Muchos lo recordarán por su actuación en el seleccionado argentino. Otros por su épica victoria frente al dominicano Frency Fortunato tras haber visitado la lona cuatro veces en marzo de 2021 en el Microestadio de Lanús. Algunos, por su carisma y sus pintorescas caminatas rumbo a los cuadriláteros. Aunque sería bueno no olvidar el compromiso con el que durante 20 años afrontó el oficio de boxeador y cómo utilizó este deporte como herramienta para proyectos sociales con los que seguirá vinculado. Porque el sábado se cerró un capítulo en la vida de Alberto Ezequiel Melián, pero su relación con la disciplina a la que abrazó a los 15 años no terminará.
“Quiero retirarme bien, sano. Quiero retirarme del boxeo y no que el boxeo me retire a mí. Estoy agradecido porque, gane o pierda, la gente me quiere, me manda 250.000 mensajes. Y tengo una familia que me acompañó desde el primer día hasta el último”, valoró Melián el sábado, tras ser derrotado por puntos por el trelewense Maximiliano Robledo en el estadio de la Federación Argentina de Box, que estuvo abarrotado.
“Gracias al boxeo argentino por haberme retirado como a un ídolo. Soñé este momento muchas veces, quizás más todavía que poder obtener cualquier logro”, escribió unas horas después en su cuenta de Instagram.
El estadio de la FAB fue un escenario ideal para cerrar este ciclo, puesto que allí había hecho Melián su primera pelea como aficionado y también su primer combate rentado, en el que venció al exretador mundialista Ricardo Santillán el 16 de diciembre de 2017.
Aunque también podría haber sido en el Microestadio de Argentinos Juniors, el club al que representó y del cual es hincha fanático. O, por qué no, en el Luna Park, donde recogió sonoras ovaciones las dos veces en que allí se presentó: superó al colombiano Johan Segura y al tucumano Diego Ruiz en 2023.
Si bien estuvo lejos de los éxitos que alcanzaron compatriotas contemporáneos como Lucas Matthysse, Jesús Cuellar, Brian Castaño o Fernando Martínez, el Impacto convocó a multitudes en cada una de sus presentaciones profesionales en el país y se erigió como una atractiva figura en el deporte al que se vinculó por y a pesar de su padre, Jorge Alberto Melián, quien en la década de 1990 fue campeón argentino y sudamericano de la división superligero, y enfrentó al legendario Julio César Chávez.
“Mi papá nunca quiso que yo fuera boxeador y entonces siempre me limitaba. Él quería que siguiera otra cosa. Como yo jugaba al fútbol, él quería eso. No quería (que boxeara) por el sacrificio, no me veía preparado. Mi viejo lo sufrió mucho”, contó en 2019 el peleador nacido en Villa Dolores, Córdoba, el 2 de enero de 1990, pero radicado en La Paternal desde los ocho años.
A unas cuadras de su casa, en la escuela de boxeo El Semillero Del Mundo, debajo de la tribuna Boyacá del estadio Diego Armando Maradona, desarrolló parte de su formación como púgil.
Como aficionado, el carismático Melián fue campeón nacional cuatro veces, integró el seleccionado argentino durante una década, obtuvo la medalla de plata en los Juegos Odesur Medellín 2010, representó a la franquicia Los Cóndores y se midió con peleadores que luego serían campeones mundiales como profesionales, como el mexicano Oscar Valdez, el cubano Robeisy Ramírez y los estadounidenses Shakur Stevenson y Stephen Fulton. Al hoy monarca pluma del Consejo Mundial de Boxeo lo venció en noviembre de 2013 en Miami, en un pleito correspondiente a la World Series of Boxing de la AIBA.

Los mayores hitos en su campaña amateur fueron las intervenciones en dos Juegos Olímpicos: en Londres 2012 cayó en la primera ronda de la categoría hasta 56 kilos ante el ruso Sergey Vodopiyanov y en Río de Janeiro 2016 llegó hasta los cuartos de final y fue vencido por el uzbeko Murodjon Akhmadaliev, quien como profesional fue campeón supergallo de la Federación Internacional de Boxeo y la Asociación Mundial de Boxeo.
Eso lo colocó en el selecto grupo de 11 púgiles argentinos que compitieron en dos citas olímpicas, junto a Arturo Rodríguez Jurado, Juan José Trillo, Carmelo Robledo, Eladio Herrera, Abel Laudonio, Rafael Gargiulo, Omar Narváez, Yamil Peralta, Mirco Cuello y Brian Arregui.
En el terreno profesional, la carrera del cordobés fue relativamente breve (se extendió poco más de siete años) y abarcó 16 presentaciones (12 victorias, 3 derrotas y 1 empate), de las cuales cinco fueron en Estados Unidos.
En diciembre de 2018 firmó un contrato promocional con Golden Boy Promotions, la empresa del excampeón mundial Óscar de la Hoya, que contemplaba la realización de 14 combates en tres años, aunque solo completó un tercio de ese acuerdo. En ese tiempo llegó a ocupar el quinto puesto en el ranking supergallo de la AMB.

Además de conseguir varios títulos regionales de la AMB, la FIB y la Organización Mundial de Boxeo, Melián logró el cetro argentino supergallo: en su segundo combate rentado, el 17 de marzo de 2018, noqueó en el octavo asalto al experimentado Julián Aristule en el Club Social y Deportivo Comercio de Villa Dolores. En ese mismo inmueble, 27 años antes, su padre había obtenido la corona nacional de los superligeros al derrotar por puntos a Hugo Ariel Pajarito Hernández.
Más allá de sus cualidades deportivas, el Impacto también llamó la atención en el universo del pugilismo rentado por sus diferencias con promotores que, según él, retacearon sus posibilidades y lo empujaron a un retiro prematuro.
“Estoy cansado de los manejos oscuros, de las trabas que existen para los que defienden sus intereses. En los últimos años me tocó estar planchado por tratar de hacerme respetar. Sin todas esas cositas externas a mis ganas, nunca hubiese pensado en dejar a los 35 años”, contó hace dos semanas en una entrevista publicada en La Nación.
“Sería bueno que los boxeadores argentinos tengan un poco más de huevos y se hagan respetar. Nos falta solidaridad entre colegas. De la única manera que esto puede cambiar es trabajando unidos”, añadió.

Además de pujar por una mejora en las condiciones de los profesionales, Melián también utilizó y utiliza el deporte como herramienta de transformación entre quienes recién se acercan al boxeo o están dando sus primeros pasos: da clases en al Barrio 20 de Villa Lugano; es fundador y miembro de la Asociación Boxeo Semillero Argentino, una entidad dedicada desde 2023 a la promoción de la disciplina en distintos barrios de la Ciudad de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires; y organiza y participa en eventos en prisiones: en diciembre estuvo en el Pabellón 7 de la Unidad Penitenciaria 32 de Florencio Varela.
El pasado sábado, en el estadio de la FAB, el peleador de La Paternal recorrió el trayecto que lo conducía al ring con un atuendo que emulaba al de los gladiadores romanos y con una cadena que sujetaba sus brazos y que se quitó antes de trepar al encordado.
“Uno puede empezar con cadenas y se las puede sacar, puede dar una pelea y después salir a la calle y aprender”, explicó tras la pelea con Robledo.
Y añadió: “Trato de llegar a todos lados con el boxeo, que fue lo que me sacó de lugares difíciles y me metió en un gimnasio, con una familia. Eso es lo que trato de mostrarles a los chicos, a los jóvenes, a los pibes de los barrios y de los penales: que el boxeo es lo mejor que hay en la vida”.