JERUSALÉN.- Con la entrada en vigor del alto el fuego, esta semana el devastado enclave de Gaza recuperó un atisbo de normalidad, incluido el regreso público de los combatientes de Hamas a las calles.
Por primera vez en un año, el brazo armado del grupo terrorista desfiló abiertamente por las calles y realizó funerales públicos para sus combatientes caídos.
En las calles arrasadas por la guerra, repletas de carritos tirados por mulas y civiles desplazados que regresaban a lo que queda en pie de sus casas, los agentes de policía afiliados a Hamas, de uniforme azul, daban órdenes y ordenaban el tráfico. Y de un día para otro, tras meses de silencio, se reactivaron las cuentas de Hamas en las redes sociales. Una cuenta hacía propaganda con las fotos de un comandante de Hamas que Israel decía haber matado y que ahora se paseaba en público, al parecer, ileso.
Las escenas demuestran que después de 15 meses de bombardeos y de incursiones militares feroces, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tal vez haya diezmado las capacidades de combate de Hamas y arrasado gran parte de la franja, pero no logró debilitar la influencia del grupo dentro del enclave.
Y mientras no haya un avance en las negociaciones para encontrar un órgano de gobierno que remplace a Hamas, los analistas y funcionarios israelíes y palestinos dicen que Hamas seguirá en el poder “por default”, de modo que una de las cuestiones centrales para terminar con el conflicto quedará sin resolver.
La urgencia por encontrar una solución al asunto nunca fue tan acuciante como ahora. La tregua de seis semanas entre Israel y Hamas llegará a su término el 2 de marzo, y Netanyahu amenazó con volver al combate para cumplir con su objetivo inicial de eliminar a Hamas como fuerza política y militar. Hamas prometió que cumplirá con su parte para sostener el alto el fuego y se ofreció a compartir el poder e integrar el órgano de gobierno palestino, pero Netanyahu descartó la permanencia de cualquier influencia de Hamas en la Franja de Gaza.
Algunos gobiernos árabes y el exgobierno de Joe Biden defendían la idea de que la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que ejerce un gobierno autónomo en parte de Cisjordania, tome las riendas de la franja, posiblemente con apoyo de los países árabes. Pero Netanyahu y sus aliados rechazaron que la Autoridad Palestina, que ya gobierna en Cisjordania, también gobierne en Gaza. Hasta el momento se desconoce qué postura tomará la nueva administración Trump.
Los círculos políticos y militares israelíes presionan cada vez más a Netanyahu para que revele a quién propone para gobernar Gaza. Esta semana, su alto asesor y ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, pidió paciencia, luego de que trascendiera que Israel estaba negociando un plan de gobierno con funcionarios de los Emiratos Árabes Unidos.
“Cuanto menos lo discutamos, más rápido avanzaremos”, les reprochó a los legisladores en una inusual aparición ante la Kneset, el Parlamento de Israel.
Giora Eiland, que fue director del Consejo de Seguridad Nacional israelí y el militar de línea dura que diseñó el “Plan de los generales”, que proponía la restricción casi total de la ayuda humanitaria que ingresaba a Gaza para forzar la rendición incondicional de Hamas, calificó la guerra de Gaza como “un fracaso” porque todavía no se tradujo en una solución política.
“En octubre de 2023, nuestro primer ministro tendría que haber dicho claramente que Israel estaba dispuesto a sentarse a negociar con todos los actores constructivos –Egipto, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Jordania y los países occidentales– para buscar un régimen alternativo, pero cometió un error terrible”, dice Eiland.
“Nos creímos la falsa premisa de que con la sola presión militar —es decir, matar a muchísimas personas y destruir infinidad de edificios— podríamos obtener resultados, pero no fue así. De hecho, sespués de 15 meses, Israel no ha logrado su objetivo”, agrega.
Sin encuestas o la celebración de elecciones es muy difícil saber el alcance del apoyo a Hamas dentro de Gaza. La mayoría de los analistas palestinos e israelíes dicen que el resentimiento hacia el movimiento ha aumentado tras el ataque a Israel del 7 de octubre de 2023 que desató la devastadora respuesta de las fuerzas militares israelíes, pero Hamas siempre conservará cierto nivel de popularidad, porque un elemento central de su ideología es la lucha armada contra la ocupación israelí.
Por supuesto que Israel hirió gravemente a Hamas, al menos en el plano militar. A pesar de los esfuerzos del grupo para dar una muestra de fortaleza durante la última semana, los funcionarios israelíes creen haber eliminado 22 de sus 24 batallones —prácticamente el 90% de sus fuerzas de combate—, y funcionarios y exfuncionarios israelíes afirman que fueron destruidas muchas de sus redes subterráneas y fábricas de armas.
Los funcionarios militares israelíes también cuestionan la declaración de la semana pasada del exsecretario de Estado norteamericano Antony Blinken, quien afirmó que Hamas ha recuperado casi la totalidad de los combatientes que tenía al comienzo de la guerra, y aseguran que para librar su guerra de guerrillas de los últimos meses la agrupación tuvo que recurrir a adolescentes cada vez menos entrenados.
Los funcionarios israelíes hicieron hincapié en la caída en picada de la violencia de Hamas, pero no dieron detalles de cómo están tan seguros de que las filas del grupo hayan mermado tanto.
Las autoridades militares israelíes estiman que desde el 7 de octubre de 2023 las fuerzas israelíes mataron a más de 20.000 combatientes de Hamas, pero no dieron ninguna evidencia que corrobore esa cifra. Según el Ministerio de Salud de Gaza, que no diferencia entre combatientes y civiles, desde el comienzo de la guerra han muerto más de 47.000 gazatíes. Pero el Ministerio dice que dos tercios de los muertos son mujeres y niños, así que la cifra de caídos de Hamas resulta menor que las estimaciones de los israelíes.
“No pueden volver a atacar Israel como el 7 de octubre. No pueden lanzar centenares de misiles”, dijo Amos Yadlin, exjefe de la inteligencia militar israelí, en referencia a los últimos acontecimientos. Yadlin coincidió en que el problema planteado por Hamas ahora es político, no militar. “Israel fracasó en su misión de destruir a Hamas como gobierno y tendrá que lidiar con esta situación en el futuro”, dijo Yadlin.
En una entrevista, Basem Naim, miembro del equipo político de Hamas, dijo por su parte que la prioridad de la organización es facilitar que el alto el fuego tenga “todas las chances de éxito”. Afirmó que, después de eso, el tema más apremiante es asegurar la seguridad interna, evitar los saqueos y distribuir los alimentos y los medicamentos que tanto necesita la población. Por último, Hamas pretende continuar con las negociaciones sobre el futuro gobierno de la Franja de Gaza.
“Preferimos un gobierno de unidad, o por lo menos que Gaza sea gobernada por una comisión independiente”, dijo Naim, y agregó que Hamas está dispuesto a compartir el poder con la ANP, de la que se separó violentamente en 2007, como parte de un gobierno o comisión encabezado por tecnócratas que no provengan de ninguna facción. “Sin un consenso entre las partes, nadie puede venir a Gaza e imponer desde arriba de un tanque israelí cómo tiene que ser gobernada la franja”
Por su parte, algunos gazatíes conservan la esperanza de que Hamas al menos pueda restablecer la ley y el orden y acelerar la distribución de la asistencia humanitaria, que se ha incrementado como resultado del acuerdo de alto el fuego.
Los vecinos dicen que la fuerza de policía civil de Gaza recién está volviendo, y que el poder de Hamas para garantizar la seguridad parece endeble.
“En algunas zonas hay una ligera sensación de seguridad, pero a nivel general la seguridad no está bajo control”, dice Abdul Karim Okal, un gazatí de 44 años con seis hijos. “En Gaza las condiciones son extremadamente difíciles, y ninguna fuerza policial está en condiciones de garantizar por completo la seguridad”.
“A pesar del descontento general con el gobierno de Hamas, los habitantes de Gaza no tienen la capacidad de desafiar su autoridad”, dice Mustafa Ibrahim, un analista político de Gaza. “La población está totalmente agotada y necesita desesperadamente un poco de tranquilidad y comodidad para reencauzar sus vidas”.
Gerry Shih, Miriam Berger y Hazem Balousha
Traducción de Jaime Arrambide
