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Brian Impellizzeri, de un cumpleaños a la medalla dorada en París 2024: “Me cambió la vida como persona y como deportista”

Brian Impellizzeri fue uno de los dos deportistas que subió la bandera celeste y blanca a lo más alto de un podio en los Juegos Paralímpicos de París 2024, al consagrarse campeón en la prueba de salto en largo de la categoría T37, en la que compiten atletas con limitación en la coordinación y el movimiento en un lado del cuerpo. Su medalla dorada fue histórica -sumada a la que consiguió Iñaki Basiloff en natación, cortó una sequía de 28 años sin dos oros argentinos en una misma edición de los Juegos- y potencia aún más su valor si se recuerda que hace dos ciclos paralímpicos, él ni siquiera conocía su deporte.

Es que al santafesino, de 26 años, necesitó apenas unos siete años y medio para pasar del anonimato a ser una potencia del paratletismo. A principios de 2017 pegaba sus primeros saltos, después de que el destino lo cruzara con Martín Arroyo, su actual entrenador, en una fiesta de cumpleaños. Y hoy está despidiendo esta temporada como el vigente campeón paralímpico y mundial y celebrando el logro de haber cumplido un sueño en la capital francesa.

«Sabemos que en comparación con otros deportistas, mi trayectoria es muy corta. Y si hacemos un balance de los últimos siete años, para lo que nosotros pensábamos y para lo que creíamos que podíamos aspirar, fue todo muy rápido. Ni hablar del desarrollo que tuvimos entre 2022 y 2024. Estamos muy contentos con todo lo que logramos», reflexionó en charla con Clarín.

Y no tardó mucho en encontrar la explicación de esa evolución acelerada.

«Ese crecimiento habla del muy buen trabajo que hace mi entrenador conmigo y de todo el equipo que tenemos. Trabajamos con un nutricionista, con los dos mejores kinesiólogos que hay -Romina González, que forma parte del staff del Comité Olímpico Argentino, y Pablo Risso, de Newell’s-, y un preparador físico biomecánico. Tenemos un gran grupo detrás, que hace lo mejor para que yo esté en óptimas condiciones. Eso fue lo que hizo que mi carrera sea tan acelerada», contó.

«También habla de la constancia y disciplina que tengo como deportista y que son necesarias poder soportar todo el trabajo de esta carrera. No es simplemente ir a entrenar. Siempre decimos que con los sacrificios y todas las cosas que tenés que dejar de lado, es un trabajo 24/7. No son solo las dos o tres horas que estás en pista y las horas que pasás en el gimnasio», agregó.

El salto hacia el oro de Impellizzeri en el Stade de France. Foto REUTERS/Carlos Garcia Rawlins

Y como para demostrar que no miente cuando habla de una dedicación absoluta, continuó: «En París, después de la ceremonia de premiación, ya empezamos a pensar en lo que viene. Nos sentamos en la Villa Paralímpica y comenzamos a planificar los próximos cuatro años, que van a ser muy cargados, pero van a pasar en un parpadeo, como suele ocurrir. Hasta el viaje en auto de Rosario a Buenos Aires para venir a los Premios Olimpiarecibió la estatuilla de Plata junto a Basiloff– lo aprovechamos para hablar del plan para 2025. Es así, una locura. No podés regalar nada».

Además destacó su fortaleza mental para encarar las competencias más exigentes: «Manejo muy bien la presión, creo que por la experiencia de trabajar año a año. En París competí ante 50 mil personas, imponente. Pero lo supe manejar bien».

Impellizzeri nació en Rosario en julio de 1998. Inquieto, siempre practicó deportes: probó con el tenis, el básquet, el vóleibol y hasta con algunos deportes urbanos como el parkour, el skate o el BMX, compitiendo con atletas convencionales porque su discapacidad suele pasar desapercibida.

Su mamá notó cuando él era pequeño que tenía problemas para coordinar los movimientos y lo llevó de un médico a otro hasta que encontró quien lo pudo diagnosticar: Brian tiene una hemiplejia en el lado izquierdo del cuerpo por una leve parálisis cerebral congénita, que le provoca menor rango articular, menos fuerza y menor posibilidad de reacción y le limita los movimientos del brazo y la pierna.

Durante muchísimos años ni siquiera sus compañeros de colegio o sus amigos cercanos notaron esas limitaciones motrices. Hasta que a fines de 2016, en un cumpleaños, el destino lo cruzó con Arroyo, entrenador de Yanina Martínez (oro en 100 metros en los Paralímpicos de Río de ese año), quien con su ojo entrenado descubrió rápidamente el «secreto» de Impellizzeri y lo convenció que probara con el atletismo.

El físico del rosarino -1,97 metros y un cuerpo muy delgado- hizo que Arroyo pensara de entrada en alguna prueba de salto. «Fue por mi altura, quizás. Pero también porque había jugado al vóleibol, había hecho cinco años de parkour y tal vez todo tenía relación con lo de la saltabilidad. Eso nos dio una muy buena base deportiva para complementar el entrenamiento de Martín», comentó Impellizzeri.

El rosarino recordó que al principio fue también velocista -en Lima 2019 fue plata en los 100 metros y bronce en los 200-, pero que finalmente decidió enfocarse en el salto en largo, en el que los resultados fueron impresionantes desde el principio. Es más, en su primera prueba, sin haber saltado nunca, consiguió una marca de 5,11 metros, que lo ubicaba entre los mejores 12 del mundo.

Tuvo su bautismo internacional en esa disciplina en marzo de 2017 en un torneo en Caixa, Brasil, en el que ganó el bronce con 5,50 metros. Dos años más tarde, en la cita parapanamericana de la capital peruana se colgó el oro con 6,21. En los Paralímpicos de Tokio 2020, celebrados en 2021, se quedó con la plata con 6,44. El año pasado, defendió el título continental en Santiago de Chile y se consagró en el Mundial de París con 6,67, récord del campeonato y panamericano. Y hace casi cuatro meses, cerró el ciclo con el oro paralímpico en la capital francesa con 6,42.

"El oro se nos había escapado en Tokio por muy poco y lo queríamos conseguir este año", dijo Impellizzeri.  REUTERS/Thomas Mukoya«El oro se nos había escapado en Tokio por muy poco y lo queríamos conseguir este año», dijo Impellizzeri. REUTERS/Thomas Mukoya

«Los últimos dos años fueron muy buenos. Veníamos de ganar el oro mundial con un récord de América, lo que fue un logro enorme, en un 2023 en el que estuvimos muy fuertes. Y en este 2024 viví lo mejor de mi carrera deportiva porque conseguimos el mayor logro posible al que puede aspirar un deportista, que es la medalla de oro en un Juego Paralímpico. Se nos había escapado en 2021 por muy poco y era algo que queríamos conseguir esta temporada. La parte más linda fue hacer sonar el himno argentino y ver izar la bandera hasta lo más alto», aseguró.

En apenas siete años y medio, el rosarino construyó una carrera dorada y se convirtió en uno de los mejores saltadores del mundo. Y todo empezó con aquel encuentro azaroso con Arroyo, del que se acuerda cada vez que habla de algún logro, alguna medalla o algún récord.

«Ese momento me cambió la vida como persona y como deportista. Fue un encuentro muy casual en un cumpleaños, no me lo esperaba. De tan casual que fue, podría no haber pasado nunca. Porque además yo podría no haber aceptado la invitación de un extraño para ir a entrenar un deporte que ni tenía visto. Hoy agradezco que haya sucedido. Fue lo mejor que me pudo haber pasado», comentó Impellizzeri. «Ese es el mensaje que me gustaría compartir: el deporte vale la pena y si tocás la puerta del paralimpismo, te puede cambiar la vida».

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