Ni una pequeña brisa reparadora para una noche calurosa y sin goles. Lanús y Vélez no consiguieron los tres puntos para mejorar su presente, muy distinto para cada uno. Porque el Granate necesitaba el triunfo para meterse en la zona de clasificación para la definición del Torneo Apertura que tiene al Fortín como defensor del título, que apenas buscaba su primer triunfo.
El partido comenzó con una infracción. Porque 15 segundos habían pasado cuando el árbitro Sebastián Martínez le mostró la amarilla a Christian Ordoñez. El mediocampista se la ganó porque tuvo que cortar con infracción a Dylan Aquino, que le había robado la pelota a Matías Pellegrini, y encaraba derecho al arco.
Entró dormido Vélez, porque a los seis minutos el que la perdió fue Agustín Bouzat y el que la robó Walter Bou: quedaron tres contra tres y Ramiro Carrera resolvió con un remate que se fue afuera y que podría haber sido más productivo si abría hacia a alguno de los costados para sus compañeros.
O entró enchufado Lanús, que a los 10 tuvo la primera de las jugadas más claras: de un tiro de esquina, Carrera -esta vez de cabeza- obligó a Tomás Marchiori a tapar abajo, casi en la línea, y ahogarle el grito de gol.
El correr de los minutos emparejó el partido. Tibiamente Vélez se acercó a Nahuel Losada, aunque sin incomodarlo porque no tuvo la visita no concretaba con remates. Lo que no aflojaron fueron las amarillas: cuando recién se había jugado media hora, Bouzat ya sabía que se perdería la próxima fecha por acumulación de tarjetas y se quedará afuera del clásico ante Huracán.
Así pasó el primer tiempo, que sumó imprecisiones de ambos en el manejo de la pelota. Sin cambios en el segundo, las características en el complemento fueron similares. Porque se repitieron los pases malos y el local seguía siendo el de los remates al arco y rápidamente volvió a hacer que Marchiori se destacara. Marcelino Moreno se encargó de un tiro libre que el arquero alcanzó a sacar al tiro de esquina.
La falta de goles encendió al público de Lanús. Si el partido hubiese sido en Liniers, la impaciencia de la gente hubiese sido un factor determinante: es fácil imaginarse la desesperación de los hinchas de Vélez: cada minuto que pasa empeora sus números. Cuando terminó el partido, el equipo que comanda Sebastián Domínguez llegó a los 769 minutos sin hacer un gol. La cifra no se le pueden atribuir al entrenador: el último tanto fue el segundo ante Huracán en el torneo pasado a los 41 del segundo tiempo y después pasó el Trofeo de Campeones ante Estudiantes y todo lo que va del torneo. Quedó cerca del récord de Ferro Carril Oeste que pasó 875 minutos sin hacerlos, entre el Apertura 98 y el Clausura 99.
El equipo de Domínguez tampoco aprovechó la posibilidad que le dio la expulsión de Agustín Cardozo -el hombre de Lanús entró con firmeza y vio la segunda amarilla-, pero nada pudo hacer con la ventaja. No mostró mejoras, ni con el regreso de Maher Carrizo de la Sub 20. Aunque el chico mostró la frescura que no tiene el equipo, no pudo aportar demasiado.
Con 10, Lanús no dejó de buscar. Cuidó los espacios, sí, pero siguió yendo al frente y poner en aprietos a Marchiori que, en definitiva, fue el mejor de la visita. Lanús no jugó como el campéon que es, ni se notó que tenía un jugador más que su rival, un detalle que vuelve desconocido a un equipo que apenas dos meses atrás, daba una vuelta olímpica.
Fue un punto para cada uno que al Granate le sirvió poco y a Vélez menos: no podrá dejar la última posición esta fecha tampoco.
