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La crisis energética de Irán ahoga a sectores “cruciales” y las industrias se ven forzadas a cerrar


NUEVA YORK.- Los organismos públicos de Irán están cerrados o atienden con horario reducido. Las escuelas y universidades pasaron por completo a la modalidad remota. Las rutas y centros comerciales están sumidos en la oscuridad, y a las plantas industriales les niegan el suministro eléctrico, lo que ha generado un parate en la producción.

Aunque tiene una de las reservas de petróleo y gas más grandes del mundo, Irán está inmerso en una gravísima crisis energética que puede atribuirse a los años de sanciones internacionales, desmanejo de los recursos, envejecimiento de la infraestructura, despilfarro del consumo… y los ataques dirigidos de Israel.

Una pequeña fábrica de madera en Teherán, parada por cortes de energía

“Estamos sufriendo graves desequilibrios en materia de gas, electricidad, energía, agua, dinero y medio ambiente”, dijo este mes el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, en un discurso televisado a la nación. “Y todos esos desequilibrios están a un nivel que podría convertirse en crisis”.

Si bien hace años que Irán tiene problemas de infraestructura, el presidente advirtió que esos problemas han alcanzado un punto crítico.

Durante gran parte de la semana pasada, el país estuvo prácticamente paralizado para ahorrar energía. Con los iraníes de a pie enfurecidos y los líderes industriales advirtiendo que las pérdidas ascendían a decenas de miles de millones de dólares, Pezeshkian no pudo ofrecer ninguna solución, más que pedir disculpas.

“Debemos pedirle disculpas a la gente por tener que soportar el peso de esta situación”, dijo Pezeshkian. “Si Dios quiere, el año que viene intentaremos que no vuelva a suceder”.

9 de diciembre de 2024, Egipto, El Cairo: El presidente de Irán, Masoud Pezeshkian (R), asiste a la 11.ª cumbre de la Organización de Cooperación Económica de los Ocho en Desarrollo (D-8)– – Iranian Presidency

Las autoridades dicen que el déficit del gas que el país necesita para funcionar asciende a unos 350 millones de metros cúbicos al día, y como las temperaturas vienen cayendo en picada y la demanda de gas se disparó, las autoridades han tenido que recurrir a medidas extremas para racionar el suministro.

El gobierno tenía dos opciones igualmente duras: o cortaba el servicio de gas residencial o cortaba el suministro de gas a las centrales eléctricas que generan electricidad.

Eligió la segunda opción, ya que cortar el suministro de gas a las unidades residenciales entraña graves riesgos de seguridad y privaría a la mayoría de los iraníes de su principal fuente de calefacción en pleno invierno boreal.

“La política del gobierno es evitar a toda costa que se corte el suministro de gas y calefacción a los hogares”, dijo en una entrevista telefónica Seyed Hamid Hosseini, miembro de la comisión de energía de la Cámara de Comercio iraní. “Manejar la crisis y contener los daños les está costando, porque esto es un polvorín que puede explotar en cualquier momento y desatar una ola de disturbios en todo el país”.

De compras con un vendedor ambulante en la calle Valiasr, en Teherán, durante un apagón

Para el viernes ya habían sido desconectadas 17 centrales eléctricas, y el resto sólo funcionaba parcialmente.

La empresa eléctrica estatal Tavanir ya les advirtió a los fabricantes de todos los rubros —desde el acero y el vidrio hasta el sector de alimentos y medicamentos—, que se preparen para cortes de electricidad generalizados que podrían durar días o semanas. La noticia causó el inmediato desplome de las industrias, tanto las controladas por el Estado como las privadas.

Mehdi Bostanchi, director del Consejo Coordinador de Industrias del país, un organismo nacional que actúa como enlace entre los distintos sectores industriales y el gobierno, dijo desde Teherán que la situación es catastrófica y diferente a cualquier crisis que la industria iraní haya experimentado anteriormente.

Según sus cálculos, solo las pérdidas de la semana pasada podrían reducir la producción en Irán entre un 30% y un 50%, lo que en cifras puede representar decenas de miles de millones de dólares. Según Bostanchi, si bien no se salvó ninguna empresa, las más afectadas fueron las pymes.

Pero hay un factor menos comentado que exacerbó la crisis energética de este año: en febrero, como parte de su guerra encubierta con el país, Israel hizo estallar dos gasoductos de Irán. Como resultado, y para evitar la interrupción del servicio a millones de personas, el gobierno recurrió sigilosamente a las reservas de gas de emergencia, según un funcionario del Ministerio del Petróleo y de Hosseini, el miembro de la comisión de energía de la Cámara de Comercio.

Pezeshkian fue elegido presidente en julio y dijo que su gobierno heredó reservas de energía agotadas, que no ha podido reponer.

Pezeshkian aseguró que su gobierno heredó reservas de energía agotadasATTA KENARE – AFP

El gas natural representa alrededor del 70% de la fuente de energía de Irán, un porcentaje mucho más alto que en Estados Unidos o Europa, según estudios internacionales sobre el consumo de energía. El gobierno puso en marcha un ambicioso proyecto para llevar gas a todos los rincones de Irán, incluidas las aldeas más pequeñas, y ahora, para calefaccionarse y cocinar, alrededor del 90% de los hogares iraníes dependen del gas.

Los analistas atribuyeron la crisis actual a una serie de problemas, incluida la deficiencia de la infraestructura en toda la cadena de producción y suministro. Los analistas señalan que las sanciones internacionales que pesan sobre Irán desde hace años le han impedido atraer inversiones extranjeras para expandir y modernizar su sector energético. Otros factores que llevaron a esta crisis son la mala gestión de los recursos, la corrupción y el precio barato de la energía a nivel interno, que fomentó el consumo irracional y el despilfarro.

Irán ya había empezado a aplicar cortes de energía programados de dos horas diarias en los hogares residenciales en noviembre, pero no alcanzó. Ahora los cortes son imprevistos y duran más. La semana pasada, en 28 de las 31 provincias de Irán, las escuelas, universidades, bancos y oficinas gubernamentales estuvieron cerradas dos días con apenas un día de preaviso.

El jueves, el gobierno anunció que durante el resto del semestre educativo, al que le quedan unas tres semanas más, todas las escuelas y universidades pasarían a modalidad virtual, una medida que no se tomaba desde la pandemia. El viernes, el alcalde de Teherán, la capital, dijo que el sábado las escuelas estarían abiertas debido a los exámenes finales.

Esperando en una parada de autobús en Teherán durante un apagón

Hasta nuevo aviso y para reducir el consumo de energía, las dependencias públicas también funcionarán con horario reducido y cerrarán sus puertas a las 2 de la tarde.

Los iraníes de a pie se despiertan todos los días sin saber si podrán ir a trabajar o enviar a sus hijos a la escuela, o si los ascensores y los semáforos estarán funcionando.

“El corte de energía nos afecta gravemente en la vida diaria y el trabajo. Cuando se corta la luz, también se corta el agua y se apagan las calderas, y entonces todos los aparatos de calefacción quedan fuera de servicio”, dice Sephideh, una maestra de inglés de 32 años de Teherán, y agrega que sus clases virtuales se cancelan constantemente porque se corta Internet.

Pezeshkian lanzó una campaña de vídeo en la que funcionarios y celebridades iraníes instan a la gente a reducir el consumo de energía bajando al menos dos grados la temperatura de sus hogares. En los vídeos difundidos por los medios estatales, el gobierno muestra el complejo de la residencia presidencial, a oscuras y sin luces por la noche.

Por Farnaz Fassihi y Leily Nikounazar

Traducción de Jaime Arrambide

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