NUEVA YORK.- El presidente Donald Trump desató una fuerte turbulencia global al firmar el sábado órdenes ejecutivas para imponer aranceles generalizados a los tres mayores socios comerciales del país, una medida que corre el riesgo de desencadenar una dañina guerra comercial.
Las guerras comerciales también fueron una característica del primer mandato de Trump en la Casa Blanca. Pero sus últimos aranceles sobre Canadá, México y China, que entrarán en vigor el primer minuto del martes (hora del este de Estados Unidos) pueden ampliar la escala de las perturbaciones. Los tres países representan más de un tercio de los productos que se introducen en Estados Unidos y mantienen decenas de millones de puestos de trabajo estadounidenses.
Aunque el domingo Trump reconoció que sus nuevos aranceles podrían causar “algo de dolor”, insistió en que no aumentarán sustancialmente los precios para los estadounidenses y que los países extranjeros asumirán la mayor parte del impacto.
Sin embargo, los datos comerciales y los estudios económicos sugieren que los consumidores en Estados Unidos probablemente verán precios más altos en una amplia gama de productos, desde verduras y carne hasta celulares y automóviles. Si bien algunas empresas pueden optar por no trasladar el costo del arancel a los consumidores, muchas probablemente aumentarán los precios de sus productos.
“Debido a la combinación de estos tres países, será difícil recorrer un pasillo de una tienda de comestibles sin ver algún tipo de efecto inflacionario”, dijo Jason Miller, profesor de gestión de la cadena de suministro en la Universidad Estatal de Michigan.
Esto es lo que hay que saber sobre las consecuencias previstas de los aranceles:
Todos los productos importados de Canadá y México estarán sujetos a un arancel del 25%, excepto los productos energéticos canadienses, que se enfrentarán a un arancel del 10%, según las órdenes ejecutivas. Las órdenes también imponen un arancel del 10% a los productos chinos.
Según los economistas de S&P Global, los sectores automovilístico y de equipos eléctricos en México son los más expuestos a las alteraciones derivadas de los aranceles generalizados, al igual que el procesamiento de minerales en Canadá. En Estados Unidos, los mayores riesgos se ciernen sobre la agricultura, la pesca y las producciones metalúrgica y automovilística.
Algunas empresas pueden intentar pasar el costo a sus clientes subiendo los precios. Otras pueden optar por asumir el costo del arancel. Las empresas también pueden intentar obligar a los proveedores extranjeros a cargar el peso negociando precios más bajos para sus productos.
Cuando Trump impuso aranceles a China durante su primer mandato, los estudios económicos revelaron que la mayor parte de esos costos repercutieron en los consumidores estadounidenses, un escenario que probablemente se repita una vez más. Eso podría significar precios más altos en los supermercados, en los concesionarios de automóviles y en las estaciones de servicio.
Aproximadamente el 60% del petróleo que importa Estados Unidos procede de Canadá. Los aranceles sobre la energía canadiense, aunque inferiores a los de otras importaciones, podrían provocar un aumento de los precios en las gasolineras, especialmente en el Medio Oeste, donde las refinerías convierten el petróleo canadiense en gasolina y gasóleo.
También existe preocupación por las presiones inflacionistas en general. Los analistas de Goldman Sachs han dicho que si Trump impone aranceles generalizados, aumentarán los precios en Estados Unidos y se ralentizará el crecimiento económico. La mayoría de los economistas prevén que las nuevas barreras comerciales podrían provocar un repunte temporal de la inflación.
Los consumidores podrían ver un rápido repunte de los precios de los bienes no duraderos, incluidos los comestibles. Estos productos tienen una vida útil corta por lo que las tiendas de comestibles carecen de inventarios sustanciales. La mayoría de las paltas de Estados Unidos se importan de México, y podrían encarecerse en un par de semanas después de que entren en vigor los aranceles. También podrían subir los precios de los pepinos, las frutillas y los tomates. Los precios de los bienes duraderos, como los automóviles, podrían tardar más en subir debido a las existencias, o si las empresas esperan que los aranceles sean temporales.
“Podría tardar un poco, pero si estos aranceles están ahí para quedarse, entonces estos aumentos de precios acabarán produciéndose”, estimó Felix Tintelnot, profesor asociado de Economía en la Universidad de Duke.
Peter Simon, profesor de economía de la Universidad Northeastern, dijo que aún está por ver con qué rapidez las empresas pueden y están dispuestas a subir los precios. Aunque algunos aumentos de precios pueden representar una respuesta legítima al aumento de los costos para las empresas, también existe el riesgo de una fijación de precios oportunista, lo que significa que las empresas pueden utilizar los aranceles como excusa para subir los precios aún más de lo necesario, apuntó Simon. Un repunte de la inflación es un “resultado inevitable” de los aranceles.
Esta carga adicional llega en un momento en que muchos estadounidenses ya han estado experimentando un impacto en los precios en sus supermercados locales. Datos del Departamento de Trabajo mostraron que, en diciembre, los precios de los comestibles —que se mantuvieron relativamente estables a finales de 2023 y principios de 2024— volvieron a subir, liderados por el aumento en el precio de los huevos.
También se espera que los aranceles tengas un impacto en los precios que los consumidores estadounidenses pagan por los autos nuevos. Esto se debe a que los fabricantes de automóviles envían cada semana decenas de miles de millones de dólares en automóviles terminados, motores, transmisiones y otros componentes a través de las fronteras de Estados Unidos con Canadá y México. Además, se importan miles de millones de dólares adicionales en piezas de fabricantes de China.
Tras su toma de posesión, Trump dijo que impondría aranceles a Canadá y México porque los países vecinos estaban permitiendo “la entrada masiva de personas y de fentanilo”. Sus argumentos desde la toma de posesión -que los castigos son necesarios para detener el flujo de inmigrantes y drogas hacia Estados Unidos- siguen a meses de amenazas similares durante su campaña presidencial.
Trump emitió las órdenes ejecutivas bajo el amparo de una ley denominada Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional, ampliando el alcance de una emergencia nacional que declaró el primer día de su mandato con respecto a la “afluencia de extranjeros ilegales y drogas ilícitas”.
Canadá y México ya han señalado posibles respuestas. El gobierno canadiense ha hecho planes para atacar el jugo de naranja de Florida, el whisky de Tennessee y la manteca de maní de Kentucky, mientras que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha dicho que su país está preparado para responder con aranceles de represalia.
“Si Estados Unidos sigue adelante, Canadá está preparado con una respuesta contundente e inmediata”, dijo el viernes en las redes sociales el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
Sin embargo, las órdenes ejecutivas de Trump pretenden restringir la capacidad de los gobiernos afectados para contraatacar. Estados Unidos podría aumentar sus aranceles si los países toman represalias imponiendo sus propios impuestos de importación o adoptando otras medidas, según una cláusula de las órdenes.
¿Se han preparado las empresas estadounidenses?
Antes del anuncio de Trump del sábado, las empresas estadounidenses no parecían tener mucha prisa por introducir mercancías procedentes de México y Canadá, aunque había indicios de un repunte. Los esfuerzos por traer mercancías antes de los aranceles probablemente contribuyeron a un aumento del transporte de contenedores por ferrocarril a través de América del Norte en las cuatro primeras semanas del año, en comparación con el mismo periodo de 2024.
Los datos publicados en las semanas anteriores a las órdenes ejecutivas de Trump del sábado mostraban volúmenes de mercancías modestamente superiores por carretera y ferrocarril. Los expertos en transporte dijeron que, para las empresas ferroviarias y de transporte por carretera, la situación era distinta a la de 2021 y 2022, cuando un diluvio de importaciones desbordó las cadenas de suministro, disparando los costos de transporte y contribuyendo a alimentar una rápida aceleración de la inflación.
Danielle Kaye