En el profesionalismo actual, a diferencia de lo que ocurría en el pasado, los deportistas van de un equipo a otro y son los menos los que persisten por años en una misma institución. La Liga Nacional de Básquet (LNB) no es la excepción porque es un torneo que se caracteriza por tener muchos movimientos de jugadores de una temporada y otra. Los nombres van y vienen y cada club se arma para el campeonato venidero con los recursos que tiene para ir en búsqueda de sus objetivos. Por diferentes factores, son escasos los basquetbolistas que visten una misma camiseta en varios certámenes consecutivos y se identifican con el escudo, los colores, los hinchas y la ciudad.
Pero como en toda ‘regla no escrita’, existen excepciones. Son atletas que, de solo mencionarlos llevan, sin atajos, a un club, que no necesariamente es el que se formaron o debutaron profesionalmente. Se trata de Pedro Barral (Obras Sanitarias); Jonatan Slider (Argentino de Junín); Juani Brussino (Quimsa de Santiago del Estero); Facundo Vázquez (Platense); Tomás Spano (Ferro Carril Oeste); Facundo Pascolatt (Zárate Basket); y Franco Méndez (San Martín de Corrientes). Con diferentes características, cada uno de ellos tiene su carrera atravesada por una camiseta, que es la que lucen semana a semana en el campeonato más importante del país.
Barral, sinónimo de Obras
Pedro Barral es, por lejos, el basquetbolista que más representa a los jugadores fieles a una camiseta en la LNB. A sus 30 años, lleva la mitad como profesional en Obras Sanitarias, donde también se formó en dos etapas con un pequeño intervalo en Europa. Los números lo avalan: acumula 477 partidos y una media de 8.6 puntos, 2.3 rebotes y 3.6 asistencias por juego.
Desde que debutó en el ‘Tachero’ el 6 de noviembre de 2011 en un partido frente a Boca Juniors con apenas 17 años consiguió varios hitos: es el que más juegos disputó y el máximo asistidor de la historia con 1726. Además, con 4.094 unidades anotadas en total, se ubica tercero en la tabla histórica por detrás de Eduardo Dómine (5.314) y el cubano Lázaro Borrell (4.433).
“Al ser hincha o querer tanto al club quizás hay una cuota más de compromiso. El deseo que más me mueve es que al club le vaya bien y que pueda conseguir títulos. Eso es un deseo y un anhelo, trabajo para que tarde o temprano eso pueda pasar”, completó ‘Pepo’.
Barral no es ajeno a lo que ocurre en Obras Sanitaras más allá del equipo masculino profesional. Se considera parte de una familia y parte de ello es apoyar a los planteles femenino en La Liga y a los jóvenes en la Liga de Desarrollo. “Siempre desde el debido lugar, sin faltarle el respeto a nadie, cada vez que me piden una opinión de algo, si la consideran, la voy a dar».
El conductor del Tachero probó suerte en Europa, en Francia y España. La salida del club de sus amores y el desembarco en el Viejo Continenten coincidió con la pandemia de Covid-19, lo que dificultó su adaptación a la nueva vida.
Todavía con varios años de carrera por delante, Pedro Barral dejó en claro que no sabe que le deparará el futuro más allá de la Liga Nacional en curso y que prefiere no decir algo de lo que después tenga que arrepentirse. “Creo mucho en las palabras y no quiero sonar chamuyero. No sé si me voy a retirar acá, aprendí que el día de mañana no se sabe que puede pasar», afirmó.
‘Pepo’ puede ser campeón próximamente con su club, su gran anhelo. Obras es uno de los cuatro clasificados a la Copa Súper 20 que tendrá lugar el 3 y 4 de marzo en sede a definir y cuyo ganador irá a la próxima Copa Sudamericana. En las semifinales el Tachero se enfrentará a Boca Juniors, el líder de la Liga Nacional promediando la etapa regular, con el objetivo de avanzar a la definición vs. Riachuelo de La Rioja o Instituto de Córdoba. Será el segundo título que se pondrá en juego en el año, luego de la Supercopa que el ‘Xeneize’ le ganó a Quimsa de Santiago del Estero.
Jonatan Slider, el que siempre volvió a Argentino de Junín
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De dilatada trayectoria en el básquetbol nacional tras su comienzos a principios de la década del 2000, Jonatan Slider es uno de los jugadores de mayor edad del torneo con 37 y, también, de los más representativos con la camiseta de Argentino de Junín, donde atraviesa la décima temporada en su cuarta etapa en la institución, que son seis si se tiene en cuenta los cortos períodos en los que emigró a Chile y Uruguay en diversos recesos.
“He jugado la mitad de mi carrera en Argentino, he pasado un montón de momentos buenos y malos pero siempre defendí esta camiseta con mucho orgullo, pasión y profesionalismo”, manifestó el alero que, tras el retiro de Juan Cangelosi, lidera a un equipo que pelea por no descender a la Liga Argentina -actualmente se ubica último en la temporada regular con un récord de cuatro triunfos y 18 derrotas- y tiene detrás una de las hinchadas más pasionales de la LNB.
Slider acumula 232 partidos con la camiseta del ‘Turco’ con promedios destacados: 13.3 puntos, 5.8 rebotes y 1.8 asistencias. Su rol es importante adentro del rectángulo de juego como líder de un plantel joven y, también, afuera como transmisor del sentido de pertenencia y la identidad.
“Los que estamos en Argentino hace varias temporadas tratamos de transmitirle a los chicos que llegan por primera vez lo que es el club, el día a día y el amor por la camiseta. Es un trabajo día a día construir una identidad de equipo y la gente, con su aliento y apoyo día a día a pesar de los resultados, hace que transmitir ese sentido de pertenencia sea más fácil”, dijo.
Aunque es nacido en Bahía Blanca y está radicado en Pergamino, Junín lo adoptó como propio y Argentino, mucho más. Su vida está marcada por la ciudad del noroeste de la provincia de Buenos Aires. “Mi señora es de Junín y mis hijos nacieron acá”, recordó.
Y también para, el día de mañana, afrontar el retiro: “Entiendo y sé que estoy en la última etapa de mi carrera y trato de dar cada día que pasa el 100%. Me encantaría retirarme con esta camiseta, sería un orgullo como lo fue defenderla cada temporada. No lo pensé, pero sé que no falta mucho y trato de disfrutar el día a día. El cariño que le tengo al club es muy grande”.
Facundo Pascolatt, un jugador de todas las categorías
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La estadía de Zárate Basket, y de Facundo Pascolatt, en la Liga Nacional de Básquetbol es muy joven. El equipo, y el base, juegan apenas la segunda temporada desde que la institución ascendió proveniente de la Liga Argentina y hay algo muy fuerte que los une: desde su nacimiento en 2014 para disputar el Torneo Federal, el plantel lo conforma el jugador zarateño. Solo en la elite, suma 41 cotejos con 2,5 puntos, 1.8 rebotes y 1.2 asistencias. Es el emblema de un proyecto que nació para responder a la necesidad de una ciudad de tener un equipo en el básquet nacional.
“Zárate Basket es el logro basquetbolístico más grande de la historia de mi ciudad”, resumió Pascolatt. Para él, ser parte del proyecto tiene un sabor especial porque se desarrolla en su lugar en el mundo: “La gente de la ciudad me tiene un cariño muy grande porque me vio crecer junto al proyecto y mi caso es algo no habitual en el profesionalismo. Tengo muchos amigos de toda la vida alrededor”.
El jugador de 33 años destacó también “la forma en la que se trabaja” y la “predisposición constante de ir por más”. A su vez, resaltó que “en los últimos años” el equipo “se ganó el corazón de los zarateños” y actualmente es “un lugar propicio para que se desarrollen chicos que quieran ser basquetbolistas”.
Su escalonado ascenso empezó en lo que anteriormente se denominaba Provincial -actualmente, Pre-Federal-. Facundo se destacó en el plantel de Independiente de Zárate que en 2014 consiguió el ascenso al Torneo Federal y, como parte de un acuerdo, le cedió la plaza a Unión de Zárate para que represente a la ciudad en la tercera división del país bajo el pseudónimo Zárate-Basket. Siguió en el Torneo Federal, en la Liga Argentina y, ahora, en la Liga Nacional.
Juani Brussino, la bandera del Quimsa campeón de América
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Juan Ignacio Brussino se formó en ADEO de Cañada de Gómez, Santa Fe, y su primer contacto con Quimsa de Santiago del Estero llegó ‘tarde’ en su carrera, a los 26 años. Tras una temporada en Olímpico de La Banda, clásico rival de su equipo; y explotar en Libertad de Sunchales, recaló en la capital santiagueña y se mantuvo hasta que la pandemia de Covid-19 frenó la actividad a principios de 2020.
Emigró a México y jugó un torneo en Instituto de Córdoba, pero su lugar en el mundo es la ‘Fusión’ y volvió para, más allá de otra incursión por Dorados de Chihuahua, empoderarse como la principal cara del equipo más exitoso de los últimos años del básquet argentino.
“Llevo ocho años en Quimsa”, hizo cuentas quien se puso la camiseta roja, azul y blanca en 249 ocasiones y promedia 11.1 tantos, 2.6 rebotes y 3.9 asistencias. A la vez, explicó el secreto de su permanencia: “Es un lugar donde me siento muy cómodo, no de tranquilidad sino de que todo el tiempo se puede competir, seguir aprendiendo y creciendo. Eso es lo que busco como profesional y Quimsa me lo da”.
Con el club del norte argentino logró todos los títulos que tiene en su palmarés, entre los que sobresalen la Liga Nacional 2022/23 y la Basketball Champions League 2020 y 2024. Ganar ahí y en esa región del país tienen un sabor especial: “Sé lo que significa para la provincia. He visto una provincia muy contenta por los logros, ver a gente que uno conoce de mucho tiempo feliz a uno lo pone bien y hace que su trabajo y el esfuerzo que se hace se pueda ver plasmado en la gente”.
A poco de cumplir 34 años, el capitán de uno de los favoritos al título en la Liga Nacional conoce a la perfección las exigencias de la institución y dejó en claro que se va a esforzar para sostenerse lo máximo posible en la elite y, el día de mañana, no tener que armar las valijas para cerrar su carrera con otra camiseta: “Yo voy a entrenar para continuar en este club. La ciudad es muy linda, disfruto mucho estar en Santiago del Estero, andar la calle y tratar con las personas y su reconocimiento. Si me tengo que ir del club será porque no tengo más para darle y no me van a quedar más que palabras de agradecimiento».
Jóvenes y caudillos
Por debajo de la línea de los 30 años, la Liga Nacional de Básquet (LNB) también tiene jugadores muy identificados con determinados clubes. A pesar de su corta edad, son referentes porque se destacan en el rectángulo de juego y, sobre todo, porque ponen la camiseta por encima de su ego.
El apellido Vázquez en el básquet argentino es sinónimo de Platense. Alejandro es el entrenador del equipo y su hijo, Facundo, el conductor adentro de la cancha. Con 26 años y casi una década de carrera, atraviesa su quinta etapa en la institución con 126 juegos (11.4 unidades, 4.1 rebotes y 4.3 asistencias de media). Emigró, en diferentes ocasiones, a Olímpico de La Banda dos veces, Gimnasia de Comodoro de Rivadavia y Plateros de Fresnillo en México.
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Pero siempre volvió y tiene un por qué: “Platense es mi segunda casa, el lugar donde más cómodo me siento y donde más feliz soy a la hora de jugar. Es un club muy importante para mí porque soy hincha al igual que mi familia. Pasé mucho tiempo de mi adolescencia y juventud acá y siempre que me tocó estar en otro club regresé por mis ganas de jugar en Platense y que en el club querían que yo esté”.
Para Facundo Vázquez es “muy importante” involucrarse con “el lugar donde estas”. El sentido de pertenencia, aseguró, es lo que lo lleva a “dar un plus” en los “momentos difíciles” y, en contrapartida, a darle “más sentido” a los “momentos lindos”.
Tomás Spano nació en Chivilcoy hace 26 años y desde hace nueve representa a Ferro Carril Oeste, uno de los clubes más emblemáticos del básquet argentino. “Después de tantos años es como una segunda casa”, reconoció el base que milita en la institución del barrio porteño de Caballito desde las divisiones juveniles.
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En 2021 tuvo un impasse en Racing de su ciudad para jugar la Liga Argentina. La Academia fue una de las entidades en las que hizo inferiores, tras formarse en San Lorenzo, también de Chivilcoy, y Los Indios de Junín.
‘Toto’, que en la LNB acumula 262 partidos con medias de 7.3 puntos, 2.3 rebotes y 1.7 asistencias; se siente muy identificado con el Verdolaga y a gusto con lo que le brinda: “Lo siento como un lugar de pertenencia. Llegué siendo muy joven, me desarrollé tanto basquetbolística como personalmente y voy a estar siempre agradecido. Como estructura el club te brinda todo y haces que puedas trabajar muy bien. La gente, también, en momentos duros de lesiones o personales siempre estuvo presente ayudándome y eso lo valoro mucho”.
Pronto a cumplir 23 años -el 7 de marzo próximo-, el caso de Franco Méndez es para destacar porque lleva siete temporadas consecutivas en San Martín de Corrientes, donde arribó en 2018 proveniente de Juventus, también de su Corrientes natal. Para él, el Santo es una institución “muy importante” porque es donde dio “el salto al profesionalismo”. “Es mi segunda casa también, siempre voy a estar agradecido con el club por cómo me tratan”, agregó.
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Con pasado en selecciones nacionales juveniles y en el radar del combinado mayor, el alero está “cómodo” en la institución y en la ciudad, pero no descarta en un futuro “dar un salto”: “Apunto a jugar en el exterior a corto plazo. Cada vez que termina una temporada pienso en que me puedo llegar a ir. Ojalá eso se pueda dar para dar un salto en mi carrera”.
Por lo pronto, Méndez, que lleva 182 juegos con 6.1 puntos, 2.9 rebotes 1.2 asistencias de promedio; se concentra en su presente en una entidad que lo valora mucho: “Me tratan bien en el día a día y están a disposición de lo que queremos. Los hinchas me valoran también de tantos años que llevo en el club y me dan un plus para salir a competir. Siempre voy a estar agradecido”.