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Arranca el torneo argentino de la Plata Dulce: cómo hicieron River y Boca para gastar casi 50 millones de dólares en el mercado de pases

El fútbol y su moneda común, el dólar, tienen su propia historia en la Argentina. La convertibilidad que se agotó con los primeros latidos del nuevo milenio abrió una brecha cambiaria que les marcó la cancha a los clubes argentinos que cambiaron su modelo de negocios: ya no era cuestión de importar figuras, sino de exportar los talentos incipientes.

El fútbol argentino comenzó a jugar su propio partido para tener, disponer y cambiar al mejor precio, los dólares que comenzaron a ingresar de a decenas de miles por esas ventas o premios de Conmebol, FIFA y algunos acuerdos publicitarios.

Corralito, bancarización, contratos en pesos, dólar oficial, negro, blue, MEP, Impuesto País, cripto-transferencias y hasta el pedido de un tipo de cambio propio para el fútbol: malabares de los últimos 25 años en los que el dólar pasó de valer un peso a 1067,50, según la cotización del banco Nación al cierre de este artículo.

Los refuerzos de River en el Monumental.

Todo vuelve y las «importaciones» en el fútbol local, también. Este mercado de pases River y Boca desembolsaron en conjunto casi 46 millones de dólares para el armado de sus planteles de cara a 2025. Los dos clubes lideran una tendencia que se replica en una escala menor en otras instituciones y nutren de jugadores mundialistas, o con transfer internacional, al vilipendiado torneo de 30 equipos que tiene confirmados a cuatro campeones de Qatar 2022.

Hay varios factores que explican ese fenómeno. Algunos son tangibles y otros no tanto. El que los ordena es el economista Santiago Bulat. “Que el dólar oficial este más cerca del contado con liquidación hace que sea más barato comprar que antes. Además, este es un dólar históricamente barato”, resume el economista, que además es hincha de River, el club que más le saca el jugo al escenario.

El verdadero efecto Milei en el fútbol argentino no son las fallidas Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) que el Presidente intentó imponer por decreto, sino la brecha de apenas $173.50 entre el cambio oficial y el ilegal, o de $106,40 en la comparación con el “dólar Bolsa” en el mismo cierre de operaciones consultado. Un año atrás, en el mercado de pases de verano de 2024, esa diferencia era de más del doble.

Boca ya puso primera en la Copa Argentina. (Sebastián Granata)Boca ya puso primera en la Copa Argentina. (Sebastián Granata)

La brecha actual se explica por aspectos cuasi tangibles: la eliminación del impuesto PAIS, junto al hecho que ya no se emitan pesos y que el 20 por ciento de las exportaciones se liquidan en el mercado de contado con liquidación. “O sea, venden dólares financieros y eso hace que baje el precio”, resume Bulat.

El escenario que alienta a Boca a soñar con Leandro Paredes, mientras el director técnico Fernando Gago puede contar con Alan Velasco, Rodrigo Battaglia, Ayrton Costa y el inusual arribo de Ander Herrera desde Athletic de Bilbao, es el mismo que empuja a los importadores a hacer negocios.

¿Cuál es el riesgo del fútbol dulce? Si el fenómeno que permite los fichajes se corta, los contratos quedan. Aunque existen rulos para sostener acuerdos en dólares pagados en pesos, si la diferencia de cambio se dispara, algunos balances pueden ser un dolor de cabeza para la Tesorería. La devaluación es el principal riesgo.

Matías Zaracho volvió a Racing. (Guillermo Rodríguez Adami)Matías Zaracho volvió a Racing. (Guillermo Rodríguez Adami)

“El mercado no espera una devaluación en 2025, así que supongo que se podría sostener”, atina Bulat. Esa entidad -el mercado- que parece tener vida propia y estimaciones que hacen subir y bajar el dólar, es también la que animó a River a sumar como refuerzos a jugadores de gran nivel e incluso más campeones del Mundo para el equipo de Marcelo Gallardo.

Enzo Pérez, Lucas Martínez Quarta, Giuliano Galoppo, Matías Rojas, el chileno Gonzalo Tapia y el retorno de Gonzalo Montiel son posibles gracias a un “dólar barato”, de poca diferencia entre la cotización oficial y tradicional y sus variantes de distinta índole, incluso la que vocean los arbolitos en la city porteña.

Inesperadamente, el fútbol argentino capta futbolistas de otras latitudes. Hasta Andries Noppert, el arquero de Países Bajos, reconoció la posibilidad de recalar en San Lorenzo -donde el vasco Iker Muniain va por su segunda temporada- y dejar atrás su magro presente en el Heerenveen.

Racing también aprovechó el envión: repatrió a Matías Zaracho luego de comprarle a Atlético Mineiro el 50 por ciento del pase en dos millones de dólares -ya tenía la otra mitad- y le pagó a Banfield 1,2 millones en la misma moneda por la mitad del pase de Ignacio Rodríguez y un porcentaje menor de la ficha de Adrián Balboa a Unión, por 800 mil.

Iker Muniain, líder de San Lorenzo. Iker Muniain, líder de San Lorenzo.

El flujo de transferencias de elite que supo tener Brasil, parece comenzar a replicarse en el mercado argentino. No son (solo) las SAD brasileñas las que pudieron repatriar jugadores de las grandes ligas de Europa o la dadivosa MLS: la apreciación del Real lo hizo posible, del mismo modo que ahora la desaparición de la brecha cambiaria que valoriza el peso lo permite en la Argentina.

El fútbol dulce es una tentación que puede mezclar pasivos en dólares y activos en pesos. Si la devaluación que “el mercado” no prevé para 2025 se diera, los precios de las entradas y los ingresos publicitarios o por derechos audiovisuales, todos en pesos, subirían muy por debajo del incremento del dólar. En términos económicos, los clubes se descalzarían. En términos prácticos, si eso sucede, quedarían a pata…

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