PARIS.- “Nunca me perdonaré esa decisión, porque sé que le causó un dolor inmenso”, así se expresó Marine Le Pen, dos días después del funeral de su padre Jean-Marie, en una entrevista sobre la decisión de expulsarlo del Frente Nacional (antes Rassemblement National) en 2015.
En 2011, Marine sucedió a su padre como líder del partido de extrema derecha, en medio de controversias y tensiones.
Cuatro años más tarde, el padre declaró públicamente que “la ocupación alemana no había sido especialmente inhumana”, llegando a prometer “una tanda” de Patrick Bruel, un cantante comprometido con la extrema derecha y judío.
Marine decidió entonces excluirlo del partido que él mismo fundó, retirándole el carné de “presidente honorario”.
“Tomar esa decisión fue una de las cosas más difíciles de mi vida. Y hasta el final de mi existencia, siempre me haré la misma pregunta: ‘Podría haberlo hecho de otra manera?’”, dijo anoche en una entrevista al sitio web de Le Journal du Dimanche.
“Es un poco injusto juzgarlo solo a la luz de esas controversias -añadió Le Pen-. En 80 años de vida, a menos que seas un Sarkozy o un ectoplasma socialista, es inevitable tener temas que suscitan polémica. Pero aún así, es triste”, asumió.
La hija del fundador del Frente Nacional añadió que “no habría pensado” que la clase política fuera “capaz” de rendir homenaje a su padre y se mostró “felizmente sorprendida”.
Pero sobre la declaración de Emmanuel Macron de que “la historia juzgará” a Jean-Marie Le Pen, la hija del “patriarca” observa que “el juicio de la historia” será mucho más severo con el jefe de Estado y “recordará que no vio nada y que no se dio cuenta de nada”. “Y, sobre todo, no hizo nada”, completó.
Sobre cómo se enteró de la muerte de su padre, Marine Le Pen confesó que fue en Nairobi, durante una escala de su vuelo. “Mi asistente de prensa me informó sobre una posible noticia de su muerte. Inicialmente no lo creí, ya había pasado antes. Pero, por precaución, llamé a mi hermana, y fue ella quien me lo confirmó”.
Sobre su relación con su padre, Marine Le Pen señaló que su larga carrera política afectó profundamente la dinámica familiar: “Al envejecer y retirarse de la política, nos devolvieron a un padre que siempre nos había sido arrebatado. La política nos lo robó. Era mucho más un dirigente político que un padre en la vida cotidiana, pero en sus últimos años se centró en lo verdaderamente importante: su familia.”
Le Pen expresó que, a pesar de los desacuerdos y las dificultades, siempre hubo amor en la familia: “Había un amor infinito entre mi padre y nosotros, sus hijas. En una familia normal siempre hay disputas, pero al final, lo esencial es que nos apoyábamos mutuamente. Su salud fue nuestra prioridad, y en ese momento todo lo demás dejó de importar”.
Finalmente, reflexionó sobre el legado de su padre: “Era un personaje extraordinario, fuera de lo común. Tenía un vínculo profundo con los franceses y valores que lo definieron, como el coraje, la honestidad y la cultura. Al final de su vida, nos dio lo más importante: nos devolvió a nuestro padre”.
Agencias ANSA y AP