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El conflicto que crece en África y amenaza con convertirse en una guerra regional


KAMPALA, Uganda.- Tropas ugandesas entraron el martes en la ciudad oriental congoleña de Bunia para ayudar a las fuerzas locales a detener la violencia de grupos armados, según voceros militares.

El fin de semana, milicianos del M23, grupo rebelde congoleño respaldado por Ruanda tomaron la ciudad estratégica de Bukavu, luego de que las fuerzas nacionales ofrecieran poca resistencia. El cinco de febrero el grupo ya había tomado el control de Goma, al sur de Bunia, la ciudad más grande del este de la República Democrática del Congo.

El avance de los rebeldes y la escalada de la presencia militar de Uganda en el este del país hacen temer que el conflicto se expanda al resto del país e incluso fuera de sus fronteras.

“El patrón que se recrea es el de los intereses de Uganda y Ruanda en [el Congo]”, dijo Angelo Izama, analista del grupo de expertos Fanaka Kwawote, con sede en Uganda. “Este es el primer disparo en la escalada regional que se había anticipado”.

Los rebeldes del M23 entran en el centro de Bukavu, la segunda ciudad más grande del este de Congo, y toman el control de la oficina administrativa de la provincia de Kivu del Sur, el domingo 16 de febrero de 2025Janvier Barhahiga – AP

Las preocupaciones se hacen eco de las guerras en las que se sumió el país de África central entre 1996 y 2003, cuando sus países vecinos y grupos armados lucharon por el acceso a metales y minerales de tierras raras como el cobre, el cobalto, el litio y el oro, altamente cotizados en el mercado internacional. Hasta seis millones de personas murieron durante el prolongado conflicto, conocido como “la guerra mundial de África”.

Desde entonces, Uganda y Ruanda han estado presentes en el conflicto en el Congo, a veces compitiendo por influir en los grupos rebeldes que se oponen al gobierno.

Las claves para entender el conflicto.

Con el apoyo de miles de efectivos de Ruanda, los rebeldes respaldados capturaron las dos ciudades en el este del país en menos de un mes tras una importante escalada en su lucha de años contra las fuerzas congoleñas.

Los rebeldes tomaron Goma en la provincia de Kivu del Norte mediante intensos combates con las tropas gubernamentales y aliadas que dejaron cuerpos en las calles y miles de soldados congoleños rindiendo sus armas. Alrededor de 3000 personas murieron en los enfrentamientos, según las Naciones Unidas.

La situación parece haber sido muy diferente en Bukavu, a sólo 100 kilómetros al sur de Goma, donde según residentes, las fuerzas congoleñas huían mientras los combatientes del M23 entraban en la ciudad con poca resistencia.

Miembros del grupo armado M23 se sientan en una camioneta durante una patrulla, mientras mujeres que llevan frutas pasan junto a un mercado, tras la toma de la ciudad por el movimiento M23 en Bukavu, el 18 de febrero de 2025LUIS TATO – AFP

Las razones del asalto del M23 podrían ser el hecho de que solo enfrentaban una resistencia limitada y estaban empujando contra una puerta abierta, explicó el grupo de expertos International Crisis Group (ICG).

Estos avances también les han otorgado al grupo rebelde el control de algunos de los valiosos yacimientos minerales de la región. El Congo es el primer productor mundial de cobalto, un componente clave de las baterías de los vehículos eléctricos y los teléfonos móviles. También es el tercer productor mundial de cobre y alberga importantes yacimientos de coltán, litio, estaño, wolframio, tantalio y oro.

El lunes se realizó una reunión entre las fuerzas ugandesas y las tropas congoleñas en Bunia, la capital de la provincia de Ituri a sólo 40 kilómetros de la frontera con Uganda, y se acordó un despliegue conjunto en la ciudad para intentar controlar el avance de los rebeldes, afirmó el mayor general Felix Kulayigye, portavoz del ejército ugandés.

Las fuerzas ugandesas han estado en Ituri desde 2021 según un acuerdo con el gobierno congoleño. Los ugandeses, además de colaborar con el gobierno congoleño, persiguen a miembros de otros grupos rebeldes, entre los que destacan las Fuerzas Democráticas Aliadas, o FDA, que tienen vínculos con el grupo Estado Islámico.

También se enviaron tropas de Burundi, que mantiene tensas relaciones con Ruanda, a luchar junto a las fuerzas congoleñas, y se desplegaron tropas de Tanzania bajo el estandarte de un bloque regional.

El M23 es uno de aproximadamente 100 facciones armadas que compiten por el control en el este de Congo. Pero a diferencia de los demás, está compuesto principalmente por tutsis, grupo étnico proveniente de la región de los Grandes Lagos de África, que no lograron integrarse en el ejército congoleño. El grupo afirma que está defendiendo a los tutsis y a los congoleños de origen ruandés de la discriminación, aunque los críticos dicen que su campaña es un pretexto para obtener influencia económica y política sobre el este de Congo.

Las autoridades congoleñas consideran a los rebeldes M23 como una milicia que actúa indirectamente a favor de Ruanda. El grupo está respaldado por unos 4000 soldados ruandeses, según pruebas recopiladas por expertos de las Naciones Unidas.

El presidente de Ruanda, Paul Kagame, ofrece una conferencia de prensa conjunta tras reuniones bilaterales y a nivel de delegaciones en el Complejo Presidencial en Ankara, Turquía, el 23 de enero de 2025Anadolu – Anadolu

“Ruanda persigue obstinadamente su plan de ocupar, saquear y cometer crímenes y graves violaciones de los derechos humanos en nuestro suelo”, acusó el gobierno congoleño en un comunicado.

Ruanda, por su parte, rechaza las acusaciones de Congo, Naciones Unidas y las potencias occidentales de que miles de sus militares luchan junto al M23. El presidente Paul Kagame, acusa al presidente congoleño Félix Tshisekedi de ignorar las preocupaciones de los tutsis étnicos de Congo y de pasar por alto acuerdos de paz anteriores.

Al mismo tiempo, el gobierno de Ruanda afirma que se está defendiendo de la amenaza de una milicia hutu que, según dice, lucha con el ejército congoleño.

La comunidad internacional ha usado en su mayoría la misma retórica desde que comenzó el último avance del M23 el 26 de enero, enfatizando la necesidad de diálogo y la retirada de los rebeldes, pero sin ejercer presión financiera y diplomática sobre Ruanda, como fue el caso en 2012, cuando el M23 tomó Goma antes de retirarse. Una cumbre de líderes de África oriental y meridional pidió un alto el fuego inmediato, pero notablemente no solicitó la retirada de los rebeldes de Goma.

Un soldado del M23 supervisa mientras conductores de mototaxis revisan artículos militares abandonados en busca de armas y municiones sin detonar en el puerto de Goma, el 18 de febrero de 2025JOSPIN MWISHA – AFP

Los observadores han señalado que la presión internacional atenuada sobre Kigali se debe en parte al sentimiento de culpa por no intervenir en el genocidio de 1994 en Ruanda, así como a la creciente estatus del país bajo Kagame tanto en África como en Occidente. Murithi Mutiga, director de África en el ICG, señaló que son los países africanos en gran medida los responsables de ignorar las advertencias del conflicto. Afirmó que los últimos combates fueron “un fracaso de la mediación africana”.

A diferencia de 2012, cuando se retiraron de Goma en menos de una semana, el M23 se ha vuelto más audaz gracias al apoyo de Ruanda con tropas y armas, agregó Mutiga.

El conflicto tiene implicaciones regionales con la participación de los vecinos del sur y este de Congo, cuyos ejércitos fueron invitados por Tshisekedi cuando el M23 resurgió a finales de 2021. Algunos de los aliados de Congo han sufrido pérdidas, incluyendo a Sudáfrica, con 14 cascos azules muertos en los combates por Goma. Las autoridades de Burundi también afirman que sus tropas han sido atacadas por los rebeldes.

Un soldado del grupo rebelde M23 observa a través de una mira militar recuperada entre objetos militares abandonados en el puerto de Goma, el 18 de febrero de 2025JOSPIN MWISHA – AFP

“La entrada del M23 y de las Fuerzas de Defensa ruandesas en Bukavu (…) es una grave escalada que aumenta el riesgo de un conflicto regional más amplio, cuyo coste humano sería devastador”, dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores británico en un comunicado.

“El riesgo de una confrontación regional nunca ha sido tan alto”, manifestó Mutiga.

Tshisekedi, quien ha amenazado con que su país responderá, continúa exigiendo acción de la comunidad internacional, que dice ha fallado en presionar a Ruanda. Aunque el gobierno de Congo dijo que está abierto a conversaciones a las que también han accedido los líderes del M23, las autoridades en Kinshasa afirman que deben llevarse a cabo dentro del marco de acuerdos de paz anteriores y no del avance del M23.

El presidente reelecto de la República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi, presta juramento durante la ceremonia de investidura en el Estadio Stade des Martyrs de la Pentecôte en Kinshasa, República Democrática del Congo, el 20 de enero de 2024Anadolu – Anadolu

Por otro lado, el M23 está buscando poder político y dice estar luchando contra la corrupción y la mala gobernanza en las áreas que ahora controla. El grupo ha declarado que está abierto a un diálogo “directo y sincero” para abordar las causas fundamentales del conflicto y hacer cumplir un alto el fuego solo si el ejército congoleño detiene su campaña militar en la región.

Agencias AP y Reuters

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