El partido más destacado en la fase de playoffs de la Champions League no defraudó, y el duelo de ida entre Manchester City y Real Madrid por un lugar en los octavos de final fue para los españoles, con un 3-2 dramático y agónico.
En un clima de final anticipada, a pesar de que este año no muestran la solidez de otros tiempos, los de Guardiola y los de Ancelotti abrieron la serie en el Etihad Stadium de Manchester, y de movida el que mejor jugaba era el Madrid.
Lo tuvo Mbappé pero salvó Ederson, después probó Mendy pero el salvador fue Aké, que puso la pierna en la línea. Un rato después, el que terminó festejando fue el City.
Erling Haaland aguantó una pelota en la izquierda tras un buen pase de Josko Gvardiol, que enseguida se mandó al ataque. El noruego tocó hacia atrás para Jack Grealish, quien con una linda pelota flotada encontró a Gvardiol, fundamental. El croata que sufrió a Messi en el Mundial le bajó la pelota de pecho a Haaland y el rubio no perdonó: 1-0.
Tras el delirio de los hinchas ingleses en el Etihad Stadium, el suspenso, porque el VAR se tomó un largo tiempo para confirmar si el goleador estaba habilitado en el momento de recibir el pase del barbudo defensor balcánico.
Haaland pareció estar en la misma línea, o al menos unos centímetros detrás de la pelota, percepción que el VAR pudo dar por válida y desatar un nuevo festejo del público local. Los del Madrid, que ya sufren una delicada situación con los arbitrajes en la Liga de España, tuvieron que morder el polvo y aceptar la decisión de la tecnología.
El partido tuvo al Madrid siempre mejor que el City, que se fue refugiando en su campo sbiendo que un triunfo era un gran resultado para viajar hacia tierra ibérica la próxima semana para jugar en el Bernabéu.
En una tarde que no parecía ser la de Mbappé, el francés terminó burlándose del destino con una pirueta que significó el empate para el Real Madrid. Un pase flotadito lo encontró en posición de gol, mano a mano con Ederson, pero esta vez el delantero pifió su volea, le dio a la pelota con la canilla y descolocó al brasileño. Fue el 1-1.
La imagen de Mbappé, Vinicius y compañía sonriéndose en el centro del campo lo decía todo. El Madrid buscaba por todos los caminos y terminó encontrando el empate con una falla en la definición.
Phil Foden, que ingresó tras la lesión de Grealish, apareció en el área del Madrid y recibió un patadón que obligó al árbitro a sancionar penal: Haaland, que no le había marcado goles al Madrid en los cuatro partidos previos, se hizo cargo del remate y lo cambió por gol.
Ibrahim Díaz, con pasado en el City, cumplió con la ley del ex: aprovechó un rebote en el pecho de Ederson, tras un bombazo de Vinicius, cayó en los pies del marroquí, que no lo gritó.
Se iba el partido pero el Madrid no se resignaba: merecía ganarlo y lo ganaría. Una falla de la defensa del City dejó mano a mano a Vinicius Jr., que definió por encima de una atolondrada salida de Ederson. La pelota se iba afuera y el que apareció de arremetida fue Bellingham. Gol y partidazo.