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Sorpresivo ganador de las elecciones en Groenlandia en momentos en que Trump busca controlar la isla


NUUK, Groenlandia.- El Partido Demokraatit, de tendencia conservadora, obtuvo la mayoría de los votos en las elecciones parlamentarias de Groenlandia, un resultado sorpresivo ya que el territorio acudió a las urnas bajo la sombra del objetivo declarado del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de tomar el control de la isla de una forma u otra.

Tanto Demokraatit ―los Demócratas― como la segunda formación más votada, Naleraq ―”Punto de Orientación”, una formación populista―, están a favor de la independencia de Dinamarca pero difieren en el ritmo del cambio.

Demokraatit logró casi el 30% de los votos, frente al 9% que había obtenido en las elecciones de hace cuatro años, informó la Corporación de Radiodifusión de Groenlandia, KNR TV. Naleraq quedó en segundo lugar con casi el 25% de los votos. En las elecciones de 2021, recibió poco menos del 12%, apuntó la KNR TV.

El presidente de Demokraatit, Jens-Frederik Nielsen (izquierda), celebra durante la fiesta electoral de Demokraatit en el café Killut en Nuuk, en la madrugada del miércoles 12 de marzo de 2025.Mads Claus Rasmussen – Ritzau Scanpix Foto

El sorpresivo triunfo de Demokraatit sobre los partidos que han gobernado Groenlandia durante años refleja que, más allá de las cuestiones políticas y económicas, muchos ciudadanos están preocupados por temas sociales como la atención médica, la educación, el patrimonio cultural y otras políticas públicas.

“Creo que este es un resultado histórico en la historia política de Groenlandia”, afirmó Jens-Frederik Nielsen, líder de Demokraatit.

A sus 33 años, Nielsen parecía sorprendido por el avance de su partido. Imágenes de la noche electoral lo mostraban con una gran sonrisa y aplaudiendo durante la celebración. Según informó la Corporación Danesa de Radiodifusión (DR), el dirigente aseguró que su formación buscará acercarse a todas las demás fuerzas políticas para negociar el futuro rumbo de Groenlandia.

“No esperábamos que las elecciones tuvieran este resultado”, declaró a KNR TV. “Estamos muy contentos”. Además, subrayó la importancia de la unidad en la isla “en un momento de gran interés desde el exterior”, según reportó KNR TV.

La ruptura con Dinamarca no estaba en la boleta, pero estaba en la mente de todos. La isla, que cuenta con 56.000 habitantes, está un camino hacia la independencia desde al menos 2009, y los 31 legisladores electos darán forma a su futuro mientras debaten si ha llegado el momento de declarar la independencia.

Cuatro de los cinco principales partidos buscan la independencia, pero discrepan sobre cuándo y cómo.

Esta vista aérea muestra icebergs flotando en aguas iluminadas por el sol, con edificios al fondo, cerca de Nuuk, Groenlandia, el 11 de marzo de 2025, día de las elecciones legislativas en el territorio autónomo danés.ODD ANDERSEN – AFP

Naleraq es el más agresivo hacia la independencia, y durante la campaña electoral ha sido la menos crítica con las intenciones de Trump, mientras que Demokraatit favorece un ritmo de cambio más moderado, ya que considera que aún hay que dar muchos pasos antes de poner en marcha el proceso de autodeterminación.

No queremos ser estadounidenses. No, no queremos ser daneses. Queremos ser groenlandeses. Y queremos nuestra propia independencia en el futuro. Y queremos construir nuestro propio país por nosotros mismos, no con su esperanza”, afirmó Nielsen en declaraciones a Sky News.

El Estatuto de Autonomía de Groenlandia, aprobado en un referéndum en 2009, contempla el derecho a la autodeterminación. Si una mayoría del Parlamento groenlandés votara a favor de activar el proceso de independencia, primero habría que llegar a un acuerdo con Copenhague sobre cómo llevar a cabo la separación; después, los groenlandeses tendrían que aprobarlo en un referéndum, y, finalmente, sería necesaria la aprobación en el Parlamento danés.

“Qué enfoque hacia la independencia prevalecerá dependerá en última instancia de si Demokraatit decide formar un gobierno de coalición, y si es así, con qué partido”, apuntó Dwayne Menezes, director general de la Iniciativa de Investigación y Política Polar.

En un comunicado el miércoles, la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, calificó las elecciones como “un día alegre y una celebración de la democracia”. Además, felicitó a Demokraatit por su triunfo y señaló que el gobierno danés aguardará los resultados de las negociaciones para la formación de una coalición.

El primer ministro, Mute Bourup Egede, convocó elecciones anticipadas en febrero argumentando que Groenlandia debía estar unida en un “momento delicado” sin precedentes en su historia.

“Nuestro país se encuentra en el ojo del huracán”, insistió Egede en la víspera del voto. “El mundo exterior nos observa de cerca y hemos visto recientemente hasta qué punto intentan influenciar”, agregó.

Sin embargo, los resultados sorprendieron al panorama político, alterando el dominio de los partidos tradicionales. Egede agradeció la participación ciudadana en una publicación de Facebook y aseguró que los partidos estaban listos para iniciar negociaciones para formar gobierno. Su partido, el izquierdista Inuit Ataqatigiit (Inuit Unidos), sufrió una fuerte caída en el apoyo popular, obteniendo solo el 21% de los votos, frente al 36% que logró en las elecciones anteriores, según KNR TV.

Se esperaba que Inuit Ataqatigiit ganara, seguido por el socialdemócrata Siumut, las dos formaciones que han liderado la política groenlandesa en los últimos años. Sin embargo, Siumut quedó relegado al cuarto lugar con solo el 14% de los votos, reflejando el cambio en las preferencias del electorado.

El ministro de Defensa de Dinamarca, Troels Lund Poulsen, felicitó a Demokraatit y advirtió que el futuro gobierno de Groenlandia probablemente enfrentará “una enorme presión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump”, según DR. Además, recordó que Groenlandia sigue formando parte del Reino de Dinamarca y que su futuro dependerá de la voluntad de su pueblo y su gobierno.

Históricamente, el Ártico fue una región de cooperación internacional tras la Guerra Fría, pero el cambio climático, la búsqueda de recursos y las crecientes tensiones geopolíticas, especialmente tras la invasión rusa de Ucrania, han reavivado la competencia en la zona. En este contexto, Groenlandia se ha convertido en un territorio clave en la lucha por el poder global, con múltiples naciones tratando de influir en su futuro.

El presidente Trump ha dejado clara su intención de controlar Groenlandia. Durante una sesión conjunta del Congreso la semana pasada, afirmó que Estados Unidos lograría este objetivo “de una forma u otra”, reavivando el debate sobre la importancia estratégica de la isla, una región autónoma de Dinamarca, que alberga ricos depósitos de minerales de tierras raras, fundamentales para la producción de tecnología y energías renovables.

A esto se suma que el deshielo acelerado por el cambio climático está transformando el Ártico, abriendo nuevas rutas comerciales y aumentando la competencia por sus recursos. Potencias como Rusia y China han intensificado su interés en la región, lo que podría redefinir el equilibrio geopolítico mundial. Según Dwayne Menezes, director de la Iniciativa de Investigación y Política Polar (PRPI), el siglo XXI será “el Siglo Ártico”, con Groenlandia cobrando cada vez más relevancia debido a su posición estratégica entre América del Norte, Europa y Asia.

Además de sus recursos naturales, Groenlandia tiene una importancia militar crucial. Desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha mantenido bases en la isla para garantizar su seguridad y la de sus aliados. La Base Espacial Pituffik, antes conocida como Base Aérea Thule, desempeña un papel clave en la defensa contra misiles y la vigilancia espacial para Washington y la OTAN. Groenlandia también resguarda parte de la brecha GIUK (Groenlandia, Islandia y Reino Unido), una zona donde la OTAN monitorea los movimientos navales rusos en el Atlántico Norte, reforzando aún más su valor estratégico.

La base espacial Pituffik de Groenlandia, antes llamada base aérea Thule, es propiedad de Estados UnidosAgencia AFP

Agencias AP, Reuters y El País

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