Por octava vez consecutiva, Finlandia es considerado el país más feliz del mundo, según un informe coordinado por la ONU y publicado este miércoles. Los países nórdicos encabezan los primeros lugares, ya que luego aparecen Dinamarca, Islandia y Suecia.
En el último lugar de la lista de los 147 países, por segundo año consecutivo está Afganistán, afectado por una catástrofe humanitaria tras el regreso al poder de los talibanes en 2020. Como lo fueron Togo, en 2013 y 2015; Burundi, en 2016 y 2018, República Centroafricana, en 2017, y Sudán del Sur, en 2019.
El Reporte Mundial de Felicidad es publicado por la Red de Soluciones para el Desarrollo sostenible de las Naciones Unidas cada año desde 2012.
Los primeros lugares de la lista se han mantenido sin mayores cambios respecto al año pasado, pero el top 20 de los países más felices del mundo sí tuvo nuevas incorporaciones. Las salidas de Kuwait (del 13 al 30) y del Reino Unido (20 al 23) dieron lugar a México (del 25 al 10) y a Eslovenia (21 a 19). La gran mayoría de los países de América Latina y el Caribe han escalado en posiciones en comparación con el año anterior, incluida la Argentina, que pasó del puesto 48 al 42, y alcanzó el lugar más alto en la medición desde 2019.
Un dato clave de esta nueva lista es que por primera vez México y Costa Rica (pasó del 12 al sexto lugar) entraron entre los 10 países más felices. Las tendencias ascendentes continúan en países como Lituania (16), Eslovenia (19) y República Checa (20) subrayan la convergencia de los niveles de felicidad en toda Europa. Los países que más han mejorado desde el primer reporte sobre la felicidad en el mundo son Serbia (31), Bulgaria (85) y Georgia (91).
Mientras que Estados Unidos, cayó al puesto más bajo registrado (24), después de haber alcanzado un pico máximo con el puesto 11, en 2012.
Uno de las tendencias que preocupa en el informe es la que identifica que en 2023, 19% de los adultos jóvenes alrededor del mundo indicaron que no tenían a ninguna persona con quien contar para brindarles apoyo social. Esto significa un 39% de incremento en comparación con el dato que arrojó el informe en 2006.
Además, ligado al auge de los movimientos ultraderechistas en el Viejo Continente, el reporte sugiere que “la disminución de la felicidad y la confianza social en Estados Unidos y partes de Europa se combinan para explicar el aumento y la dirección de la polarización política y los votos antisistema”.
Andrés Oppenheimer, periodista argentino y autor del libro “Cómo salir del pozo: las nuevas estrategias de los países, las empresas y las personas en busca de la felicidad”, reflexionó en diálogo con LA NACION acerca de la caída de los niveles de felicidad de países desarrollados como Estados Unidos y Alemania.
“Los niveles de felicidad en Estados Unidos y Europa están cayendo en parte porque el nivel de vida ya no está creciendo como hace algunas décadas, y eso genera frustración. Al mismo tiempo, hay un fenómeno creciente de soledad por la adicción a las redes sociales, que hace que la gente tenga cada vez más amigos en Instagram, pero menos amigos de carne y hueso. También hay una creciente ansiedad por la automatización del trabajo, a medida que cada vez más empleos son reemplazados por robots o por la inteligencia artificial. Todos estos factores están generando una creciente insatisfacción”, señaló Oppenheimer.
La edición 2025, elaborada en colaboración entre la encuestadora Gallup, la Universidad de Oxford y la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la ONU, pone el foco en la felicidad a lo largo del tiempo. Su análisis abarca distintas etapas de la vida, con un énfasis particular en el bienestar de los jóvenes. El objetivo es medir la felicidad para que los responsables de políticas públicas puedan utilizarla como un indicador del progreso social.
Para ello, el estudio emplea métricas que van más allá de los tradicionales indicadores económicos y adopta un enfoque subjetivo, basado en la percepción personal sobre la vida, así como en la presencia de emociones positivas y negativas.
Estos seis factores clave conforman la categoría de “evaluación de la vida” y tienen un peso determinante en la clasificación de los países: el PBI per cápita, que refleja el nivel de ingresos y desarrollo económico; la esperanza de vida saludable, como indicador del bienestar físico; el apoyo social, entendido como la disponibilidad de alguien en quien confiar en momentos difíciles; la libertad para tomar decisiones sobre la propia vida; la generosidad, medida a través de donaciones y actos altruistas; y la percepción de la corrupción en el gobierno y las instituciones. Estos factores, combinados con la autoevaluación de la vida y la experiencia emocional de las personas, permiten establecer un ranking global de felicidad.
Los especialistas indican que la cercanía con la naturaleza y el buen equilibrio entre el trabajo y la vida privada o tiempo de ocio suelen ser un punto clave en la satisfacción de los finlandeses.
Los finlandeses tal vez tienen una “comprensión más accesible de lo que es una vida exitosa”, en comparación por ejemplo con Estados Unidos, donde el éxito se relaciona más con las ganancias financieras, afirmó Jennifer de Paola, investigadora especializada en esta temática en la Universidad de Helsinki, a la agencia AFP.
La institucionalidad, los bajos índices de corrupción y la percepción de credibilidad que proyectan ambos aspectos en la vida cívica de los finlandeses, también son primordiales para la evaluación. Además, el concepto de igualdad de oportunidades que se refleja en la educación y atención médica gratuita y pública, son esenciales en la búsqueda de cohesión social, que eleva la felicidad, según el reporte.
Para Oppenheimer, teniendo en cuenta que las necesidades básicas están mayormente cubiertas, en los países nórdicos el fomento de las actividades sociales para potenciar las relaciones interpersonales mediante políticas públicas es una de las estrategias más efectivas.