ROMA.- Ezio Gavazzeni, el escritor italiano que denunció un supuesto “safari humano” en Sarajevo durante su famoso asedio en la década de 1990, una revelación escalofriante que desde el 15 de octubre está investigando la fiscalía de Milán, aclaró este lunes que no sólo participaron del “turismo de guerra” de fin de semana gente adinerada de Italia, sino, también, de muchos otros países occidentales.
“La investigación de la fiscalía se centra en los italianos, pero hubo ingleses, franceses, alemanes, canadienses, estadounidenses, ‘cazadores’ de mayoritariamente de países occidentales”, aseguró Gavazzeni en un encuentro a sala llena en la sede la Asociación de la Prensa Extranjera de esta capital.
Ante una pregunta de LA NACION, el escritor, de 66 años, aseguró que no le constaba la presencia de argentinos en estos “viajes organizados” a Sarajevo para matar gente, ocurridos entre 1993 y 1995, según detalló.
Debido al secreto de sumario que rodea la investigación -que fue revelada por el diario La Repubblica-, Gavazzeni, al margen de contar que días atrás dio su testimonio ante carabineros del ROS (un grupo especial de investigación), aseguró que la información salida hasta ahora a la luz, que depositó en la fiscalía de Milán “es sólo el 15% de lo que encontró en su investigación basada en diversas fuentes y testimonios”.
“Hay una base sólida que puede permitir procesar a alguien”, adelantó también, aunque admitió que es posible que muchos de los protagonistas de la red de “francotiradores de fin de semana ya hayan muerto”.
“Se trata de personas que pueden tener un mínimo de 65 y un máximo de 80 o 85 años, que en estos casi 30 años que pasaron desde los hechos pueden haber tenido problemas de edad, de salud”, explicó.
El sitio de Sarajevo, entre 1992 y 1996, fue el más largo de la historia moderna, y causó más de 11.000 muertos -entre ellos, 1601 niños-, la mayoría civiles.
“Cuando la fiscalía de Milán concluya la investigación, sabremos si existe alguien para llevar a un proceso, o si sólo tenemos los hechos y no los culpables”, añadió, al considerar que los involucrados son “muchos más que decenas”.
El fiscal Alessandro Gobbis es el encargado de dar con esos “turistas de guerra”, dispuestos a pagar fortunas para el fin de semana a Sarajevo a matar inocentes.
“No eran ‘foreign fighters o mercenarios, normalmente pagados, sino personas que pagaban para ir a la guerra, gente de mucho dinero: empresarios, profesionales, que podían permitirse el lujo de pagar entre 150.000 y 200.000 euros un fin de semana”, precisó.
“El común denominador: personas que aman las armas, que suelen ir a cazar jabalíes o venados, o que iban de safari a África: matar a un elefante cuesta 100.000 euros, un león, 200.000, así que es más o menos lo mismo”, detalló.
Y fue más allá. Tras contar que incluso le pidió a una criminóloga que lo ayudara a entender qué podría haber motivado a una persona a embarcarse en estos viajes organizados para ir a dispararle a seres humanos a Sarajevo -motivos políticos, como estar del lado de los serbios, o religiosos, con cristianos fundamentalistas que querían ir a matar musulmanes-, cayó en la cuenta de que no había nada de eso. Era peor.
“Ninguna de las dos tesis, ni la política, ni la religiosa, están en el origen del safari humano: eran personas a las que no les importaba nada, iban para divertirse a jugar de francotiradores, a encontrar adrenalina… No importa si es una mujer, un niño, un hombre, yo disparo… Pasamos de la banalidad del mal a la indiferencia del mal… Eran personas consideradas ‘lo mejor’ de la sociedad, muy estimadas en sus ámbitos… Cuando los fiscales hayan hecho su trabajo, creo que los psiquiatras tendrán quilómetros para escribir”, adelantó.
Gavazzeni confesó que, desde que salió a la luz todo esto, no duerme de noche: el material que aportó a la fiscalía de Milán es el mismo material de un libro de investigación que, subrayó, “ahora podría haber vendido más de un millón de ejemplares”.
Pero, aconsejado por un amigo, el exmagistrado Guido Salvini, sintió que antes debía presentar la denuncia. Allí se habla de “un hombre de Turín, uno de Milán y otro de Trieste”.
“Uno de los francotiradores italianos identificados en las colinas de Sarajevo en 1993, objeto de la señalación al Servicio de Información sobre Seguridad Militar (Sismi), era de Milán y dueño de una clínica privada especializada en cirugías estéticas”, añade el documento, según reveló el diario La Repubblica.
El terrible negocio del safari humano incluía el transporte desde Trieste, en avión, de los “cazadores” de hombres, hasta Belgrado (Serbia), donde aterrizaban con un avión de la compañía Aviogenex y, después, el traslado hasta las colinas que rodean Sarajevo. Dependiendo de la situación en el terreno, hasta allí los “francotiradores de fin de semana” llegaban en helicóptero, en autobús o en vehículos 4×4.
Gavazzeni -que saltó a la fama internacional con esta revelación- dijo que comenzó a interesarse en este caso de enorme impacto internacional hace más de tres décadas, cuando artículos salidos en la prensa italiana -en el Corriere della Sera y en La Stampa– dieron la noticia de estos viajes organizados para dispararle a personas, en los que participaban algunos italianos.
Leer esas notas le causó tal horror que pensó que podría ser material para una novela. “¿Por qué, en ese momento, ni la fiscalía de Milán (donde se edita el Corriere della Sera) ni la de Turín (La Stampa), al ver semejante noticia en primera plana, no abrieron una investigación?”, se preguntó. Decidió investigar más luego de ver “Sarajevo Safari”, documental del cineasta esloveno Miran Zupanic, de 2022.
“Allí no sólo aparecía el testimonio, de espaldas, de un mercenario que hablaba de estos viajes organizados, sino también, de un exagente de la inteligencia militar bosnia, que dijo que le avisó a sus pares italianos del Sismi de la existencia de un grupo de cinco turistas no identificados italianos”, aseguró.
“El Sismi sabía que había francotiradores italianos… ¿Qué habría pasado si el documental hubiera sido pasado en la TV italiana? ¿Quién compró los derechos del documental para que jamás fuera pasado?”, se preguntó. Zupanic, que se volvió amigo del escritor italiano, será uno de los testigos de la fiscalía de Milán.
Gavazzeni, cuya denuncia tuvo enorme impacto mundial, admitió que esta tuvo mucho menos repercusión en Italia, donde algunos quizás prefieren silenciar un asunto que, además, podría ser instrumentalizado a nivel político. El escritor, que nunca estuvo en Sarajevo, contó que gracias al “tsunami mediático actual”, la fiscalía de la capital de Bosnia comenzó también a moverse. “Es una buena noticia, la fiscalía de Sarajevo se despertó y espero que hagan lo mismo fiscalías de muchos otros países occidentales”, dijo.
Contó, además, que cuando, durante su investigación, les preguntó a diversos organismos humanitarios internacionales presentes en Bosnia y en el sitio de Sarajevo, si habían oído noticias de los “safaris humanos”, todos contestaron no saber absolutamente nada del fenómeno.
Lo mismo ocurrió cuando le hizo la misma pregunta a un juez italiano de la Corte Penal de La Haya para la ex Yugoslavia. “Me pareció muy raro: en Sarajevo hasta los perros y los gatos saben que ahí llegaban turistas de guerra para disparar a seres humanos y que en esta cacería matar a niños era el gran privilegio… En Sarajevo lo saben todos”, comentó, aludiendo a un virtual omertá, o silencio cómplice.
