El bloque conservador de Friedrich Merz, ganador de las elecciones generales del pasado domingo en Alemania, y los socialdemócratas del canciller en funciones, Olaf Scholz, emprendieron este martes las primeras conversaciones sobre una posible ‘gran coalición‘, en un día en el que desde los partidos se comenzaron a formular las primeras exigencias para un acuerdo.
«Parto de que podemos acordar un buen contrato de coalición con el Partido Socialdemócrata (SPD)», dijo en una comparecencia Merz, antes de una reunión del nuevo grupo parlamentario conjunto de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y de la bávara Unión Socialcristiana (CSU) y tras entrevistarse durante hora y media en la Cancillería con Scholz, cuyo partido quedó tercero por detrás de la ultraderecha.
Merz indicó que tanto él como Markus Söder, el líder de la CSU, asumirán el liderazgo del equipo negociador de los conservadores y reiteró que su objetivo es formar gobierno antes de Semana Santa.
Antes de la reunión con el canciller alemán en funciones, Merz ya le había mandado un memorando pidiéndole que durante el tiempo que siga al frente del Gobierno no ascienda a funcionarios afines y que en materia internacional muestre cierta reserva y remita al siguiente Ejecutivo.
El político conservador afirmó que es pronto para hablar sobre el contenido de las conversaciones, pero recordó que para la CDU-CSU hay tres temas de máxima urgencia: la política exterior y de seguridad, la migración y la economía, en situación «crítica».
Video
Según boca de urna, la alianza conservadora alcanza el 29 por ciento y en segundo lugar se ubican los ultraderechistas de la AFD con el 19,5 por ciento. Terceros, los socialistas.
Todos estos requieren decisiones «rápidas» e «inaplazables» y un Gobierno capaz de actuar, afirmó Merz, que señaló que en su opinión el SPD -que todavía no ha concretado quién asumirá la negociación, ante el paso atrás dado por Scholz- tiene asumido que en migración son necesarios «cambios fundamentales».
También confirmó que las conversaciones engloban la posibilidad de pactar un presupuesto extraordinario con el que financiar el incremento del gasto en defensa en Alemania sin incurrir técnicamente en más deuda, pero matizó que es «pronto» y que ahora mismo este propósito se plantea complicado.
Sin mayoría de dos tercios
El ministro de Defensa en funciones, el socialdemócrata Boris Pistorius, reclamó precisamente este martes que se apruebe una excepción al freno de la deuda, que limita en la Constitución el endeudamiento del Estado al 0,35 % del PIB al año.
En su opinión, se trata de algo «prácticamente ineludible» para financiar las sumas millonarias que se proyectan para modernizar el Ejército alemán.
La urgencia estriba en que dentro de cuatro semanas, cuando se constituya el nuevo Bundestag o Cámara Baja, los conservadores y los socialdemócratas ya no tendrán -ni siquiera contando con el probable apoyo de Los Verdes- la mayoría de dos tercios necesaria para aprobar un presupuesto extraordinario.
Por el contrario, la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y La Izquierda, ambos opuestos a un incremento del gasto militar, sumarán 216 diputados, más de un tercio del total de 630, lo que técnicamente les permitiría vetar estos objetivos.
Desde el bloque conservador y de los socialdemócratas varias voces se manifestaron este martes a favor de intentar aprovechar por ello ahora las cuatro semanas que quedan, aunque con cautela, en vista de que los ciudadanos podrían cuestionar la legitimidad del procedimiento.
Las exigencias públicas se han ido sucediendo a lo largo de la jornada y el copresidente socialdemócrata Lars Klingbeil, que seguramente asumirá también el liderazgo del grupo parlamentario, pidió incluso que Merz «cambie claramente de rumbo y de tono», y reclamó subidas salariales, estabilización de las pensiones e inversiones.
La ultraderecha duplica su grupo parlamentario
Los colíderes de AfD, Alice Weidel y Tino Chrupalla, fueron confirmados este martes como jefes del grupo parlamentario de la formación ultra alemana, que pasará de 77 a 152 diputados.
En la bancada se sentarán figuras polémicas como el cabeza de lista de las anteriores elecciones europeas, Maximilian Krah, investigado por sus presuntas conexiones con Rusia y China, o Matthias Helferich, conocido por sus vínculos neonazis.
«Como mayor partido de la oposición, (la AfD) ahora siempre hablará directamente después del primer representante del Gobierno. También asumirá más puestos en gremios y comisiones», explicó a EFE Heiko Giebler, politólogo afiliado al Centro de Investigaciones Sociales de Berlín (WZB).
«Hasta qué punto el Gobierno o los otros partidos acceden a las demandas de AfD en términos de contenido, es harina de otro costal», afirmó, y recordó que ya antes de las elecciones otros partidos experimentaron un «claro giro a la derecha» en temas como la migración y la seguridad interior.
El colíder ultraderechista Tino Chrupalla recalcó este martes que su partido espera obtener al menos una de las vicepresidencias del Bundestag y presidencias de comisiones.
Durante la última legislatura el resto de partidos se encargó de bloquear siempre el acceso de diputados de AfD a esos puestos.