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Donald Trump en la gran final del Super Bowl, un show para darse un baño de multitud y acrecentar su imagen


El Super Bowl es, en muchos sentidos, la carne viva de la cultura estadounidense: millones de personas miran por televisión un combate cuerpo a cuerpo en el campo de batalla de hombres con historias de superación, donde gana el mejor, en un show repleto de ricos y famosos donde reina el consumismo de los comerciales de 30 segundos de 8 millones de dólares. Por eso no extrañó que haya sido el lugar que Donald Trump eligió para estar el domingo por la noche. No iba a perderse el espectáculo más grande del mundo.

Fue el primer presidente en ejercicio de la historia de Estados Unidos en presenciar la gran final de fútbol americano. Y, más allá de las circunstancias del juego, el Super Bowl se convirtió anoche en una especie de Trump show, donde el magnate fue protagonista y buscó acrecentar su imagen.

El domingo temprano Trump jugó en su casa de Mar a Lago al golf con Tiger Woods, luego dio una entrevista con Fox y más tarde voló hasta Nueva Orleans para presenciar la final entre los Chiefs de Kansas City y los Eagles de Filadelfia.

Si bien su corazón estaba con los Chiefs (la esposa del quarterback Patrick Mahomes es fan declarada del presidente), antes de partir dijo que viajaba al partido para alentar a “dos grandes equipos” que representan “lo mejor del sueño americano”: trabajo duro, dedicación, tenacidad y la inspiración para miles de atletas jóvenes.

Dijo además que el fútbol americano brinda “una sensación de unidad nacional, uniendo a las familias, amigos y fans juntos para fortalecer las comunidades”. Pero su espíritu festivo y benévolo duró apenas unas horas: cuando los Chiefs perdieron por paliza (40 a 22) lanzó un tuit venenoso: “La única que tuvo una noche peor que los Kansas City Chiefs fue Taylor Swift. Ella recibió un abucheo en el estadio. Los MAGA no perdonan!”, azuzó a la cantante pop, novia del jugador multicampeón de Kansas Travis Kelce.

El presidente Donald Trump observa la primera mitad del partido de fútbol americano Super Bowl 59 de la NFL entre los Kansas City Chiefs y los Philadelphia Eagles. Foto AP

Trump pisó el estadio y entró al campo de juego a saludar a algunos de los futbolistas y participó de una ceremonia de conmemoración de las víctimas del reciente atentado terrorista en Nueva Orleans. Luego se ubicó en el palco preferencial, rodeado de familiares y flanqueado por su hija Ivanka.

Los lugares VIP estaban repletos de famosos: Taylor Swift, Paul McCartney, Adam Sandler, Kevin Costner, Bradley Cooper, Lady Gaga, Cardi B, Jay Z, Louis Tomlinson, Serena Williams, Zac Efron, Anne Hathaway, Jessica Alba y otros.

Con perfil más bajo, en otro palco se ubicó la ex primera dama Jill Biden, confesa admiradora de los Eagles, con Hunter Biden, el hijo del ex presidente que no estuvo en la cita.

Los lugares VIP estaban repletos de famosos: Taylor Swift, Paul McCartney, Adam Sandler, Kevin Costner, Bradley Cooper, Lady Gaga, Cardi B, Jay Z, Louis Tomlinson, Serena Williams, Zac Efron, Anne Hathaway, Jessica Alba y otros. Foto APLos lugares VIP estaban repletos de famosos: Taylor Swift, Paul McCartney, Adam Sandler, Kevin Costner, Bradley Cooper, Lady Gaga, Cardi B, Jay Z, Louis Tomlinson, Serena Williams, Zac Efron, Anne Hathaway, Jessica Alba y otros. Foto AP

En un momento, cuando interpretaban el Himno Nacional, las cámaras enfocaron por un breve instante a Trump en el palco, haciendo la venia y mirando a la multitud. Entonces se escuchó una ovación, aunque también algunos pocos abucheos, según dijo el pool de prensa de la Casa Blanca que lo acompañaba.

En otro momento, cuando el partido estaba avanzado y los Chiefs iban perdiendo, las cámaras se posaron en Taylor Swift y se escuchó un abucheo, mientras ella miraba con cara sorprendida. Y tenía motivos: cuando el equipo de su novio jugó otras finales en los años anteriores (salieron campeones 2 veces consecutivas) ella era aplaudida por todo el estadio. Pero en los últimos tiempos se convirtió en blanco de las críticas de Trump, sobre todo desde que ella apoyó a la demócrata Kamala Harris en la última campaña electoral.

En su viaje de regreso desde New Orleans, Trump se entretuvo reposteando varios videos en sus redes con los abucheos a Taylor y las ovaciones a su persona. A pesar de la derrota de su equipo favorito, volvía contento. Su avidez de omnipresencia lo había llevado al lugar justo en el momento justo.

Trump disfruta. En su anterior presidencia, en la ola de las protestas por el crimen del afroamericano George Floyd por parte de un policía blanco, el futbolista Colin Kaepernick se arrodilló durante el himno y encabezó un movimiento en la Liga Nacional de Fútbol americano que enfureció a Trump. Los tiempos ahora cambiaron. Esta vez se volvió con un sabor mucho más dulce.

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