BRUSELAS — La Unión Europea pasó el último año elaborando planes secretos sobre lo que haría el bloque si el presidente Donald Trump cumpliera sus amenazas de imponer aranceles más altos a los bienes y servicios europeos.
Ahora, a medida que esas amenazas pasan de hipotéticas a potencialmente inminentes, sus planes están adquiriendo un enfoque más amplio.
Aplicar aranceles selectivos a sectores específicos y políticamente sensibles (como los productos fabricados en estados republicanos) con el objetivo de infligir el máximo daño.
No escalar a una competición de ojo por ojo si es evitable.
Hay que actuar con rapidez y decisión, utilizando potencialmente nuevas tácticas que podrían afectar a proveedores de servicios como las grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley.
Se trata de un plan preliminar —descrito en términos generales por tres diplomáticos que pidieron el anonimato porque los planes todavía se estaban discutiendo— que Europa preferiría no utilizar.
El primer objetivo es evitar una guerra comercial ofreciendo negociar y ofreciendo incentivos, entre ellos más compras europeas de gas estadounidense, algo que Trump ha estado impulsando.
Los funcionarios de la UE han advertido que una guerra comercial entre el bloque y Estados Unidos sería un desastre contraproducente que costaría a ambas partes y beneficiaría a rivales geopolíticos como China y Rusia.
Pero Trump ha mantenido al continente en la mira, diciendo esta semana que el bloque enfrentaría aranceles “definitivamente” y “muy pronto”.
Si el apaciguamiento fracasa, Europa está transmitiendo que está lista para contraatacar.
“Estamos preparados”, dijo Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, durante una conferencia de prensa esta semana en Bruselas, cuando se le preguntó si estaba lista para defenderse de los aumentos arancelarios de la nueva administración estadounidense.
La comisión, el brazo ejecutivo del bloque, ha permanecido hermética sobre qué productos podría afectar con aranceles más altos, incluso cuando se reúne con embajadores y otros diplomáticos de los países de la UE, dijeron los tres diplomáticos, que fueron informados sobre las ideas generales desarrolladas por el llamado grupo de trabajo de Trump.
El bloque tiene 27 países miembros, y los planes que se comparten demasiado probablemente se filtren, eliminando su ventaja estratégica.
Planes
Pero varios principios rectores están cada vez más claros, dijeron dos de los diplomáticos, resultado tanto del trabajo del grupo de trabajo de la comisión como de la experiencia adquirida durante el primer mandato de Trump.
![Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en una rueda de prensa en Bruselas, esta semana. "Estamos preparados", dijo, para cualquier nuevo arancel estadounidense. Foto John Thys/Agence France-Presse](https://www.clarin.com/img/2025/02/07/EoadI3Gh0_720x0__1.jpg)
Los diplomáticos pidieron el anonimato para discutir asuntos políticamente sensibles.
La primera idea es que los aranceles probablemente serían selectivos, ya sea aplicados a ciertas industrias o a productos vinculados a una determinada geografía.
En 2018, por ejemplo, Europa reaccionó a los aranceles al acero y al aluminio aplicando un gran arancel al whisky estadounidense, lo que afectó a la industria del bourbon de Kentucky y, por ende, a un electorado crítico para Mitch McConnell, republicano por Kentucky, que entonces era el líder de la mayoría del Senado.
Una segunda idea es escalonar la respuesta, iniciando o intensificando las represalias sólo si se cumplen ciertos requisitos o se superan ciertas fechas, dijeron dos de los diplomáticos.
Moverse deliberadamente proporciona más influencia, dijo un diplomático, y evita un efecto comercial inmediato y doloroso.
La tercera es que las respuestas no necesariamente serían de represalia, según los tres diplomáticos.
Si Trump ordena un arancel generalizado del 20% a Europa, eso no significa que Europa deba responder con un arancel generalizado del 20% a Estados Unidos.
La UE todavía quiere respetar las normas comerciales globales defendidas por la Organización Mundial del Comercio, lo que podría sugerir un enfoque más quirúrgico.
Una opción sobre la mesa es el uso de un “instrumento anticoerción”, un marco legal relativamente nuevo que permitiría al bloque atacar rápidamente con aranceles a los grandes proveedores de servicios estadounidenses, como las grandes empresas tecnológicas.
En vigor desde 2023, la herramienta permite a la UE utilizar “una amplia gama de posibles contramedidas”, como aranceles aduaneros más elevados o límites a las importaciones, cuando otro país perjudica a la industria europea en un intento de presionar al gobierno y provocar un cambio político o de políticas.
La idea es permitir que el bloque responda a la presión política manipuladora con rapidez y firmeza.
El Financial Times informó inicialmente que la comisión podría usar la herramienta para atacar a los proveedores de servicios, incluidas las grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley, en respuesta a los aranceles estadounidenses.
Dos de los diplomáticos confirmaron que se estaba discutiendo el uso de la herramienta, aunque estaba lejos de ser un plan seguro.
Dijeron que seguir adelante con la herramienta podría ser una opción demasiado drástica porque el objetivo final de Europa no es provocar una guerra comercial total.
Incertidumbre
Por ahora, es imposible para Europa consolidar un plan de reacción.
La razón es sencilla: nadie sabe qué va a hacer Trump.
“Quieren llegar a un acuerdo, pero creo que aún no están muy seguros de cuáles son los verdaderos objetivos”, dijo Jörn Fleck, director sénior del Centro Europeo del grupo de investigación The Atlantic Council.
Además, a los dirigentes de la UE a veces les ha resultado difícil comunicarse con Washington por teléfono.
El secretario de Estado, Marco Rubio, ha sido invitado a reunirse con ministros de Asuntos Exteriores, pero no lo ha hecho, aunque ha mantenido una llamada con la jefa diplomática del bloque, Kaja Kallas.
Von der Leyen no se ha reunido con Trump desde su investidura en enero.
Aunque Trump no ha dicho cómo serían los aranceles para Europa, ha dicho repetidamente que quiere que Europa compre más automóviles y productos agrícolas estadounidenses, además de nafta.
Esto ha dejado a Europa ofreciendo incentivos en un esfuerzo por evitar la guerra comercial antes de que comience.
Los funcionarios han sido claros en cuanto a que están dispuestos, incluso preparados, para comprar más combustible estadounidense.
Los funcionarios ya están tratando de encontrar una forma de diversificar sus fuentes de energía a medida que el continente se aleja del gas ruso.
“Todavía recibimos mucho GNL de Rusia, ¿por qué no reemplazarlo con GNL estadounidense?”, dijo von der Leyen en los días posteriores a la elección de Trump, refiriéndose al gas natural licuado.
Propuestas
Los funcionarios europeos también han dicho que es probable que compren más productos de defensa estadounidenses a medida que aumentan el gasto militar en todo el bloque.
El aumento del gasto militar es, en parte, una respuesta a Trump, que ha insistido en que las naciones europeas gasten más en la OTAN.
Y cuando se trata de Groenlandia, un territorio autónomo de Dinamarca, miembro de la UE, que Trump quiere anexar por su importancia estratégica, los europeos han enfatizado que están abiertos a invertir más en la isla.
“Estoy totalmente de acuerdo con los estadounidenses en que el Alto Norte, la región del Ártico, está adquiriendo cada vez más importancia cuando hablamos de defensa, seguridad y disuasión”, dijo esta semana en Bruselas Mette Frederiksen, primera ministra de Dinamarca. “
Y es posible encontrar una manera de garantizar una huella más fuerte en Groenlandia”.
Por encima de todo, los líderes europeos han estado tratando de recordar a Estados Unidos lo importante que es la relación entre la UE y Estados Unidos, tanto económicamente como para la paz mundial.
La UE no sólo es, cuando se la considera como un bloque, el socio comercial más importante de Estados Unidos.
También es un importante importador de servicios estadounidenses y, como han subrayado repetidamente los funcionarios en los últimos días, las empresas europeas emplean a millones de estadounidenses.
“Hay mucho en juego para ambas partes”, dijo von der Leyen esta semana.
Pero añadió que “siempre protegeremos nuestros propios intereses, como y cuando sea necesario”.
c.2025 The New York Times Company