Un avión de American Airlines con 64 pasajeros y cuatro tripulantes a bordo y un helicóptero militar Black Hawk (H-60) chocaron este miércoles por la noche en el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan, cerca de Washington. Tras el impacto ambas aeronaves cayeron al río Potomac. Se desplegó un fuerte operativo de rescate en la zona; las autoridades anunciaron este jueves por la mañana que no esperan dar con sobrevivientes. Hasta el momento se recuperaron 28 cuerpos.
El vuelo 5342 de American Airlines había despegado el miércoles por la mañana desde Wichita, Kansas, con destino a la capital de Estados Unidos, donde debía aterrizar por la noche. La nave es un jet regional Bombardier CRJ700 de PSA Airlines, operado por American Airlines. Por su parte el helicóptero, que realizaba un vuelo de entrenamiento, transportaba a tres soldados, según informó un funcionario estadounidense.
En el video grabado por las cámaras del lugar se puede ver el momento del choque entre el helicóptero y el avión. La aeronave de dimensiones reducidas volaba a baja altitud cuando se acercó al avión. La torre de control intentó contactar a la tripulación del Black Hawk para advertirles sobre la proximidad del Bombardier CRJ700, pero no obtuvieron respuesta.
Tras la colisión, se puede observar un intenso destello de color naranja generad por la explosión, que indicó el impacto violento entre las aeronaves. Las partes destrozadas cayeron rápidamente, dispersándose en el aire.
Todas las actividades en el aeropuerto fueron canceladas por lo ocurrido. “Los despegues y aterrizajes se han suspendido en el aeropuerto DCA. El personal de emergencia está respondiendo a un incidente aéreo en el aeródromo. La terminal permanece abierta”, indicaron desde el Aeropuerto Nacional Reagan en un comunicado en sus redes sociales.
A su vez, las autoridades locales iniciaron un operativo de búsqueda con ambulancias, móviles policiales, helicópteros de rescate, lanchas y buzos. Hasta el momento, ya retiraron 28 cuerpos de las aguas del río Potomac y, de acuerdo con lo detallado por The Washington Post, algunos cadáveres estaban atados con el cinturón de seguridad a sus asientos.
“A esta altura no pensamos que haya sobrevivientes”, dijo el jefe de bomberos de Washington, John Donnelly, en una conferencia de prensa desde el aeropuerto Ronald Reagan. “Estamos pasando de una operación de rescate a una operación de recuperación de los cuerpos”, agregó.
Minutos antes del aterrizaje, los controladores de tráfico aéreo del aeropuerto Reagan National preguntaron al jet comercial si podía cambiar su plan y aterrizar en la pista más corta, la 33, a lo que los pilotos respondieron que sí. Fue entonces que se autorizó que la aeronave aterrice en la nueva pista.
Simultáneamente, menos de 30 segundos antes del impacto, un controlador preguntó al helicóptero si tenía a la vista al avión que se aproximaba. “PAT 25, pase detrás del CRJ”, le indicó a quien pilotaba el helicóptero. Instantes después, las dos aeronaves colisionaron en el aire.