El último combate de 2024, en el que se pondrá en juego una corona mundial, convocará la atención plena del pugilismo argentino, ya que el único campeón ecuménico nacido en esta parte del mundo, Fernando Martínez, expondrá su título supermosca de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) este martes en la lejana Tokio ante el japonés Kazuto Ioka, a quien ya batió hace seis meses. El pleito estelar de la tradicional velada de la Nochevieja nipona comenzará alrededor de las 8 y será transmitido por ESPN.
En el Gimnasio General de la Ciudad de Ota, uno de los 23 distritos especiales de la capital japonesa, el peleador de La Boca protagonizará su quinta contienda mundialista que, a la sazón, será la revancha del enfrentamiento que estos dos contendientes protagonizaron en el Ryogoku Kokugikan de Tokio el 7 de julio. Aquel día, el argentino, que entonces era campeón de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), batió por puntos en fallo unánime al local, que poseía la faja de la AMB.
Esta vez, solo estará en juego el título de la Asociación, ya que el Puma optó por renunciar al de la FIB. Después de su triunfo ante Ioka, el organismo con sede en Nueva Jersey le ordenó que realizara una defensa obligatoria ante el retador mejor rankeado, el mexicano Willibaldo Garcia, pero el argentino prefirió dejar vacante la corona y continuar con su plan de revancha, mucho más redituable económicamente. Caminos parecidos recorrieron este año el ucraniano Oleksandr Usyk (pesado) y el mexicano Saúl Álvarez (supermediano) ante similares emplazamientos de la FIB.
Tras la renuncia de Martínez, la Federación ordenó un duelo entre sus dos más altos clasificados, García y su compatriota René Calixto, quienes se enfrentaron el 21 de diciembre en Tokio. El pleito entre los mexicanos terminó empatado, por lo que ese cinturón sigue sin dueño. Los otros monarcas de las 115 libras son el texano Jesse Rodríguez (Consejo Mundial de Boxeo) y el sudafricano Phumelele Cafu (Organización Mundial de Boxeo).
Para este desquite, Martínez se entrenó durante dos meses en Buenos Aires, hizo un campamento de cuatro semanas en Miami (donde realizó sesiones de sparring con boxeadores de buen nivel como los nicaragüenses Félix Alvarado y Winston Guerrero) y, desde allí, vía Los Ángeles, se trasladó a Tokio, donde aterrizó en el aeropuerto de Haneda el 20 de diciembre. Ese viaje, desde una ciudad en la que la temperatura promedio era de 25 grados a otra en la que en la última semana se registraron mínimas de entre 1 y 3 grados, le jugó una mala pasada.
El jueves al mediodía, Martínez no se presentó al habitual entrenamiento abierto a la prensa, que iba a realizarse en el gimnasio Shisei. Su entrenador y mánager, Rodrigo Calabrese, explicó a los periodistas que el campeón padecía una fiebre leve (37.8°) de la que se estaba recuperando, la atribuyó al brusco cambio de temperatura y descartó que este contratiempo pudiera forzar la suspensión del combate.
La situación generó inquietud porque coincidió con un fuerte incremento de los casos de influenza en Tokio. El mismo día en que se canceló el entrenamiento abierto, el Gobierno Metropolitano de la capital emitió una alerta epidémica luego de que se reportaran 16.727 pacientes con gripe estacional en la última semana, lo que representó un crecimiento de 130,5% respecto a la semana anterior. En todo el país, la cantidad de casos llegó a 1,67 millones en la última semana, según informó el viernes el Ministerio de Salud japonés.
Esta inoportuna fiebre no será óbice para que el pleito se desarrolle, aunque condicionó los últimos días de preparación del campeón. Habrá que esperar el primer tañido de la campana para saber cómo impactará ello en el peleador de 33 años, que tiene un perfecto récord rentado que incluye 17 victorias y nueve definiciones categóricas (además tiene una marca de nueve triunfos y seis traspiés en pleitos de la World Series of Boxing de la Asociación Internacional de Boxeo entre 2010 y 2017).
Sin sobresaltos y cerca de sus afectos desarrolló su preparación el experimentado Ioka, quien solía hacer sus campamentos en Las Vegas, en el gimnasio de su entrenador, el cubano Ismael Salas, pero esta vez optó por trabajar en Japón, donde realizó más de 90 rounds de sparring en cuatro semanas con dos boxeadores mexicanos cuyo estilo es similar al de Martínez. “El tiempo que tengo para volver a casa y estar con mi familia después de entrenarme me da fuerza”, justificó.
El púgil nacido hace 35 años en Sakai, 400 kilómetros al sudoeste de Tokio, afrontará este compromiso desde el sexto puesto en el escalafón de la AMB, aunque sus antecedentes son mucho más potentes que esa ubicación. De sus 35 combates profesionales, 26 fueron con títulos mundiales en disputa: registró 22 victorias, tres derrotas y un empate. Fue campeón de las divisiones mínimo, minimosca, mosca y supermosca. Fue el primer japonés que logró títulos en cuatro categorías: lo consiguió en junio de 2019 (luego lo siguieron Naoya Inoue, en julio de 2023, y Kosei Tanaka, en febrero de 2024). Y ahora procurará recuperar el cetro que le perteneció hasta el 7 de julio
En la primera contienda, Martínez llevó la iniciativa durante la mayor parte de los 12 asaltos de altísima intensidad, asfixió a su rival con una presión incesante y conectó más golpes, de mejor factura y con mayor precisión que el japonés, quien, de todos modos, siempre representó un riesgo con sus contragolpes. Al final, los tres jueces, el estadounidense Edward Hernández (120-108), el sudafricano Stanley Christodoulou (117-111) y el belga Jean Pierre Van Imschoot (116-112), le otorgaron la victoria al argentino.
¿Qué puede suceder en esta revancha? “Creo que va a ser similar a la primera pelea porque no tuvimos mucho tiempo para cambiar. Ya nos conocemos, los dos estamos muy bien entrenados y sabemos el potencial que tiene cada uno. Va a ser una pelea parecida, pero más inteligente”, pronosticó el Puma, quien se mostró “muy orgulloso y contento” por protagonizar una pelea en una velada tan tradicional en Japón y comparó esta situación con el combate entre Rocky Balboa e Ivan Drago en Rocky IV (en la película, el duelo se desarrollaba el 25 de diciembre de 1985 en Moscú).
Ioka fue tan sincero como crítico al evaluar su actuación en el primer enfrentamiento: “Fui demasiado unilateral y muy monótono. Dejé que el ritmo de mi oponente me dominara y lo hice quedar bien. Fui un boxeador de un solo patrón”. Pero también se mostró confiado en poder cambiar esa imagen: “No es fácil recuperarse después de una derrota. Debí pensar mucho en lo que tenía que mejorar. Estuve entrenándome muy bien y siento que estoy respondiendo bien, así que creo que podré mostrar una imagen diferente. Si peleo con el estilo de combate que estoy construyendo, puedo ganar”.
Ioka, a quien apodan el Campeón de la Nochevieja (esta será la 13ª vez que peleará un 31 de diciembre), tiene una estadística que le permite ilusionarse: salió victorioso las tres veces que enfrentó por segunda vez a un rival. El nipón superó al mendocino Juan Carlos Reveco en diciembre de 2015 (también lo había derrotado en la primera contienda ocho meses antes), al filipino Donnie Nietes en julio de 2022 (había perdido en diciembre de 2018) y al texano Joshua Franco en junio de 2023 (habían empatado seis meses antes).