ROMA.- En otra señal de que el Papa, internado desde hace doce días con neumonía bilateral, aunque aún en condiciones críticas, sigue firme y al mando, el Vaticano informó este martes que recibió ayer “en audiencia” al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede y su número dos en la cadena de mando, y al sustituto para los Asuntos Generales, el monseñor venezolano Edgar Peña Parra, su número tres.
Aunque nadie quiso dar indicaciones de cuándo los recibió ni por cuánto tiempo, el boletín del Vaticano que difundió la información hizo saber que la visita se debió a cuestiones puramente burocráticas, como promulgar algunos decretos del Dicasterio para las Causas de los Santos y convocar a un consistorio para próximas canonizaciones, sin fecha.
El Vaticano también difundió el mensaje del Papa para la Cuaresma de este año, que comenzará el próximo 5 de marzo, el miércoles de la semana que viene. Es habitual que se difunda este mensaje, en todos los idiomas, con anticipación, para que todas las iglesias del mundo puedan prepararse a esa fecha, que marca el inicio del período de 40 días que precede la Semana Santa. En medio de la aprensión por la salud del papa Francisco, de 88 años, los más optimistas esperan para que esa fecha pueda estar recuperado.
Las últimas noticias que llegan en efecto, son mucho más positivas, sobre todo después de un fin de semana dramático, cuando se temió lo peor. “El Papa ha descansado bien, toda la noche”, dijo esta el vocero papal, Matteo Bruni, provocando otro gran respiro de alivio entre los cientos de miles de católicos del mundo que siguen en vilo la internación del papa Francisco, que aunque sigue con pronóstico reservado, está lentamente mejorando. Pese a la multiplicación de noticias falsas y rumores de todo tipo, en efecto, el último parte médico, de anoche, indicó que tampoco ayer, lunes, tuvo crisis respiratorias, algunos exámenes de laboratorio presentaron mejoras, la leve insuficiencia renal no está preocupando y continúa con oxígeno a través de cánulas nasales, pero con flujos reducidos; además, retomó su actividad laboral y llamó a la parroquia de Gaza. Todas señales más que positivas.
Fuentes vaticanas hicieron saber que el Papa durmió bien, sin interrupciones, que sigue con su terapia y que las condiciones son las mismas del último parte médico, es decir, ya no tuvo otras crisis respiratorias. Puede levantarse y sentarse en su sillón y, ante una pregunta, dijeron que no está utilizando sedantes.
“Las condiciones clínicas del Santo Padre, aún críticas, demuestran una leve mejora”, aseguró ayer el último parte, que destacó, por otro lado, que por segundo día consecutivo también el lunes “no se han verificado episodios de crisis respiratorias asmáticas”. Otros datos positivos fueron que “algunos exámenes de laboratorio han mejorado”, que “el monitoreo de la leve insuficiencia renal” aparecida en la víspera “no despierta preocupación” y que “la oxigenoterapia continúa, aunque con flujos y porcentaje de oxígeno ligeramente reducidos”.
“Los médicos, considerando la complejidad del cuadro clínico, en vía prudencial aún no deciden sobre el pronóstico”, añadieron, queriendo decir que sigue con pronóstico reservado. Y hablaron de una jornada evidentemente mucho mejor que las del fin de semana: “por la mañana recibió la Eucaristía, mientras que por la tarde retomó sus actividades de trabajo” y más tarde “llamó al párroco de la parroquia de Gaza para expresarle su cercanía paternal”, precisó. Según trascendió, quiso agradecer un video que le mandó el sacerdote argentino, Gabriel Romanelli, párroco de Gaza, al que viene llamando religiosamente desde hace más de 15 meses.
“El Papa Francisco agradece a todo el pueblo de Dios que se ha reunido en los últimos días para orar por su salud”, concluyó el parte, refiriéndose, entre otras convocatorias, al primer rosario rezado por su salud por miles de personas anoche en la Plaza de San Pedro, dirigido por el cardenal Pietro Parolin, su número dos.
Ya por la mañana de ayer se había percibido una situación más calma, dentro de un cuadro de todos modos complejo. “La noche ha pasado bien, el Papa ha dormido y está descansando”, hizo saber su vocero, Matteo Bruni, después de las 8 de la mañana locales. Más tarde, fuentes del Vaticano dijeron que se seguía con su terapia y que estaba de “buen humor”.
En medio de un clima de alarma mundial, la información nuevamente aplacó la tensión, rumores y versiones incontroladas sobre la salud del Pontífice, internado desde el 14 de febrero con una bronquitis que degeneró en una neumonía bilateral que implicó varias otras descompensaciones y un cuadro clínico delicado para alguien de su edad. Las mismas fuentes dijeron que el Papa se puede mover, se sienta en un sillón, se alimenta normalmente y “no tiene dolor”, en alusión a ese “sufrimiento” revelado en la jornada del sábado, la peor hasta ahora, cuando tuvo una crisis respiratoria asmática prolongada y, además, le hicieron transfusiones de sangre. Además, después de dos días difíciles, volvió a tener cierta actividad laboral, con lectura de textos y firma de documentos.
Fuentes del Vaticano, más allá del mejor clima, confirmaron de todos modos que el Papa no está aun fuera de peligro y que hace falta tiempo para ver cómo evoluciona ante los tratamientos en curso. Los próximos días serán cruciales.
Annalisa Bilotta, médica del hospital internacional Salvator Mundi de esta capital, consultada por LA NACION acerca del último parte médico, resaltó ayer que le parecía “claro que el Papa está mejorando”. “Si bien los médicos dijeron que aún está con pronóstico reservado, también dijeron que ya no tuvo más crisis respiratorias, que los análisis de sangre están mejorando y la que la leve insuficiencia renal no empeoró”, afirmó. “Así que las cosas parecen ser un poco estacionarias, con algunos parámetros que están mejorando porque lentamente las terapias empiezan a dar resultados”, agregó. “Pero hay que tener en cuenta que todo es muy lento en este tipo de situaciones”, subrayó.
Más allá de las buenas noticias, volvió a ser una jornada plagada de rumores y versiones, siempre de tipo catastrófico, que generaron una psicosis entre la legión de periodistas italianos y de todo el mundo que hacean guardia frente al hospital Gemelli, bajo paraguas y carpas debido a una jornada fría y lluviosa. Desde un cuenta de X, ligada al parecer a sectores ultraconservadores estadounidenses, comenzó a circular una versión según la cual el equipo médico del Papa había dicho que le quedaban “72 horas de vida”.
Paris Match, en tanto, aseguraba que le estaban preparando al Papa un departamento medicalizado en el hospital Gemelli de la Isla Tiberina y que lo estaban trasladando allí, algo que fue desmentido de inmediato, así como una versión según la cual todos los cardenales habían recibido una carta diciéndoles que estuvieran listos para viajar a Roma para el funeral de su jefe máximo y el posterior cónclave para el elegir a su sucesor.
Hasta el cardenal alemán Gerhard Müller, prefecto emérito del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y purpurado conservador que siempre fue muy crítico del papa del fin del mundo, se mostró bastante disgustado ante este clima. “El Papa ahora está vivo y este es el momento de rezar, no de pensar en quién será el sucesor”, dijo, en una entrevista al Corriere della Sera. “Si alguien piensa en el futuro mientras Francisco está en el hospital -añadió- no está bien, no está bien para nada”.