ROMA– Lentamente recuperándose de una neumonía por la que se temió lo peor, el papa Francisco ingresó este jueves en el decimotercer año de su papado internado en el hospital Gemelli desde hace casi un mes y luchando para superar la peor crisis de salud enfrentada hasta ahora. Más allá de la rutina diaria, la gran sorpresa fue que el personal sanitario que lo atiende desde hace 28 días en su suite del décimo piso, fiel reflejo del afecto por el paciente ilustre, por la tarde le hizo una sorpresa y le llevó una “torta con velitas” para celebrar el duodécimo aniversario de su elección, el 13 de marzo de 2013.
“Fue el personal sanitario quien quiso celebrar”, puntualizó la Sala de Prensa del Vaticano que informó del “festejo”, aludiendo al hecho de que Jorge Bergoglio, de 88 años, nunca suele celebrar este tipo de eventos.
Pero es la primera vez en sus 12 años de pontificado que le tocó estar en medio de la peor crisis de salud, internado con una neumonía bilateral que está evolucionando bien, pero aún no superada y, al momento, sin que nadie se atreva a pronosticar una alta médica.
“La situación clínica se mantiene estacionaria en un cuadro complejo”, indicó la Sala de Prensa, repitiendo básicamente la información dada en la víspera por el equipo médico que lo atiende, que no difundió el boletín médico, que ahora, a menos que haya emergencias, sale día por medio.
El parte médico de ayer, en efecto, consignó que, más allá de los datos positivos de una radiografía de tórax, que confirmó las mejoras por las que sus médicos el lunes decidieron anular el pronóstico reservado (que significa que está “fuera de peligro de muerte inminente”), sigue dependiendo de aparatos que lo ayudan a respirar. De noche utiliza ventilación mecánica no invasiva –es decir, una máscara que le cubre nariz y boca, conectada a un aparto que envía oxígeno a los pulmones (una asistencia superior)– y de día, cánulas nasales de alto flujo.
Los expertos sostienen que se verán pasos adelante en una situación estacionaria cuando comiencen a reducirse los tiempos con esa ayuda. No obstante, como explicaron en la Sala de Prensa, los médicos siempre optan por ser cautos y quieren asegurarse de que la estabilidad se mantenga el tiempo que sea necesario “porque el cuadro clínico del Papa es complejo”.
Y esto no es sólo por la edad avanzada, sino también porque, aunque se cure la neumonía bilateral, jamás logrará curarse la bronquitis asmática crónica que arrastra desde hace dos años, como explicó el cirujano Sergio Alfieri en la única conferencia de prensa que hubo hasta ahora el viernes 21 de febrero. Fue el día siguiente, 22, cuando la situación precipitó y se temió lo peor cuando el Papa tuvo una crisis respiratoria aguda prolongada, un momento dramático en el que, además, tuvieron que hacerle dos transfusiones de sangre. Después de ese episodio, tuvo otras tres crisis de broncoespasmo –la última, el lunes 3 de marzo–, que logró superar.
Como en los días pasados y salvo el festejo seguramente sorpresa organizado por sus enfermeros de su suite del décimo piso del Gemelli, el Papa continuó adelante con su tratamiento farmacológico, así como con la fisioterapia respiratoria y motora. Además, volvió a conectarse a través de una pantalla, desde su habitación, con los ejercicios espirituales que la curia romana llevó a cabo por la mañana y por la tarde en el Aula Pablo VI, informó la Sala de Prensa. Mañana se espera que los médicos sí difundan un parte médico.
Como viene ocurriendo desde hace casi un mes, el Vaticano también informó que el Papa está recibiendo centenares de mensajes de augurios de pronta recuperación de parte de niños y jóvenes de escuelas, asociaciones e institutos. Mañana viernes, ya finalizados los ejercicios espirituales de la curia, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado y números dos de Francisco, celebrará una misa por la salud de su jefe máximo en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico, en presencia del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede.