WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió un rápido final a la guerra de Ucrania, pero con las conversaciones a punto de comenzar, el autor de El arte de la negociación puede haber complicado su tarea al sacrificar parte de su ventaja.
Trump, que asumió el cargo el 20 de enero, conversó por separado el miércoles con el presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, y dijo a los funcionarios estadounidenses que comenzaran las negociaciones para poner fin a la guerra de casi tres años.
Las conversaciones telefónicas se dieron poco después de que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, manifestó a los aliados militares de Ucrania en Bruselas que un retorno a las fronteras de Ucrania anteriores a 2014 –antes de que Rusia se anexara Crimea– no era realista y que Estados Unidos no ve el ingreso de Kiev en la OTAN como parte de una solución.
Hegseth también dijo que las tropas estadounidenses no tendrían ninguna presencia de seguridad en Ucrania.
Michael McFaul, exembajador de Estados Unidos en Rusia durante el Gobierno del presidente Barack Obama de 2012 a 2014, cuestionó la estrategia del gobierno de Trump hacia Rusia y Ucrania antes de las inminentes negociaciones.
“¿Por qué el Gobierno de Trump está haciendo regalos a Putin –territorio ucraniano y no ingreso de Ucrania en la OTAN– antes incluso de que comiencen las negociaciones?”, preguntó McFaul en la red social X. “He negociado con los rusos. Nunca se les da nada gratis”, agregó.
Rusia ocupa alrededor de una quinta parte de Ucrania y ha exigido a Kiev que ceda territorio y sea permanentemente neutral en cualquier acuerdo de paz. Por su lado, Ucrania exige a Rusia que se retire del territorio conquistado y quiere ingresar en la OTAN o garantías de seguridad equivalentes para impedir que Moscú vuelva a atacar.
Putin ha dicho en repetidas ocasiones que Rusia está abierta a conversaciones para poner fin al conflicto, pero que no obstante lograría sus objetivos en Ucrania de que Moscú asegure la “desmilitarización” y neutralidad del país.
Si bien funcionarios del gobierno de Trump ya habían señalado que no apoyarían todos los objetivos de Ucrania, las declaraciones de Hegseth y Trump sacudieron a los aliados europeos.
“¿Sin pertenencia a la OTAN, sin botas sobre el terreno? Suena como abandonar Ucrania”, publicó en X el exministro de Asuntos Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, en respuesta a los comentarios de Hegseth, que hizo antes de la Conferencia de Seguridad de Múnich para líderes políticos y militares que se celebra esta semana. “Los delegados vuelan a Múnich no para negociar, sino para dar a Zelensky las malas noticias”, añadió.
En este sentido, una vocera de la Comisión Europea insistió el jueves en que cualquier acuerdo de paz que pretenda poner fin a la guerra en Ucrania debe incluir a Kiev y debe ser sostenible. “Nada sobre Ucrania sin Ucrania”, dijo durante una sesión informativa.
Por su parte, el canciller alemán, Olaf Scholz, expresó en una entrevista con Politico que no debe haber una paz impuesta en Ucrania, pero que cualquier solución al conflicto debe implicar a Estados Unidos. “Para mí está muy claro que no debe haber ninguna solución que no implique también a Estados Unidos”, afirmó. ”La siguiente tarea es garantizar que no haya una paz impuesta”, añadió.
Cuando se le preguntó el miércoles si los comentarios de Hegseth habían quitado cualquier ventaja a Estados Unidos, Trump dijo a los periodistas: “Estoy respaldando a Ucrania”.
En este sentido, el secretario estadounidense de Defensa negó este jueves que el diálogo entablado entre Trump y Putin para poner fin a la guerra de Ucrania sea una “traición” a ese país.
“Obviamente no es una traición”, zanjó. Según defendió Hegseth, todos los integrantes de la OTAN han reconocido que “Estados Unidos está comprometido con una paz negociada”, para poner fin al conflicto entre rusos y ucranianos.
Sin embargo, esa paz, matizó, “exigirá que los dos lados admitan cosas que no quieren”.
Zelensky se reunirá con el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, y el secretario de Estado, Marco Rubio, en la Conferencia Anual de Seguridad de Múnich, que comienza el viernes.
“Está a la defensiva geopolíticamente”, dijo a The New York Times Cliff Kupchan, presidente de Eurasia Group, una firma de análisis de riesgos con sede en Washington, sobre el presidente ucraniano.
Las acciones de Trump en los últimos dos días –que también incluyeron un intercambio de prisioneros con el Kremlin que liberó a un maestro estadounidense– señalaron un deshielo en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia que podría favorecer a Putin en un acuerdo de paz, mientras deja a Ucrania al margen.
Stephen Wertheim, investigador principal de Carnegie Endowment, describió los comentarios de Hegseth como una “concesión a la realidad”.
“El comentario de Hegseth no implica ninguna disposición de Estados Unidos a reconocer el territorio ucraniano ocupado como legalmente ruso”, sostuvo, y agregó que descartar la pertenencia a la OTAN “señala a Rusia que un acuerdo realista puede ser alcanzable”.
Desde que comenzó la guerra en febrero de 2022, el predecesor de Trump, el presidente Joe Biden –junto con los aliados europeos– se mantuvieron firmes en exigir a Rusia que se retirara y sostuvieron la posibilidad de un eventual ingreso en la OTAN. Estados Unidos y Europa han dado a Ucrania decenas de miles de millones de dólares en ayuda militar.
Rusia también se ha visto aislada diplomáticamente en las Naciones Unidas, donde tres cuartas partes de los 193 miembros de la Asamblea General han votado repetidamente a favor de denunciar la invasión de Ucrania por Moscú y exigirle que retire sus tropas.
El Kremlin informó el miércoles que Putin y Trump habían acordado reunirse, y que el mandatario ruso había invitado a su par estadounidense a visitar Moscú. El viaje supondría un gran impulso para el presidente ruso, que se enfrenta a una orden de detención de la Corte Penal Internacional (CPI) por sus acciones en Ucrania.
Un día después el Kremlin expresó que quiere que el encuentro se organice “rápido”. “Es claramente necesario que ese encuentro se celebre bastante rápido; los jefes de Estado tienen muchas cosas que decirse”, declaró a la prensa el vocer Dmitri Peskov.
Por su parte, China, que este jueves indicó que está “contenta” de que Washington y Moscú “refuercen su comunicación”, propuso celebrar una cumbre entre Putin y Trump, según informó The Wall Street Journal. El ofrecimiento “facilitaría los esfuerzos de mantenimiento de paz tras una posible tregua”, pero no involucraría al presidente ucraniano.
Sin embargo, el medio estadounidense indicó que una autoridad de la Casa Blanca había descartado la propuesta de Pekín como “totalmente inviable”.
Trump anticipó el miércoles que esa primera reunión podría tener lugar en Arabia Saudita, en una fecha por determinar.
Brett Bruen, exasesor de política exterior de la administración Obama, comparó la operación de Trump de reunirse con Putin con las dos cumbres de alto nivel que concedió en su primer mandato al líder norcoreano Kim Jong Un para intentar frenar el programa nuclear de Pyongyang.
Kim siguió adelante con el desarrollo de armas nucleares. “Este es el tipo de cosas por las que debes obtener concesiones”, apuntó. “Exiges que el Kremlin no solo libere a más norteamericanos, sino que ceda territorio en Ucrania”.
Las llamadas de Trump y las declaraciones de Hegseth coincidieron con una visita a Kiev del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, quien afirmó que un acuerdo sobre minerales entre Kiev y Washington proporcionaría a Ucrania un “escudo de seguridad” de posguerra.
En este sentido, Zelensky se mostró dispuesto a llegar a un acuerdo para abrir los recursos minerales a la inversión estadounidense.
Trump señaló el miércoles que un acuerdo de minerales proporcionaría seguridad para la financiación de Estados Unidos para Ucrania: “Le dije a Biden, le dije: ‘Deberías estar pidiendo ya sea un préstamo o algún tipo de seguridad, como su petróleo y gas o algo por el dinero’”.
John Herbst, embajador de Estados Unidos en Ucrania entre 2003-2006 bajo la administración del presidente George W. Bush, dijo que Estados Unidos había renunciado a cierta influencia con Rusia, pero que la visita de Bessent a Kiev era una señal positiva.
“Trump está hablando de intercambiar armas estadounidenses por los minerales ucranianos. Así que este es un medio bajo la lógica de Trump para enviar armas a Ucrania”, analizó Herbst. “Eso es un gran acuerdo y muy positivo”.
Aun así, un acuerdo rápido en términos desiguales sería un precedente peligroso.
El legislador británico y exsecretario de Relaciones Exteriores James Cleverly opinó que comenzar una negociación estableciendo lo que una parte debe ceder no era “un movimiento fuerte”.
“Dar la impresión de que la invasión da réditos, no es un movimiento fuerte. Los regímenes nos observan de cerca. Enviemos el mensaje de que la violencia y la agresión no triunfan. Estoy con Ucrania”, publicó en X.
Agencias Reuters y AFP