El calor abruma. También, la superioridad de Estudiantes. Entonces, Racing parece atrapado en el infierno. Por esa temperatura que le quita piernas y por un rival que corre más y juega mejor. Después de 15 partidos consecutivos, se apaga la llama del gol en la Academia. Y los platenses, que se imponen en cada rincón de la cancha, se suben a la cima de la zona A con una actuación sin fisuras. Con dos impactos certeros en el arco celeste y blanco -un poco por mérito propio y bastante por deficiencias ajenas-, el ‘Pincha’ brilló en todas sus líneas y se quedó con tres puntos clave.
Tuvo niveles muy altos Estudiantes y el secreto estuvo en la mitad de la cancha. Ahí mismo, donde se lucieron los platinados Santiago Ascacíbar y Gabriel Neves, autores de los goles pinchas. Los volantes mostraron una gran intensidad. No sólo en la recuperación; sino también para iniciar los ataques. Por la izquierda, José Tobio Burgos le hizo imposible el partido a Marco Di Cesare. Por dos razones. Primero, por la velocidad del juvenil de 20 años; segundo, porque Gastón Martirena no colaboraba en el retroceso y el zaguero tenía que dejar la cueva para cubrir el lateral. Y Palacios fue otro jugador decisivo por su talento.
Al minuto, Tobio Burgos ganó la cuerda, envió un centro desde la izquierda y Guido Carrillo cabeceó en soledad. Le faltó puntería y Gabriel Arias retuvo la pelota. Al rato, el joven extremo jugó largo, Tiago Palacios controló, superó la marca de Santiago Quirós y remató cruzado. En una gran reacción, Arias tapó con su pie izquierdo.
El 4-2-3-1 de Estudiantes tuvo amplitud, profundidad y desequilibrio. También, una buena presión para la recuperación. Racing, a bordo de un 3-4-1-2, sufrió la agresividad de su rival. Dio ventajas por los costados, a espaldas de sus laterales, y fue demasiado estático en la mitad de la cancha. Agustín Almendra mostró una lentitud exasperante. Sin Juan Nardoni, afuera por un traumatismo, Martín Barrios no logró ser una rueda de auxilio.
Entonces, la Academia abusaba de los pelotazos para Maravilla Martínez o Maximiliano Salas. Solo Luciano Vietto aportaba algo de claridad. Así y todo, a excepción de un par de desbordes, el equipo de Costas no le pateó al arco a Matías Mansilla.
Y el gol llegó por un error no forzado. Santiago Quirós quiso salir del área gambeteando con dos jugadores de frente y presionando. Carrillo, siempre activo y amenazante, punteó para Palacios, el uruguayo asistió a Ascacibar y el volante, que suele pisar el área, resolvió frente a la salida de Arias.
Fue merecido el grito de Estudiantes, que siempre fue más. Desde la posesión hasta la superioridad numérica en el área. A Racing le faltó energía, mayor vigor en el ataque y lucidez en el fondo. Costas, entonces, movió el banco. Por eso hizo tres cambios para arrancar el segundo tiempo. Ingresaron Nazareno Colombo, Matías Zaracho y Adrián Balboa. Se reforzó el medio, Martirena y Gabriel Rojas intentaron bloquear los carriles. Sin embargo, nada salió.
Y Estudiantes encontró el segundo gol. Fue a partir de una jugada que llegó por otra falla defensiva. Rojas ganó con el cuerpo ante Carrillo, que no pudo bajar un centro desde la izquierda, pero el defensor tomó una mala decisión y rechazó corto al medio. Neves interceptó y sacudió con un zurdazo que dejó sin chances a Arias. Se reclamó una expulsión del uruguayo en una acción previa por un taponazo sobre la rodilla de Zaracho, que terminó sangrando. Facundo Tello dio la ley de ventaja. El VAR no intervino, pero no ameritaba la tarjeta roja. Seguro, la amarilla.
El partido, a esa altura, parecía liquidado. Por más que faltara más de media hora y el tiempo adicional, desde el rendimiento se veía que Racing no lo podía levantar. Y como ya contaba con dos “9”, Maravilla y Rocky, Eduardo Domínguez no quiso correr riesgos. Mandó a la cancha a Facundo Rodríguez y armó una línea de cinco en el fondo.
Costas lanzó a la cancha a Baltasar Rodríguez, que no rindió. La mejor situación que tuvo frente a Mansilla fue un remate forzado de Maravilla que encontró un gran cruce Eric Meza y un disparo de media distancia de Balboa, sin dirección. Después, cada centro se topó con el anticipo de los sólidos centrales locales.
Estudiantes estuvo más cerca del tercero que Racing del descuento. Y si no configuró una goleada se debió a que una gran combinación entre Alexis Manyoma, Cristian Medina, Lucas Alario Y Ascacibar terminó en un mano a mano de Santiago Arzamendia que tapó Arias. Hubiera sido un golazo. Y un golpe aún más duro para la Academia, que tendrá que recuperarse rápido ante Boca, nada menos.