Minutos después de que, en el Capitolio de Washington, Donald John Trump jure como el 47° presidente de los Estados Unidos, en la Casa Blanca ingresará el lunes un ejército de empleados de mudanzas para que en apenas 5 horas se lleven todos los muebles y pertenencias de Joe Biden y coloquen en su lugar los efectos personales de la familia Trump.
Seguramente Donald volverá a colocar cortinas doradas en el Despacho Oval y Melania cambiará la decoración de algunos salones que desterrará de cuajo la sobriedad de los Biden.
Pero el cambio que se avecina en la Casa Blanca es más que cosmético. Trump llega a su segundo mandato con un Congreso a su favor y una Corte afín, rodeado de una brigada de funcionarios hiper-leales y de magnates tecnológicos como Elon Musk, una fuerza que busca imprimir un giro drástico en Estados Unidos en varios aspectos, una visión que genera enorme incertidumbre porque no se sabe bien hasta dónde se concretará en realidad.
Si cumple sus promesas, Trump será más confrontativo con los países de la OTAN, entablará una guerra comercial con China, volverá al país mucho más proteccionista con aranceles altos, con un cierre drástico a la inmigración y expulsión de “sin papeles”, con un rechazo al multilateralismo y a involucrarse en conflictos “lejanos”.
El segundo capítulo de los Estados Unidos de Trump puede ser más radical aún que el primero. O no. Con él nunca se sabe.
Trump cuenta con casi 77 millones de votos a su favor e incluso muchos estadounidenses a los que no les gusta el presidente electo comparten su sombría evaluación de los problemas del país y apoyan algunas de sus recetas más polémicas para solucionarlos. Según una encuesta de The New York Times/Ipsos publicada este sábado, el 55% de la población respalda las deportaciones masivas de inmigrantes sin papeles y el 46% está a favor de aumentar los aranceles a las naciones extranjeras.
En el plano internacional lo acompañará Marco Rubio como secretario de Estado, un conservador que es visto con agrado por el establishment y que tiene experiencia desde el comité de relaciones exteriores del Senado.
Las guerras y la relación con la OTAN
Por lo que se ha visto en la campaña, Trump busca continuar sus ataques contra los países miembros de la OTAN y ya ha dicho que no cumpliría con la cláusula de defensa colectiva de la alianza y que alentaría a Rusia a hacer “lo que le de la gana” si un país miembro no cumplía con las pautas de gasto.
“Creo que las naciones de la OTAN pueden tomar la palabra de Trump al pie de la letra: deberían gastar más en defensa o esperar unas relaciones más complicadas con Estados Unidos. De hecho, las declaraciones de Trump sobre que quiere comprar Groenlandia y la financiación de la OTAN sugieren que será incluso más duro con la alianza que durante su primer mandato”, dijo a Clarín Stephen J. Farnsworth, profesor de Ciencias Políticas y Asuntos Internacionales de la University of Mary Washington.
Trump dijo durante su campaña que pondrá fin a “todas las guerras” ni bien comience su mandato. Los conflictos en Gaza y Ucrania le brindan una oportunidad para demostrarlo.
“El alto el fuego pendiente en Gaza se ha retrasado mucho, pero es un buen comienzo para lograr este objetivo”, señaló a Clarín Osamah Khalil, profesor de Historia y Relaciones Internacionales de la Syracuse University.
“Trump también ha afirmado que ha aprendido de los errores de su primer mandato. Si decide seguir sus instintos para hacer acuerdos que no estén guiados por una ideología estricta, podría tener una presidencia importante y mejorar la posición de Estados Unidos en el mundo dañada por la falta de voluntad de la administración Biden para poner fin a la guerra en Gaza y las escaladas en Ucrania”, señaló.
“Sin embargo, si vuelve a la toma de decisiones volubles de su primer mandato, serán cuatro años difíciles para Estados Unidos y el mundo”, advirtió.
Farnsworth cree que “Trump probablemente apoyará al gobierno israelí aún más que Joe Biden. Es probable que haya menos críticas a Benjamin Netanyahu y menos restricciones al uso de las armas que Estados Unidos proporcionó a Israel”.
Trump ha dicho varias veces que Estados Unidos envía demasiado dinero a Ucrania y sus seguidores consideran que esas sumas deberían en cambio invertirse en los estadounidenses. Pero hay algunas señales que podrían alterar esta visión.
“Los informes sugieren que el presidente Volodimir Zelenski ha sido eficaz al advertir a Trump de que reducir el apoyo a Ucrania sería malo para las empresas estadounidenses, que suministran muchas de las armas utilizadas en Ucrania y reabastecen a los aliados de la OTAN que envían su propio armamento a Ucrania”, añadió.
A pesar de que dijo que terminaría la guerra de Rusia y Ucrania “desde el minuto cero de su mandato”, Trump puede “tardar un tiempo en descubrir cómo manejar a Rusia dada la aparente incertidumbre del presidente electo sobre cómo proceder en Ucrania. Basándose en sus acciones pasadas y declaraciones recientes, Trump puede programar una reunión con Vladimir Putin poco después de asumir”, señaló.
Los expertos coinciden en que, en general, cabe esperar que Trump se centre mucho más en aquellas cuestiones internacionales que tienen un impacto doméstico significativo, como la inmigración y los aranceles, donde adoptará una línea dura, que en otros asuntos internacionales.
Migración
Uno de los temas por los que Trump ganó las elecciones es su postura sobre la migración. Hay que ver hasta dónde llega con sus promesas de deportaciones masivas porque los inmigrantes son parte clave de la fuerza laboral pujante en sectores clave.
Michael LeRoy, profesor de la Universidad de Illinois y experto en migración, dijo a Clarín que en su primer mandato “Trump prometió construir un muro, pero no lo logró. Sin embargo, su dura retórica construyó un muro verbal que disuadió la migración ilegal. Creo que esa es la esencia de su enfoque: una retórica intensamente dura que siembra miedo y provoca hostilidad en algunas comunidades”.
Resaltó que “está trayendo de vuelta a Stephen Miller, un arquitecto declarado de programas de deportación masiva, incluida la desnaturalización de ciudadanos. Pero Trump también se está rodeando de magnates de la tecnología que promocionan el valor de la inmigración para la economía estadounidense”.
LeRoy afirma que “es justo decir que veremos algunas medidas duras, pero también prevalecerán voces más calmadas, y los tribunales simplemente no aceptarán ideas como la desnaturalización masiva. No existe ninguna legislación que lo permita, solo leyes que permiten la desnaturalización de manera muy limitada”.
¿Habrá deportaciones masivas, como prometió Trump? “Irónicamente, Barack Obama fue quien registró el mayor número de deportaciones, alrededor de tres millones de personas en ocho años. Trump deportó a muchas menos personas entre 2017 y 2019: alrededor de 250.000 al año, o aproximadamente dos tercios de la cifra anualizada de Obama”, dijo el experto.
Tarifas
Trump heredará del gobierno de Biden una economía robusta, en crecimiento, con bajo desempleo y con una inflación en descenso, a pesar de que los estadounidenses no lo sintieron así en su bolsillo y terminaron votando al republicano.
El nuevo presidente ya ha advertido que para fortalecer la industria nacional elevará las tarifas de las importaciones en general y en algunos casos dramáticamente como un 20% a los productos chinos, y a mexicanos o canadienses si no frenan la migración.
Arthur Dong, profesor de Estrategia, Economía y Políticas públicas de Georgetown University, dijo a Clarín que el Estados Unidos de Trump será más proteccionista y que utilizará las tarifas como arma de negociación.
“Trump seguirá adelante con el aumento de los aranceles no solo contra China, sino también contra aliados de larga data como Canadá y México. La única pregunta que queda es cuánto y a qué nivel.
Un informe reciente del Washington Post dijo que Trump adoptará un enfoque gradual para el aumento de los aranceles, comenzando con aumentos moderados. Pero Trump respondió de inmediato que no tiene intención de moderar su posición anterior sobre el aumento de los aranceles en general”.
“En última instancia, todo se reducirá a quién escucha Trump”, señala el experto. “El gabinete de Trump está lleno halcones contra China. El Secretario de Estado Marco Rubio, el Asesor Comercial Peter Navarro, el Asesor Económico Stephen Miller son todos halcones que piden acciones más agresivas contra China”.
Sin embargo, Dong señala que hay otra contraparte más “palomas”. “Elon Musk, como el Secretario del Tesoro Scott Bessent, advertirán a Trump sobre el aumento radical de los aranceles a China, argumentando que las consecuencias económicas podrían ser contraproducentes y dar como resultado un aumento de los precios para los consumidores estadounidenses. La cuestión se decidirá por qué asesores influirán más en él”.
De todas maneras, advierte el experto, “cualquier aumento contemplado en los aranceles iniciará una ampliación de las tensiones económicas globales. Si Estados Unidos aumenta los aranceles, se puede esperar que otros países tomen represalias del mismo modo. Una vez que se pongan en marcha las guerras arancelarias, pueden entrar en juego muchas consecuencias imprevistas, incluida la inflación creciente, las devaluaciones de la moneda, la inestabilidad económica y una reducción real del PBI. Muchos economistas, incluido yo, abogan por la cautela, ya que una situación global ya inestable solo se volverá más tensa e incierta”.
América Latina
En este contexto, las tensiones podrían impactar a América Latina, una región que ha visto cómo China se convierte en un socio comercial clave en las últimas dos décadas. Además, Trump planea endurecer las reglas del Tratado de Libre Comercio con México y Canadá, utilizando el comercio como herramienta de presión sobre el gobierno mexicano para frenar la inmigración indocumentada y combatir el narcotráfico.
La relación de un segundo mandato de Trump con América latina -una zona que no es interés primordial del republicano- estaría más bien centrada en el control de la migración y el narcotráfico.
La lista de posibles cambios en un segundo mandato de Trump es bien extensa: baja de impuestos, eliminación de regulaciones climáticas, peleas diarias con la prensa, tuits de madrugada, venganza con quienes llama “traidores”. Y seguramente miles de sorpresas. El sello será la imprevisibilidad. Se vienen tiempos intensos.