A 50 años del triangular más atípico de la historia, donde el que fue subcampeón festejó más que los dos campeones, con Kempes como figura

Ahora que está de moda discutir los calendarios y el formato de los torneos, o por la secuencia de partidos y de instancias finales, justo ahora, un histórico triangular en el que el subcampeón dejó atrás a los dos campeones del año está cumpliendo cincuenta años. Sí, a finales de diciembre de 1974, cuando gobernaba el peronismo sin Perón, cuando el Flaco César Luis Menotti daba sus primeros pasos como técnico de la Selección, Rosario Central, subcampeón de los dos torneos, se quedaba con la última sonrisa del año.

La competencia de 2025 no será igual a la de 2024. Pero no es una novedad en la forma de administración de la Asociación del Fútbol Argentino. Tampoco fue igual 2015 a 2014, 1985 a 1984 y 1975 a 1974. Y esta nota se detiene en ese año particular, hace ya cinco décadas, cuando los formatos y las reglamentaciones fueron diferentes de un año a otro.

Los primeros años, la Copa Libertadores solo la jugaban los campeones de cada país. Después fueron dos representantes, pero no siempre el lugar estaba reservado para los ganadores de cada torneo. O para el campeón y el subcampeón. Todo cambia siempre de un año para otro. En 1973, por ejemplo, el Metropolitano fue un torneo largo, de todos contra todos, que ganó un brillante Huracán. El Nacional, en tanto, se jugó en dos zonas de quince equipos cada una y el título se resolvió en un cuadrangular final, que se lo adjudicó Rosario Central. El Globo y el Canalla jugaron la Libertadores de 1974.

Con la disputa del Mundial de Alemania a mitad de año, los dirigentes de aquella época decidieron jugar el Metropolitano en tiempo récord, de febrero a julio. Para ello, dividieron a los equipos en dos zonas de nueve equipos, en partidos de ida y vuelta y con los clásicos (y no tanto) como interzonales. Luego, los dos primeros de cada grupo disputaron el cuadrangular final por el título, que ganó Newell’s por sobre Central, Boca y Huracán.

Después del Mundial empezó el Torneo Nacional, con 36 equipos divididos en cuatro zonas de nueve cada uno. Los dos primeros se clasificaron para la ronda final, ocho equipos, todos contra todos a 7 fechas. La jornada decisiva se disputó el 22 de diciembre con tres equipos con chances de festejar: San Lorenzo, Vélez y Central El equipo que dirigía entonces Osvaldo Zubeldía era líder con 9 puntos y se enfrentó en la última fecha a Ferro en Liniers, mientras que en la cancha de Boca jugaron Vélez y Central (ambos con 8).

Fue una definición para el infarto, inolvidable, con la expectativa de un posible triple empate en el primer puesto que obligaría, en ese caso, a un desempate. Resultados cambiantes e hinchas festejando por anticipado. En la Bombonera, a los 10 minutos, Vélez ganaba 1-0 con gol de Miguel Angel Benito y alcanzaba a San Lorenzo; a los 38 minutos, en Liniers, Ferro se ponía 1-0 con gol de Héctor Arregui y en ese momento el Fortín era campeón, pero dos minutos después igualó Ramón Bóveda para Central. Finalmente, San Lorenzo, que perdía 1-0, ganó 3-2 y festejó. Central también caía 1-0 y 2-1, venció 3-2 y fue subcampeón. Pero faltaba más.

La reglamentación de aquel año establecía que los dos primeros del Metropolitano y del Nacional tendrían que jugar un cuadrangular para determinar los dos clubes que representarían a Argentina en la edición 1975 de la Copa Libertadores de América. Rosario Central fue subcampeón en ambas competencias y el cuadrangular se redujo a un triangular entre Newell’s, campeón del Metro, San Lorenzo, del Nacional y Central.

El 26 de diciembre, mientras en Inglaterra se disputaban once partidos de la Liga que ganaría el Derby Country, en Argentina comenzó un triangular histórico. En cancha de Racing, Central derrotó 1-0 al Ciclón con un gol Hugo Zavagno a los 31 minutos del segundo tiempo. Dos días después, en la cancha de Central, la suerte del campeón estaba echada. Newell’s, con dos goles de Mario Zanabria, uno de penal, venció a los de Boedo y se aseguró la clasificación a la Copa.

El plato fuerte para el fútbol rosarino fue el clásico disputado el 30 de diciembre en la cancha de Central (se decidió por sorteo). Una cancha colmada, un marco espectacular, una noche de verano inolvidable. Con goles de Mario Alberto Kempes (cerró su primer año en Central con 33 goles en 43 partidos) y Cecilio Raúl Cabral, Central ganó 2-0 y se adjudicó el triangular. Esa noche, Aldo Pedro Poy, ídolo Canalla, se lesionó en la rodilla izquierda, salió en el segundo tiempo y ya no volvió a vestir la casaca auriazul.

Así, un día antes de fin de año, se cerró la actividad futbolística de 1974. Como los viejos Nacionales se jugaron en el segundo semestre entre 1967 y 1981, hubo temporadas en las que las definiciones, y celebraciones, se hicieron en enero. Más allá de la desprolijidad de los calendarios y las competencias actuales, desde hace un buen tiempo, por una postura ganada de Agremiados, los futbolistas empiezan las vacaciones antes del 24 de diciembre. Y no tienen que andar jugando entre fiestas.