Caracas reaccionó con furia y llamó «obsesionado patético» al jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Marco Rubio, luego de que el funcionario calificara a Cuba, Nicaragua y Venezuela de «enemigos de la humanidad» y los acusara de ser los causantes de la crisis migratoria en el hemisferio.
«Parece que no puede dormir sin pensar en Cuba, Nicaragua y Venezuela. ¿Será porque, a pesar del odio que destila y sus deseos de hacer daño con bloqueos, sanciones y agresiones, estos pueblos lo han derrotado una y otra vez con dignidad y firmeza?», expresó este martes el canciller venezolano, Yván Gil, a través de Telegram.
Al mismo tiempo, afirmó que «los únicos enemigos de la humanidad son aquellos que, con su maquinaria de guerra y abuso, llevan décadas sembrando caos y miseria en medio mundo».
Para Gil, Rubio «no soporta ver cómo naciones soberanas le plantan cara y le rompen el libreto».
«Cuba, Nicaragua y Venezuela han demostrado que no se doblegan, que no se venden, que no claudican», manifestó el funcionario venezolano.
Dictaduras y crisis migratorias
Más temprano, Rubio, quien inició el fin de semana pasado una gira por Centroamérica, indicó que «si no fuera por esos tres regímenes no habría una crisis migratoria en el hemisferio», y aseguró que Nicaragua, Venezuela y Cuba «son países donde su sistema no funciona».
En el caso de Nicaragua, puntualizó, «se ha convertido en una dinastía de familia con una copresidencia donde básicamente han tratado de eliminar, por ejemplo, la iglesia católica y todo lo religioso y todo lo que pueda amenazar el poder a ese régimen».
Además, dijo que el «régimen» nicaragüense «castiga» a los que amenazan su poder y que ha visto cómo miles y miles de nicaragüenses «están huyendo de ese sistema».
«La misma razón (por la) que están huyendo de Cuba, la misma razón (por la) que están huyendo de Venezuela», agregó.
La relación entre el flamante gobierno de Donald Trump y el gobierno chavista que encabeza Nicolás Maduro comenzó en una aparente distensión, cuando la semana pasada el enviado especial del presidente republicano para solución de conflictos, Richard Grenell, se reunió en Caracas con Maduro y logró llevarse de regreso a seis prisioneros estadounidenses, considerados por Washington «rehenes» del régimen chavista para negociaciones políticas.
El acercamiento ha sido criticado por algunos opositores de ambos gobiernos que han visto la reunión de Grenell con Maduro en el palacio de gobierno de Miraflores, en clima cordial, como una contradicción, cuando en Venezuela sigue la represión y hay unos 1.600 prisioneros políticos sin derecho a juicios.
Pero ahora el propio Rubio y Gil parecen marcar el terreno: el 28 de enero, el canciller venezolano señaló a su par estadounidense como «enemigo» de Caracas, al considerar que «continúa demostrando su obsesión enfermiza por dañar a Venezuela».
Gil se pronunció en ese entonces después de que el secretario de Estado manifestara el «apoyo firme» de EE.UU. al presidente de Guyana, Irfaan Ali, en «la integridad territorial» frente a «las acciones belicistas de Nicolás Maduro y sus secuaces».