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Fórmula 1: Lando Norris se quedó con un GP de Australia de locos por culpa de una tormenta que dejó a Doohan y otros novatos malheridos

No pudo ser más dramático el inicio de la Fórmula 1 en este 2025. El Gran Premio de Australia, con la pista mojada por una tormenta tan intensa como intermitente, entregó una enorme dosis de suspenso que promete una temporada excepcional, más allá de que McLaren dio muestras de que está un escalón por encima del resto, siempre y cuando los imprevistos no asuman el protagonismo, tal como sucedió en el circuito Albert Park, en el corazón -y pulmón- de una Melbourne pasada por agua.

Ganó el británico Lando Norris que será, seguramente, serio candidato para destronar al neerlandés Max Verstappen, que llegó segundo a pesar un Red Bull que no lo ayuda. Tercero fue el también británico George Russell, que se trepó al podio en silencio a bordo de su Mercedes y por delante de dos grandes sorpresas. Es que el tailandés Alex Albon y su Williams llegaron quintos por detrás del otro Mercedes, conducido por el italiano Andrea Kimi Antonelli, quien seguramente será cosa seria en cuestión de tiempo y fue beneficiado de una apelación de su escudería, cuando le habían aplicado una penalización de cinco segundos.

La lluvia se robó el protagonismo en Melbourne. Tanto fue así que obligó a cancelar la carrera de la Fórmula 2. Y puso en jaque el inicio de la temporada después de que el francés Isack Hadjar destrozara su Racing Bulls ¡en la vuelta previa!

El chico, uno de los promovidos de la F2, se fue con el corazón partido. Desconsolado, no paraba de llorar. Hasta el patrón de la F1, Stefano Domenicali, se acercó a consolarlo. El inicio de la carrera se pospuso por diez minutos.

Pero el de Hadjar no fue el único golpe. Es que apenas se largó la carrera, con Norris que sacó provecho del beneficio de la pole position, llegó el palazo que se dio el australiano Jack Doohan, el chico que necesita demostrar no le queda grande la categoría porque tiene a Franco Colapinto haciéndole sombra como piloto de reserva y observando todo desde los boxes. Fue un golpazo para el oceánico, que venía cumpliendo con un correcto fin de semana. Fue también un llamado de atención para Flavio Briatore, que motoriza el ascenso del argentino estimulado no sólo por su talento, sino también por la billetera de sus auspiciantes.

Ojo: a Doohan no lo dejaron solo. Ya con el Auto de Seguridad en pista, el español Carlos Sainz perdió el control del Williams que hasta el año pasado era propiedad de Colapinto y también tuvo que abandonar. La pista era un jabón. Y servía como prueba que conducir bajo esas condiciones puede complicar a cualquiera.

Una vez reanudada la carrera -no hubo bandera roja- tras la salida del Safety Car, los McLaren armaron un monólogo. Norris, sin embargo, no estaba tranquilo. Es que el australiano Oscar Piastri giraba mucho más rápido y asomaba la trompa de su coche en los retrovisores del británico. Hasta que llegó la orden del equipo de no innovar desde los boxes. Parecía que sería un paseo para los autos «papaya», pero la lluvia tuvo otros planes.

Es que después de que todos los autos dejaran las intermedias para correr con los neumáticos para pista seca, la tormenta dijo presente y alteró todo. Los dos McLaren se fueron de pista. Norris volanteó y zafó, pero Piastri quedó largo tiempo varado en el pasto. Eso lo aprovechó Verstappen, con un Red Bull que esta lejos de ser lo que era. Pero Mad Max sigue siendo el mismo. Y el tetracampeón del mundo tomó las riendas de la carrera hasta que su auto se tornó inmanejable.

Fue entonces cuando el neerlandés debió entrar a boxes a pesar de la orden de Cristian Horner y Norris retomó el control de la carrera. En el medio, como muestra de que la lluvia puede traicionar a cualquiera, debieron abandonar, golpazos mediante, el experimentadísimo Fernando Alonso (Aston Martin) y los inexpertos Liam Lawson (Red Bull) y Gabriel Bortoleto (Sauber). El neozelandés redondeó un fin de semana malísimo. Tan malo que el mexicano Checo Pérez debe estar frotándose las manos al ver lo injusto de su despido. Lo del brasileño, en cambio, venía siendo muy decoroso, pero su auto terminó muy dañado.

Las vueltas finales, una vez que el Safety Car dejó la pista, entregaron más y más drama. Sin margen para cambiar los neumáticos, todos terminaron con los intermedios y allí Verstappen estuvo al acecho de Norris. Pero el británico mostró su madurez y soportó hasta ser el primero en ver la bandera a cuadros. Lewis Hamilton, en su debut con Ferrari, debió conformarse con un insípido décimo lugar a pesar de haber quedado puntero en el momento de mayor confusión por el aguacero final.

Fue un comienzo de temporada de locos. El fin de semana que viene habrá un nuevo capítulo con el GP de China. La certeza es que McLaren está un paso adelante y que Norris es el caballo del comisario. También quedó claro que Verstappen disimulará la involución de Red Bull y hará valer su condición de tetracampeón mundial. Los Mercedes andan parejitos –Kimi Antonelli hizo un carrerón en su debut-. Las Ferrari tienen demasiado para mejorar -Charles Leclerc fue octavo por delante del renacido Piastri-. ¿Y los Alpine? Pierre Gasly pagó caro un desliz sobre el final y Doohan sabe que cada vez tiene menos margen de error con Colapinto merodeando por ahí.

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