Central Córdoba de Santiago del Estero y Deportivo Riestra le hicieron buena publicidad a la idea de Gerard Piqué, que parece no tener cabida, de que los partidos terminados 0-0 no repartan puntos. “¿Qué es lo más atractivo de un partido? Los goles”, dijo el defensor campeón del mundo en Sudáfrica 2010. Y este encuentro le dio la razón: no sólo que el Ferroviario y el Malevo empataron sin goles, sino que a duras penas patearon al arco y aburrieron al (poco) público presente en el Madre de Ciudades.
En un Torneo Apertura con excesivos 30 equipos, muchos de ellos sin nivel de Primera División, con un calendario apretado que obliga a jugar partidos todos los días y hasta cualquier hora de la noche y en muchos casos con estadios semi vacíos, el Central Córdoba-Riestra de este viernes fue la pintura perfecta de la decadencia en la que hace años está inmerso el fútbol argentino.
El formato del torneo tampoco ayuda. Más de la mitad de los equipos (8 de 15 en cada grupo) clasifican a los octavos de final y Central Córdoba y Riestra, con un colchón de puntos antes de llegar a este encuentro -13 y 10 respectivamente-, firmaron un apagado empate de esos que abundan en la mal llamada “liga de los campeones del mundo.
Pudo ganarlo la visita con un gol anulado por un supuesto empujón de Jonathan Herrera contra Jonathan Galván que ni el propio Galván reclamó. También el local tuvo alguna que otra ocasión. Pero finalmente todo terminó en cero.
