre y el inicio de diciembre. Venía de una tendinitis que lo había dejado afuera de la ida de la semifinal con Atlético Mineiro en pleno calentamiento previo. Y anteriormente sufrió una distensión muscular. En seis meses en River, ya tuvo 3 lesiones.

En el cuerpo técnico de River estaban alertados de esta situación y de lo complicado que podía ser para Acuña jugar muy seguido. Es por eso que Gallardo insistió con traer a Lucas Esquivel, pero Athletico Paranaense cambió las condiciones, en Núñez las aceptaron, pero como luego no les respondieron más los mensajes, el pase está prácticamente caído. El Muñeco necesitaba otro jugador en ese puesto porque Casco, el suplente natural, ya tiene casi 37 años y un largo trajín encima.

Pero Milton igual sigue intacto. Lo demostró el sábado ante Independiente, jugando un gran segundo tiempo, en el que clausuró su lateral y se proyectó con criterio. Incluso, después de hacer una pirueta para lograr que la pelota se mantuviera dentro del campo de juego, tiró un gran centro para ubicar a Colidio en la jugada del segundo gol. Y quizás esa actuación lo lleve a ser titular ante Godoy Cruz este miércoles a las 22:15 en Mendoza.

Por su parte, Pezzella tuvo menos lesiones que Acuña en su carrera, aunque desde su llegada a River también padeció una larga lesión que lo alejó más de un mes de las canchas. Coincidió también con la de Acuña ya que el marcador central estuvo parado desde el 1 de noviembre al 6 de diciembre de 2024. Había tenido una sobrecarga y luego la lesión se agravó transformándose en un desgarro. Ahora, su salida no se debió a una dolencia sino a su bajo rendimiento.

La situación de Pezzella y Acuña contrasta con la de otro campeón del mundo que llegó recientemente. Se trata de Gonzalo Montiel, quien viene de buenas actuaciones. De hecho, el sábado fue clave con su desborde y el centro a Colidio para romper el trámite, y que River iniciara el camino de la victoria sobre el Rojo.

Es cierto que Pezzella (34) y Acuña (33) no habían tenido un mal arranque cuando arribaron a River, demostrando su jerarquía. Sin embargo, después de seis meses, la conclusión es que para superar esta opaca realidad tendrán que mejorar para sostener sus credenciales.