Es histórico pero también increíble lo que ocurrió en la final del Mundial de partidas rápidas de ajedrez, en las últimas horas del 2024, en Nueva York. De hecho, también despertó polémica. Porque por primera vez el título de campeón fue compartido, después que el noruego Magnus Carlsen, número 1 del mundo, y el ruso Ian Nepomniachtchi propusieron dejar de jugar y que ambos sean proclamados ganadores por la Federación Internacional (FIDE), que lo aceptó desatando una fuerte polémica.
Después de siete partidas (las 4 reglamentarias más 3 de desempate), con el marcador 3,5 a 3,5, Carlsen y su rival en los mundiales de 2021 y 2023 dejaron de mover las piezas y tuvieron una breve conversación, lo que derivó luego en la comunicación al árbitro principal, que necesitó después del visto bueno del presidente de la FIDE, el ruso Arkady Dvorkovich, quien de conformidad con el reglamento del torneo puede tomar decisiones en “circunstancias imprevistas”.
“Si hubiéramos continuado, uno de los dos habría ganado por agotamiento. Eso hubiera sido muy cruel. Los dos estábamos muy cansados y nerviosos. Como es normal, habrá gente a favor y en contra”, argumentó Carlsen sobre el episodio, que dejó la medalla de plata vacante.
Acerca de si hubiera compartido la corona con otro jugador que no fuera Nepomniachtchi, manifestó: “Es una cuestión hipotética; creo que es bueno lo que ha sucedido”.
El estadounidense Hans Niemann, gran maestro que demandó al número uno del ajedrez cuando este le acusó de hacer trampas -todo terminó con un acuerdo monetario extrajudicial-, mostró su desaprobación y enojo en su cuenta de X (Twitter): “Oficialmente, el mundo del ajedrez es una broma. Nunca ha ocurrido esto en la historia. No me puedo creer, por segunda vez esta semana, que la FIDE esté controlada por un jugador. ¡Solo puede haber un campeón del mundo!”.
La referencia del estadounidense fue para lo ocurrido días antes en Nueva York, cuando curiosamente Dvorkovich había suavizado el código de vestimenta para que Carlsen pudiera participar con jeans tras su abandono en el Mundial de partidas rápidas (15 minutos + 10 segundos por movimiento) por incumplirlo. Claro, luego trascendió que el noruego había firmado un contrato con una conocida marca de ropa internacional de origen holandés que lo ‘obligaba’ a usar ese tipo de pantalones.
En la final, Carlsen ganó las dos primeras partidas y cuando parecía tener la corona al alcance de la mano -unas tablas le bastaban para revalidar el título que consiguió en 2023 – perdió las dos siguientes. Entonces fueron a los desempates, donde con un triunfo ya había campeón.
Pero tras tres tablas consecutivas, Carlsen y Nepomniachtchi decidieron compartir el título mundial.
Entre las mujeres, la medalla dorada fue para la china Ju Wenjun tras ganar a su compatriota Lei Tingjie por 3,5-2,5 (2-2 y 1,5-0,5 en el desempate).
Los tres ajedrecistas argentinos que participaron cumplieron con la media. En la emblemática sede de Cipriani Wall Street (55 Wall Street), en el corazón financiero de Nueva York, Pablo Zarnicki, de 52 años, terminó en el puesto 123° en la tabla general entre 180 participantes de 64 países, con 5,5 puntos, producto de 5 victorias, 1 empate y 7 derrotas. Así, apenas perdió un punto de Elo de su ranking, que ahora es de 2430.
Con el mismo puntaje que Zarnicki finalizó la gran estrella del ajedrez argentino, el niño Faustino Oro, de 11 años, el maestro internacional más precoz en la historia de esta disciplina. Ganó cuatro partidas -todas ante adversarios inferiores en el ranking-, sumó tres empates -frente a rivales que lo superan en el Elo-, y perdió seis partidas. Finalizó 144° y cedió 8 puntos de su ranking.
Por último, el joven maestro internacional argentino Ilan Schnaider, de 13 años, sumó apenas tres victorias y dos empates en las 13 ruedas, y perdió 21 puntos del ranking Elo.