PARÍS.– La investigación por el espectacular robo de joyas en el Museo del Louvre sumó este martes un giro clave: dos hombres y dos mujeres fueron detenidos en la región parisina, lo que eleva a ocho el total de personas ya bajo investigación por el caso. Los primeros cuatro detenidos fueron aprehendidos entre el 29 de octubre y el 1 de noviembre.
Según informó la fiscal de París, Laure Beccuau, los arrestados -dos hombres de 38 y 39 años, y dos mujeres de 31 y 40- fueron puestos bajo custodia policial mientras avanza la causa por el hurto de piezas valuadas en uno 100 millones de dólares, aún sin recuperar.
El operativo, realizado tras más de un mes de seguimiento discreto, permitió también capturar al presunto cuarto integrante del comando que ingresó al museo del 19 de octubre.
De acuerdo con el diario Le Parisien, el sospechoso fue detenido por la brigada antipandillas de la Dirección de Policía Judicial de París, en cumplimiento de una orden de los jueces de instrucción. Está acusado de “robo organizado” y “asociación ilícita”, y era un viejo conocido de las fuerzas de seguridad, con presuntos vínculos con los otros implicados, todos originarios o residentes de Aubervilliers, en Seine-Saint-Denis.
La fiscalía confirmó además que las otras tres personas detenidas este martes fueron atrapadas en el departamento de Mayenne y pertenecerían al círculo cercano del grupo.
En total, ocho sospechosos permanecen ahora bajo custodia en París mientras se intenta reconstruir la cadena de responsabilidades y determinar si existieron autores intelectuales detrás del llamado “robo del siglo”.
El golpe se ejecutó en plena madrugada del 19 de octubre y duró apenas unos minutos. El objetivo fue la Galería Apolo del Louvre, donde se exhiben valiosas joyas de la corona francesa. Según las imágenes de seguridad, un comando de cuatro hombres llegó al museo a bordo de un camión equipado con una plataforma elevadora y lo estacionó en un punto ciego de las cámaras exteriores. Desde allí, elevaron la plataforma hasta una ventana lateral previamente identificada como una de las entradas menos aseguradas del edificio.
Dos de los ladrones descendieron silenciosamente, forzaron la ventana y accedieron al salón. Una vez adentro, emplearon amoladoras angulares de alta velocidad para desprender varias piezas históricas de sus vitrinas blindadas. El ruido de las herramientas quedó disimulado por tareas de mantenimiento nocturno en un pabellón cercano. En menos de cuatro minutos, cargaron el botín —estimado en 88 millones de euros (102 millones de dólares), pero de valor patrimonial incalculable— y regresaron a la plataforma.
Mientras tanto, los otros dos integrantes del grupo permanecieron afuera coordinando la huida. Tras abandonar el camión a pocas cuadras, se dispersaron en scooters, sin patentes visibles, que les permitieron perderse rápidamente en los suburbios del norte de París. El operativo obligó luego a un amplio despliegue policial en la región, aunque ninguna de las joyas ha sido recuperada hasta el momento.
Los investigadores encontraron rastros de ADN en la escena que permitieron identificar a dos de los ladrones que ingresaron al museo: Ayed G., detenido cuando intentaba embarcar hacia Argelia, y Abdoulaye N. El análisis también condujo al arresto de Slimane K., sospechoso de conducir una de las motocicletas utilizadas en la fuga.
Sin embargo, la pesquisa continúa orientada a responder dos preguntas centrales: el paradero de las joyas y la posible existencia de un encargo previo. La ausencia total de pistas sobre las piezas alimenta la hipótesis de que pudieron haber sido entregadas inmediatamente a un tercero o incluso sacadas del país.
El rápido robo reavivó las críticas sobre el estado del museo más visitado del mundo. El Tribunal de Cuentas consideró que privilegió las operaciones visibles y atractivas» en detrimento de la seguridad.
Ante un estado de deterioro alarmante, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció a inicios de año un proyecto “colosal” para modernizarlo, con un nuevo acceso, una sala dedicada a la Mona Lisa y entradas más caras para los no europeos.
El caso está en manos de dos jueces de instrucción parisinos bajo una investigación abierta por la JIRS, la jurisdicción especializada en crimen organizado. Para las autoridades, el nivel de planificación, la ejecución milimétrica y la capacidad de fuga del grupo apuntan a una estructura criminal más amplia que aún no ha sido plenamente identificada.
Agencias AFP y Reuters
