Las buenas noticias sobre la salud del Papa no prometen un regreso inminente al Vaticano, y ponen en duda la participación o no de Francisco en el momento litúrgico crucial que se avecina en el Año Jubilar 2025. Este año la Pascua llega el 20 de abril y en principio el santo padre no presidirá los ritos pascuales porque su recuperación estará aún en su parte final. El Vaticano está predisponiendo el plan de sustituciones, que comenzarán el Domingo de Ramos, con el vice decano del Sacro Colegio de Cardenales, el cardenal argentino Leonardo Sandri.
El vaticanista Francesco Capozza del matutino conservador romano “Il Tempo”, publica una lista completa del “Plan B”. La Vigilia de Pasqua sería presidida por el Secretario de Estado, Pietro Parolín, mientras que la misa del día de Pascua, 20 de abril, la celebraría el decano del Sacro Colegio de Cardenales, Giovanni Battista Re.
El programa de sustituciones exhibe a los purpurados que son personajes del elenco que en parte gobierna la Iglesia. El Jueves Santo están previstas dos misas, la del Crisma, a cargo del vicario de Roma, cardenal Baldo Reina, y la misa in Cena Dominis del arzobispo de la Basílica Vaticana Angelo De Donatis.
La Vigilia de Pascua sería presidida por el cardenal Pietro Parolín.
Por primera vez el Secretario de Estado Parolín leería además el mensaje del Papa del día de Pascua, que habitualmente afronta las reflexiones de Francesco con referencia a las guerras, las poblaciones sufrientes, las migraciones y otros temas candentes.
El Papa podría desde su residencia en Santa Marta dar la bendición “urbi et orbi” el día de Pascua, en una conexión especial. Faltan 31 días para la gran jornada y es imposible dar certidumbres. Los médicos que atienden a Francisco consideran imprescindible no acortar los tiempos de una recuperación de la salud que está yendo bien. También se dice que el Papa podría mostrarse por unos minutos.
Las conjeturas están a la orden del día, pero todo depende de la consolidación del restablecimiento del pontífice. Si es firme, las especulaciones de lo que puede venir se alargan en el tiempo, las reflexiones y apuestas de quién puede ser el sucesor de un Papa que sigue vivo resultan inevitables.
El papel del cardenal Parolín, secretario de Estado, de visitas frecuentes al Papa y de posible intervención estelar en las celebraciones de la Pascua, lo elevan en los pronósticos de sucesión.
Pero en esta crisis duradera, las tres etapas del drama se van cumpliendo lentamente. El miércoles, el Papa concelebró la misa cotidiana en su departamento en el hospital Gemelli por primera vez desde su internación el 14 de febrero.
La segunda etapa comenzará con el regreso al Vaticano.
La tercera es la incógnita de que siga combatiendo a pesar de enfermedades y contratiempos hasta que le llegue inexorable la muerte o la renuncia. Todo está por ocurrir, salvo las especulaciones que siguen subiendo de tono, impacientes.
El último boletín médico de del miércoles (el próximo llegaría recién el lunes) señala que la pulmonía del Papa “está bajo control”. Ya no es más necesaria la ventilación mecánica de noche. También la neumonía en los dos pulmones va cediendo lentamente. El Papa ha aumentado las fisioterapias respiratorias y motoras, preparándose al regreso al Vaticano. Los médicos y el mismo paciente no tienen prisa porque no quieren cometer el error de mortificar una curación plena.