ROMA.- Después de dos días de condiciones clínicas “estables”, la situación del papa Francisco se agravó nuevamente ayer, cuando padeció otra vez dos crisis respiratorias agudas y debió regresar a una ventilación mecánica no invasiva, es decir, volvió a tener que utilizar el aparato con máscara que cubre nariz y boca para poder respirar que ayer domingo había podido dejar. “El Papa durmió toda la noche, ahora sigue descansando”, dijo este martes a la mañana su vocero, Matteo Bruni, sin más detalles.
“El Santo Padre ha presentado hoy dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda, provocados por una importante acumulación de moco endobronquial y el consiguiente broncoespasmo. Por lo tanto, se realizaron dos broncoscopias que requirieron aspiración de secreciones abundantes. Por la tarde se reanudó la ventilación mecánica no invasiva”, indicó el parte elaborado ayer por el equipo médico que lo atiende en el hospital Gemelli, que fue difundido poco antes de las 19 locales. “El Santo Padre siempre se ha mantenido vigilante, orientado y colaborador. El pronóstico sigue siendo reservado”, concluyó el parte, que volvió a disparar todas las alarmas y que representó un paso para atrás, respecto de los últimos dos días.
Fuentes del Vaticano subrayaron que las crisis respiratorias, que ocurrieron por la tarde, fueron superadas, tal como indica el tiempo verbal del parte. Y destacaron que lo ocurrido suele ser “normal” dentro del cuadro complejo desde siempre pintado por los médicos de la situación de Jorge Bergoglio, internado desde hace 19 días y aún no fuera de peligro. “Claramente la acumulación de muco es una consecuencia de la neumonía bilateral: es una reacción de los pulmones a las bacterias presentes en los bronquios, que intentan eliminar y entonces se genera un espamo”, explicaron. “Esto hace que el paciente respire mal porque intenta expulsar lo que hay adentro y molesta”, agregaron, al subrayar que lo sucedido tampoco es un “elemento nuevo”, sino consecuencia del complejo cuadro general. La misma fuente resaltó que a diferencia de la crisis de broncoespasmo del viernes pasado, no hubo inhalación de vómito: lo que generó las dos crisis, de hecho, fueron los bronquios que intentaban expulsar el muco, insistieron. Y este fue aspirado a través de una sonda.
Las mismas fuentes resaltaron que los parámetros sanguíneos del paciente ilustre seguían siendo estables y con globulos blancos bajos, lo que indica que no se trata de una infección que está creciendo, sino consecuencia de la infección en curso en los pulmones.
A diferencia de una tarde que pareció un nuevo salto para atrás, la mañana de Francisco había sido tranquila. A primera hora, como viene sucediendo en estos días de ansiedad por la salud del máximo líder de la Iglesia católica, el vocero papal, Matteo Bruni, había hecho saber que había “descansado bien toda la noche”. Luego trascendió que el Papa se había despertado, desayunado, leído algunos diarios y que continuaba con su terapia. Algunos especularon con que el mejor reposo probablemente estaba relacionado con el hecho de que, según se había informado el domingo, Francisco ya no había necesitado ventilación mecánica no invasiva –el aparato con máscara que cubre nariz y boca para poder respirar-, sino que había vuelto a las cánulas nasales de alto flujo de oxigenación, algo más suave y llevadero.
El parte del domingo, de hecho, había sido tranquilizador porque por segundo día consecutivo había dicho que las condiciones clínicas del Papa eran “estables” y que había superado la crisis de broncoespasmo del viernes pasado. Pero este lunes, al menos para quienes no entienden de cuestiones médicas y esperaban en que se estaba emprendiendo un lento camino de recuperación, todo volvió a complicarse.
Consultada por LA NACION, Annalisa Bilotta, médica del hospital Internacional Salvator Mundi de esta capital, comentó que “se trata de una situación larga y evidentemente compleja”. “El problema es que el parte médico no dice cómo está evolucionando la neumonía, no dice si la terapia con antibióticos que le están dando está funcionando, o no… Lo único que puedo decir es que esto va a ser muy largo”, reflexionó.
Nadie se anima a pronosticar, de hecho, cuánto tiempo más necesitará el Papa para curarse de su neumonía, en un panorama con altos y bajos cada vez más frecuentes y de lo más impredecible.
Antes, cerca del mediodía local, en tanto, el Vaticano difundió un mensaje de fuerte contenido enviado por el Papa a los participantes de la asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida, que se reúne en estos días en un seminario titulado “¿Fin del mundo? Crisis, responsabilidad y esperanzas”.
Datado y fechado en el policlínico Gemelli, en el mensaje Francisco reflexionó sobre el término de la “policrisis” puesta bajo los reflectores, que “evoca la dramaticidad de la coyuntura histórica que estamos viviendo, en la que convergen guerras, cambios climáticos, problemas energéticos, epidemias, fenómeno migratorio, innovación tecnológica”.
“El entrelazamiento de estas cuestiones críticas, que afectan simultáneamente diferentes dimensiones de la vida, nos lleva a cuestionarnos sobre el destino del mundo y nuestra comprensión del mismo”, planteó.
“El primer paso para dar, es examinar más detenidamente cuál es nuestra representación del mundo y del cosmos. Si no hacemos esto y si no analizamos seriamente nuestra profunda resistencia al cambio, tanto como personas como sociedad, seguiremos haciendo lo que hemos hecho con otras crisis, incluso las muy recientes”, indicó.
“Pensemos en la pandemia de Covid: la hemos ‘desperdiciado’, por así decirlo; podríamos haber trabajado más profundamente en la transformación de las conciencias y de las prácticas sociales”, lamentó.
“Y otro paso importante para no quedarnos inmóviles, anclados en nuestras certezas, nuestros hábitos y nuestros miedos, es escuchar atentamente el aporte del conocimiento científico. El tema de la escucha es decisivo. Es una de las palabras clave de todo el proceso sinodal que hemos iniciado y que ahora se encuentra en su fase de implementación”, subrayó.
En este marco y esto fue lo más importante, subrayó que debe reelaborarse nuestro modo de entender la “creación continua”, “sabiendo que la tecnocracia no nos salvará”.
“Apoyar una desregulación planetaria utilitarista y neoliberal significa imponer la ley del más fuerte como única regla; y es una ley que deshumaniza”, advirtió, aludiendo claramente a la nueva ola de ultraderecha en auge en varias partes del mundo, incluida su madre patria.
El Papa lamentó, además, una “progresiva irrelevancia de los organismos internacionales, que también se ven socavados por actitudes miopes, preocupadas por proteger intereses particulares y nacionales”. Y llamó a construir “organizaciones globales más eficaces” – dotadas de autoridad para garantizar el bien común mundial, la erradicación del hambre y la pobreza y la defensa segura de los derechos humanos fundamentales-, para promover “un multilateralismo que no dependa de circunstancias políticas cambiantes ni de los intereses de unos pocos y que tenga una eficacia estable”. “Esta es una tarea urgente que concierne a toda la humanidad”, sentenció.
En medio de un clima de nuevo lleno de ansiedad y aprensión debido al último parte médico, guió este noche la maratón del rezo del rosario por la salud del Santo Padre el cardenal estadounidense -pero con mucha experiencia en América latina-, Robert Prevost. Prevost, prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América latina, es considerado un candidato papable.