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Anti-élite, individualista y volátil: el electorado inesperado que podría definir el próximo gobierno de Chile


SANTIAGO, Chile.- El 14 de diciembre, Jeannette Jara y José Antonio Kast volverán a enfrentarse en un balotaje condicionado por un giro mayor en las urnas. Más de 4,5 millones de nuevos electores ingresaron al sistema bajo voto obligatorio y alteraron el mapa político, desafiando a las encuestas y empujando al oficialismo a un escenario particularmente adverso.

Ese cambio empezó a aparecer en los sondeos. Esta semana, un estudio de Panel Ciudadano de la Universidad del Desarrollo mostró una ventaja amplia para José Antonio Kast en el balotaje: alcanzaría el 61% frente al 39% de Jeannette Jara. El resultado parece confirmar que esta nueva masa de votantes ya está incidiendo en las preferencias.

Ese electorado emergente se consolidó en un escenario de desgaste político tras dos procesos constitucionales sin éxito y una demanda urgente por seguridad. A diferencia de 2021, cuando la definición enfrentó a Gabriel Boric con José Antonio Kast, irrumpió ahora una masa de votantes nuevos —un 19,71%— que encontró en Franco Parisi un canal para expresar distancia y malestar con la política tradicional.

Nuevos electores ingresaron al sistema bajo voto obligatorio, modificando el mapa político chilenoGUILLERMO SALGADO – AFP

La transformación de la composición social modificó el arranque de la campaña. “Entre la segunda vuelta presidencial de 2021 y la primera vuelta de este año, Chile sumó a más de 4,5 millones de nuevos electores gracias al voto obligatorio: son más hombres que mujeres, jóvenes y de estratos sociales medios, medios-bajo y bajos”, expuso a LA NACION Rodrigo Meléndez, subdirector ejecutivo del Instituto Res Publica.

La primera vuelta entregó además un perfil social más definido de este electorado. La mayoría de los nuevos votantes tiene entre 18 y 40 años, pertenece a estratos medios-bajos y bajos y reside fuera de la Región Metropolitana. Los analistas coinciden en que se trata de un segmento con baja participación histórica, trayectorias laborales intermitentes y una relación distante con el sistema político. Esa combinación reconfiguró el mapa electoral y elevó el peso de las regiones.

“El votante de Parisi, en cambio, abarca mayoritariamente a personas desencantadas con la política. Algunos de ellos son nuevos votantes, pero también hay quienes ya han votado por él con anterioridad”, agregó Meléndez.

“Al analizar los resultados de la presidencial y contrastarlo con las parlamentarias, podemos ver que el votante de Parisi en el norte del país proviene, principalmente, de quienes votan por la izquierda, mientras que en el centro y sur lo hacen por la derecha. Si bien Parisi se presenta de ‘centro’, la conformación de su electorado se acerca más al de un candidato ‘atrapatodo, sin posicionamiento político claro”, planteó el experto.

Ese escenario, obligó a una reacción inmediata de los comandos de Jara y Kast, y trasladó la discusión hacia seguridad, inflación, empleo e inmigración, en un contexto marcado por la búsqueda de soluciones concretas antes que por alineamientos ideológicos.

Franco Parisi, cuyo votante volátil y anti-elite se transformó en el botín clave de la campañaJAVIER TORRES – AFP

“El votante de Parisi es mayormente un ciudadano anti-élite, altamente individualista, de región, perteneciente a la clase media emergente y reactivo en sus demandas… Aunque no es un votante fiel a los partidos, se sentirá atraído por aquel candidato que represente sus causas de manera práctica y alejada de las doctrinas ideológicas”, señaló Hernán Campos, académico de la Escuela de Ciencia Política UDP, en conversación con este medio.

Desde otra perspectiva, Meléndez detectó un patrón reciente. “Lo que caracteriza a este votante obligado es que no sabe bien lo que quiere en términos políticos, ya que no suele interesarse en las discusiones públicas”, complementó.

“Así, parece presentar una natural reacción a rechazar lo que se le presenta cuando se ve obligado a votar: rechazó dos propuestas constitucionales y rechazó, también, al gobierno en las elecciones locales del año pasado otorgando un muy buen resultado a la oposición”, resumió.

Ricardo González, director del Laboratorio de Encuestas y Análisis Social de la Universidad Adolfo Ibáñez, señaló que este segmento comparte rasgos sociales y emocionales definidos.

“El ‘nuevo electorado’ que emerge bajo voto obligatorio no es un bloque homogéneo, pero sí comparte algunos rasgos generales: proviene sobre todo de sectores medios-bajos y bajos, muestra bajo interés político, alta desconfianza institucional y una identificación ideológica débil o nula”, afirmó. Según él, “son personas históricamente alejadas del sistema político y con altos niveles de desaprobación hacia los gobiernos, se relaciona con la política desde la distancia y decide más tarde que el electorado tradicional”.

Ese diagnóstico no es compartido por todos los especialistas. “No es necesariamente un nuevo electorado. Es el mismo de siempre, sólo que los elementos más volátiles definen las elecciones. Cerca del 50% del padrón vota por opciones en función de una ideología o programa. Esos son votantes fijos de cada candidato. La otra mitad restante son votantes desafectos y desinteresados”, sostuvo Mario Herrera, analista político de la Universidad de Talca.

“Ellos tienden a votar más por ofertas de corto plazo y por una expectativa en el corto plazo que por cuestiones ideológicas. Ese es precisamente el perfil del votante de Parisi… Son personas capaces de moverse sin problemas por todo el espectro ideológico, que no tienen una identidad política específica y que han padecido la crisis de expectativas del modelo chileno”, agregó.

Herrera apuntó a la clave del proceso: “El votante que define la elección sigue siendo altamente desafecto y sigue teniendo las mismas prioridades, pero es mucho más volátil que antes al tener propuestas y estilos distintos entre los candidatos”.

Las prioridades dominantes se mantuvieron constantes en la primera vuelta: seguridad personal, inflación, empleo e inmigración.

Debates sobre seguridad, inflación y migración dominaron el inicio del balotajeEsteban Felix – AP

“Podemos identificar que existen ciertos temas que han marcado la pauta electoral en Chile de forma transversal, incluso en el nuevo votante, tales como el orden y seguridad pública, combate al narcotráfico, inmigración ilegal, crecimiento económico y mercado laboral, todos ellos encarnadas de mejor manera por la oposición que por el oficialismo”, dijo Meléndez.

“Sus motivaciones están fuertemente ancladas en la experiencia cotidiana: seguridad, estancamiento económico y presión migratoria”, añadió González.

Al mismo tiempo, un nuevo flanco se abrió en la campaña del candidato republicano. Kast decidió no participar en el debate organizado por La Radio, Mega y Diario Financiero, previsto para este domingo, lo que desató cuestionamientos públicos desde el oficialismo. Jara lo acusó de falta de coraje y sostuvo que, si está tan seguro de sus ideas, “debería ser capaz de defenderlas públicamente” y responder propuestas que —según ella— siguen sin transparentarse. La crítica se apoyó en su desempeño en los debates de 2021, cuando Kast quedó en desventaja frente a Boric.

Los especialistas coinciden en que ese segmento será determinante en el desenlace electoral. “El nuevo electorado será crucial a la hora de definir el ganador de la segunda vuelta, pues representa cerca del 45% del padrón electoral”, añadió Meléndez. “No es que José Antonio Kast corra con ventaja al ser opositor o de derechas, sino que es Jeannette Jara la desaventajada al ser la candidata del gobierno”.

Con tres semanas por delante, el resultado dependerá del comportamiento de ese electorado en las urnas.


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