Enfrentamientos entre islamistas que tomaron el control de Siria y partidarios del gobierno del depuesto presidente Bashar Assad causaron la muerte de dos combatientes islámicos este miércoles y dejaron heridos a otros, informaron funcionarios interinos.
No se conocieron de inmediato los detalles de cómo estalló la lucha ni quién instigó la confrontación. Funcionarios interinos en Siria indicaron que fallecieron dos combatientes del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) que lideró la impresionante ofensiva que derrocó a Assad a principios de este mes.
La transición de Siria ha sido sorprendentemente tranquila, pero solo han pasado unas semanas desde que Assad huyó del país y su administración y fuerzas se disolvieron. Los insurgentes que derrocaron a Assad están arraigados en una ideología islamista fundamentalista y, aunque han prometido crear un sistema pluralista, no está claro cómo o si planean compartir el poder.
Desde la caída de Assad, decenas de sirios han sido asesinados en actos de venganza, según activistas y observadores, la gran mayoría de ellos de la comunidad alauita minoritaria, una rama del islam chií a la que pertenece Assad.
En la capital, Damasco, manifestantes alauitas se enfrentaron con manifestantes suníes y se escucharon disparos. The Associated Press no pudo confirmar detalles del tiroteo.
También hubo protestas alauitas en la costa de Siria, en la ciudad de Homs y en el campo de Hama. Algunos pidieron la liberación de militares sirios ahora encarcelados por el HTS.
Las protestas alauitas fueron aparentemente provocadas en parte por un video en internet que mostraba la quema de un santuario alauita. Las autoridades interinas insistieron en que el video era antiguo y no un incidente reciente.
La violencia sectaria ha estallado en ráfagas desde la destitución de Assad, pero nada cercano al nivel temido después de casi 14 años de guerra civil que causó la muerte de casi medio millón de personas. La guerra fracturó a Siria, creando millones de refugiados y desplazando a decenas de miles por todo el país.
Esta semana, algunos sirios que fueron desplazados a la fuerza, comenzaron a regresar a casa, tratando de reconstruir sus vidas. Sorprendidos por la devastación, muchos encontraron lo poco queda de sus casas.
En la región noroeste de Idlib, los residentes reparaban tiendas y sellaban ventanas dañadas el martes, tratando de recuperar un sentido de normalidad.
La ciudad de Idlib y gran parte de la provincia circundante han estado bajo el control del HTS, liderado por Ahmad al-Sharaa, anteriormente conocido como Abu Mohammed al-Golani, alguna vez alineado con la red extremista Al Qaeda, pero ha sido escenario de ataques implacables por parte de las fuerzas gubernamentales.
Hajjah Zakia Daemessaid, que fue desplazada a la fuerza durante la guerra, dijo que volver a su casa en el campo de Idlib fue agridulce.
“Mi esposo y yo pasamos 43 años de arduo trabajo ahorrando dinero para construir nuestra casa, solo para descubrir que todo ha sido en vano”, dijo la mujer de 62 años.
En los polvorientos barrios, los autos pasaban con equipaje atado en la parte superior. La gente estaba parada sin hacer nada en las calles o sentada en cafeterías vacías.
En Damasco, las nuevas autoridades de Siria allanaron almacenes el miércoles, confiscando drogas como Captagon y cannabis, utilizadas por las fuerzas de Assad. Se incendiaron un millón de pastillas de captagon —una droga— y cientos de kilos de cannabis, dijeron las autoridades interinas.