TULUM, México.- El paraíso caribeño que durante años sedujo a turistas de todo el mundo enfrentó este año una de sus peores temporadas en la historia reciente. A la escena repetida de trabajadores municipales retirando montañas de sargazo de las playas –una postal que se volvió símbolo del declive turístico– se sumaron otros factores que agravaron la caída en la llegada de visitantes a Tulum.
La incertidumbre económica en Estados Unidos, de donde proviene el 60% del turismo internacional, redujo el presupuesto de los viajeros en un año marcado por la inflación, las tasas de interés altas y un cierre gubernamental de 43 días. La inseguridad también impactó: en marzo, el secretario de Seguridad de Tulum fue asesinado en un ataque armado, y el Departamento de Estado norteamericano mantiene la alerta de viaje en nivel 2 para la zona. A esto se agregó la entrada en vigor de nuevas restricciones ambientales, que impiden el acceso a algunas playas con plásticos y otros desechables dentro de una reserva natural, generando confusión entre los visitantes.
Para mediados de año, las autoridades habían recogido 1900 toneladas de sargazo, superando ampliamente las 1300 de todo 2024. Hoteleros y funcionarios coinciden en que no se registraba una invasión semejante desde 2018. El impacto fue inmediato: Tulum recibió menos turistas que el año pasado, profundizando una tendencia a la baja que se arrastraba desde el primer trimestre.
Entre el 16 y el 22 de agosto, la ocupación hotelera alcanzó apenas el 53,3%, y en la segunda semana de septiembre cayó al 48,1%, cuatro puntos por debajo de 2024, según datos oficiales de Quintana Roo. Aunque muchos empresarios evitan hablar de una crisis abierta, reconocen que el golpe fue generalizado. “Este año la llegada masiva de sargazo afectó la experiencia del visitante y retrasó la recuperación del destino”, explicó a CNN David Ortiz Mena, presidente de la Asociación de Hoteles de Tulum. Pese al panorama adverso, confían en que la temporada alta de fin de año pueda revertir parcialmente la caída.
“Todo lo que pasa en Estados Unidos nos impacta. Pero esperamos una buena temporada en diciembre y enero”, señaló Eliazar Mas Kinil, regidor de Turismo.
El aumento del sargazo es un problema regional, pero en el Caribe mexicano alcanzó este año niveles críticos. La Secretaría de Marina (Semar) confirmó que en 2025 se superaron los récords históricos de recolección: en toda Quintana Roo –que incluye Cancún, Playa del Carmen y Tulum– se acumularon más de 44.000 toneladas en lo que va del año.
El operativo oficial desplegó barreras marinas, un buque sargacero oceánico y centenares de agentes, pero los expertos advierten que estas medidas solo mitigan el problema. Aseguran que el fenómeno está vinculado al calentamiento oceánico, el exceso de nutrientes vertidos al Atlántico y cambios en las corrientes marinas.
Esteban Amaro, director de la Red de Monitoreo del Sargazo, advirtió que 2025 podría superar el pico histórico de 2018. Investigadores de la UNAM estiman que el Caribe podría recibir este año más de 100.000 toneladas, gran parte de ellas depositadas en playas turísticas.
En Tulum, Playa del Carmen, Cozumel, Xcalak y Mahahual, el sargazo generó una alerta roja durante semanas. Las acumulaciones oscurecieron el agua y, al descomponerse, liberaron un olor intenso que ahuyentó a los visitantes. La maquinaria pesada utilizada para retirarlo contribuyó además a la erosión costera.
“Nunca queda 100% limpia. Lo que hacemos es mitigar el problema para evitar que apeste y afecte la experiencia del visitante”, admitió Samantha Álvarez, secretaria de Medio Ambiente de Playa del Carmen.
En Tulum, la ocupación hotelera anual ronda el 40%, el nivel más bajo en una década. Algunos empresarios evalúan pedir al gobierno federal la suspensión temporal del cobro de ingreso al Parque del Jaguar –una reserva natural que incluye playas y la zona arqueológica– para intentar reactivar la llegada de viajeros.
Tulum, que creció aceleradamente tras la pandemia y recientemente inauguró un aeropuerto internacional y una estación del Tren Maya, enfrenta la urgencia de planificar su desarrollo y diversificar su oferta. “Debemos mejorar infraestructura, servicios y evitar cobros excesivos. El visitante tiene que querer regresar”, planteó Hazael Cerón, del Centro de Competitividad Turística de la Universidad Anáhuac.
Mientras tanto, los operativos federales continúan, pero la tendencia global preocupa: este año se formaron 38 millones de toneladas métricas de sargazo en el Gran Cinturón Atlántico, casi el doble del récord de 2018, según la Universidad del Sur de Florida.
Agencia AP y diarios El País y El Universal/GDA
