Si había un debate sobre el carácter de título oficial que otorga el Trofeo de Campeones, Vélez le bajó el precio a la estrella que está en juego: su equipo enfrentará a Estudiantes sin su entrenador porque Gustavo Quinteros no viajó a Santiago del Estero con el plantel para estar presente en la ceremonia religiosa del casamiento de su hija. El DT prefirió no estar presente en la final y conocerá el resultado como cualquiera de los hinchas que no viajaron a la provincia en la que el calor no espera el verano.
Quien se sentará en el banco de suplentes será Leandro Desábato quien tiene la particularidad de haber forjado su carrera como futbolista en Estudiantes, aunque en el rol de entrenador terminó mal con quien fuera su compañero y actual presidente del Pincha, Juan Sebastián Verón. La ruptura fue en 2020 cuando el Chavo era el DT y sumaba 10 partidos sin victorias y trascendió que la Brujita había iniciado negociaciones con Ricardo Zielinski. Ahora, estará en la vereda opuesta y puede arrebatarle una estrella al León. Lo que quita una ausencia, lo aporta su presencia.
Mientras el plantel de Estudiantes aterrizó en Santiago poco después del mediodía del viernes, el de Vélez tenía previsto hacerlo poco antes de la medianoche: el avión que debía despegar de Ezeiza a las 18 tuvo una falla y no voló.
Entretanto, Vélez comunicó la novedad de la ausencia de su entrenador con un comunicado que también incluye la palabra de Quinteros. «A lo largo de mi carrera deportiva, tanto como jugador y como técnico, he tenido que ausentarme en fechas y eventos muy importantes de mi familia, priorizando siempre mi trabajo por encima de ellos. Este 21 de diciembre se celebra el casamiento de mi única hija, y quiero estar a su lado en uno de los días más importantes de su vida. Deseo acompañarla al altar y vivir junto a ella este momento tan especial», se excusó el entrenador.
Así las cosas, este sábado Vélez y Estudiantes se vuelven a ver las caras después de la final de la Copa de la Liga Profesional. Aquella vez el trofeo fue para el Pincha, que se impuso por penales en la final, aquí mismo en el Madre de Ciudades de Santiago del Estero, tras empatar 1 a 1. El Fortín no se acusó aquel golpe y tras quedarse con las manos vacías se encaramó en el torneo y fue campeón. Por eso el juego del sábado tiene sabor a revancha.
El partido se jugará desde las 21 con televisación en las pantallas de TNT Sports y ESPN y contará con el arbitraje de Leandro Rey Hilfer y tendrá a Hernán Mastrángelo en el VAR. Las tribunas, completas: partió una caravana de uno 50 micros desde La Plata y cerca de 40 desde la Ciudad de Buenos Aires.
Aunque es un estadio neutral, el local será Vélez ya que con 76 puntos es el equipo mejor ubicado en la tabla general, en la que Estudiantes terminó séptimo, con 63 puntos. Quien gane el partido, se quedará con el trofeo de campeones y sumará una estrella en su escudo.
En caso de igualdad, el partido se prolongará con un tiempo suplementario de 30 minutos dividido en dos tiempos de 15. En caso de que no se saquen diferencias, se ejecutará una serie de tiros desde el punto de penal, tal como dirimieron la Copa de la Liga, en la que el Pincha se impuso 4-3.
Ambos llegan de manera distinta. Vélez ya transitó el vértigo que supuso perder la final de la Copa Argentina ante Central Córdoba y la adrenalina de ganar en la última fecha para gritar campeón y asegurarse este partido. Viajó con la resaca después de los festejos por el título y con algún detalle a resolver a partir del domingo: ¿Gustavo Quinteros –el gran ausente- sigue? Es lo más probable pero todavía no está la firma.
Esa es otra diferencia: Estudiantes, que llega al partido sin la presión de las últimas fechas, ya tiene asegurado a Eduardo Domínguez, quien ya planificó el 2025 y les dio a los dirigentes una lista con refuerzos para afrontar su calendario, que incluye Copa Libertadores. Deberá reemplazar a Pablo Piatti y Federico Fernández, dos jugadores históricos del Pincha que le pondrán punto final a sus carreras.
Del partido se desprenden varias cosas: la estrella, la despedida de dos futbolistas, la ausencia de un entrenador y la revancha personal de su reemplazo, además de la de ambos equipos que en el primer semestre ya definieron un título.