El increíble relato del exfutbolista que dieron por muerto, le dedicaron un minuto de silencio y estaba vivo para contarlo: “Festejé con una copa de brandy”

Su esposa lo llamó desesperada por teléfono, pero él tardó en responder porque estaba manejando. Volvía del trabajo, algo retrasado para llegar a ver el partido contra el puntero del campeonato. Petko Ganchev, de 78 años, fue goleador del Arda Kardzhali, club que el fin de semana lo dio por muerto e hizo un minuto de silencio en su honor antes de un partido oficial en Bulgaria. Ganchev tuvo que desmentir su propia muerte. Pero no se hizo drama: se lo tomó con una copa de brandy.

Petko Ganchev vive en Kolarovo, un pueblo cercano a la ciudad de Radnevo, en el sur de Bulgaria. Una urbe que apenas supera los 10 mil habitantes y tiene en sus calles viejos cañones de guerra y el imponente monumento a la bandera conocido como Samara.

El hombre espera llegar lo mejor posible a los 79 años el próximo 17 de junio, pero mientras tanto, acelera su auto porque llega 10 minutos tarde a su casa para ver el duelo entre el Arda y el Levski Sofia, uno de los animadores de la primera división búlgara, junto al Ludogorets. El Arda marcha quinto y sueña con disputar torneos continentales.

Los titulares de ambos equipos se formaron en el círculo central abrazados y agacharon sus cabezas. El árbitro principal y los jueces de línea hicieron lo mismo. Las plateas, semivacías y con algunas banderas flameando por el viento, acompañaron el doloroso momento.

Parte del público se puso de pie y cuando terminó el minuto de silencio algunos aplaudieron mientras los futbolistas volvían a moverse y a trotar para comenzar el partido.

El club anunció que Ganchev había muerto y llamó al poco público que asistió al Arena Arda, con capacidad para 15 mil personas. El centenario club, hoy en manos de una empresa dedicada a la construcción de autopistas, lamentaba el fallecimiento de uno de sus históricos goleadores.

La agencia BLITZ, de Bulgaria, llamó al delantero. Y el hombre, que sigue vivo, atendió el teléfono. En esa conversación relató cómo fueron esos minutos en los que propios y ajenos comenzaron a extrañarlo.

«Nunca me pierdo los partidos de Arda en la televisión. Ahora contra el Levski llegué unos diez minutos tarde porque tenía trabajo. Mientras conducía hacia casa, mi teléfono empezó a sonar mucho. Pero estaba manejando. Estacioné frente a casa, entré al patio y mi esposa me saludó entre lágrimas», comenzó su relato.

«Me gritó ‘¡Petko, Petko, anunciaron por televisión que estás muerto!'», añadió con un giro surreal.

Le costó entender lo que Nadya, su esposa, le decía. «Me explicó que la llamaron por teléfono y le contaron lo que habían oído antes del inicio del partido», sostuvo el exgoleador.

Uno de ellos, que también intentó llamarlo, sin suerte, creyó lo que dijeron en la transmisión y le avisó a la esposa de Ganchev.

Stoyan Iliev, otro amigo suyo y ex compañero de equipo, estaba en el estadio y se puso de pie para despedirlo. Iliev aún no sabe «si reír o llorar». El goleador renacido lo consoló y le respondió que puede hacer las dos cosas. Aunque, bromas aparte, Ganchev evaluó: «Ser enterrado vivo es bastante estresante».

El trabajo de contención siguió en las redes sociales, donde Ganchev publicó un mensaje para negar su propia muerte. Se hizo cargo del error Ivaylo Petkov, director deportivo del Arda: le explicó que «hubo una confusión» y que le prometió que le contaría más detalles.

Por lo pronto, el club emitió un breve comunicado a todos los hinchas. «La dirección del PFC Arda quiere expresar sus más sinceras disculpas al exfutbolista del Arda Petko Ganchev y a sus familiares después de que el club recibiera información incorrecta sobre su fallecimiento. Deseamos a Petko Ganchev muchos años más de salud y que disfrute de los éxitos de Arda», manifestó la institución.

«A veces pasan cosas así», afirmó el exgoleador, que eligió no enojarse ni juzgar a nadie por la equivocación. No fue un momento agradable «pero al final tenemos que ser positivos», añadió.

«Cuando escuché la terrible noticia, me serví un poco de brandy», contó entre risas. El teléfono no paró de sonar y estalló de mensajes hasta pasada la medianoche. Mientras tanto, Ganchev se sentó a ver los partidos de la fecha. Lamentó que el Arda apenas igualara 1 a 1, aunque sigue en puestos de «zona campeonato» y el domingo tiene un importante juego contra el Beroe, en «El Templo», casa del vecino rival.

Ganchev respira fútbol, incluso cuando se lo cree muerto. Durante la entrevista que le dio a BLITZ, recordó cómo empezó su romance con la pelota y su derrotero por diferentes clubes.

«Empecé a jugar al fútbol en el Botev Galabovo, pasé por el Beroe. Después de eso estuve en Arda durante cinco años. Luego jugué en Radnevo. Me convertí en el máximo goleador del Arda«, recapituló.

A contramano de los fanáticos y periodistas de estos años, los números nunca fueron lo suyo. «No he llevado estadísticas, pero tengo unos 120 goles. Yo era delantero centro», expresó.

Siguió rememorando un fútbol, y un mundo, que ya no existe. «Posteriormente fui entrenador asistente y preparador físico. Como entrenador asistente de Toncho Prodanov en el Maritsa-Iztok (Radnevo) en 1989, llegamos a la final de la Copa del Ejército Soviético, donde perdimos ante el CSKA. Este fue un gran éxito para el fútbol en una ciudad como Radnevo».

Sobre su familia habló poco porque implicaba dejar de lado la pelota. «Estoy casado. Tengo una esposa, Nadya, con quien tenemos un hijo y una hija. Nos dieron nietos maravillosos. Nuestro hijo tiene un niño y una niña, y nuestra hija tiene un niño que ya tiene 26 años, ojalá todos estén vivos y bien. Mi esposa y yo vivimos en el pueblo desde hace 15 años. Tenemos un patio, tenemos animales, plantamos frutas y verduras. Todo como debe ser».

Enseguida volvió al fútbol, como si el entrevistador le tirara una pared en velocidad y con máxima precisión. Reflejo de ese juego puede ser uno de sus referentes. «No tengo un equipo favorito aquí (en Bulgaria). Pero en el extranjero adoro al Real Madrid y a Carlo Ancelotti. Es un buen entrenador, por decir lo menos. ¡Él es el mejor entrenador!», se rindió Ganchev.