La impresión de vivir en una pesadilla o de estar en una mala novela de espías se extendió por el Líbano cuando se produjo una segunda oleada de explosiones de equipos de comunicaciones, este miércoles, en una ola inédita de ataques que dejó en total más de 30 muertos y desató el temor a una escalada regional y una ofensiva aún mayor en la guerra que Israel libra contra Hamas en la Franja de Gaza.
“Es difícil intentar tranquilizar a tus hijos cuando tú mismo tienes miedo. Tienes miedo, pero no sabes de qué tienes miedo, tienes miedo de todo. Todo lo que te rodea da miedo, vas a casa y tienes miedo, sales y tienes miedo. No hay seguridad”, se preocupa Hoda, una beirutí madre de dos hijos.
Cerca de uno de los hospitales de la capital que recibe a los heridos en los ataques de los últimos dos días, Mona, que regentea una cafetería, fuma nerviosa un narguile mientras mira su teléfono con expresión perpleja.
“Ya no me atrevo a sostener el teléfono en la mano. Antes lo ponía a mi lado para dormir, pero ahora no me atrevo. Y aparte de eso, he comprado un boleto de avión. Quiero marcharme. No pienso quedarme más aquí. Ahora tengo miedo de todo”, confiesa Mona. Si se mantienen los vuelos, se marchará a Turquía.
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En las redes, y sobre todo entre los nativos digitales, había dudas al respecto. ¿Qué son los bipers y los walkie talkies y por qué una agrupación como Hezbollah usa estos dispositivos pasados de moda?
Ante el riesgo de escalada, el Ministerio de Asuntos Exteriores pide a los franceses que no viajen a Líbano.
Angustia por los heridos
Fuera del hospital universitario de Mont-Liban, en las afueras de Beirut, las familias esperan noticias de sus seres queridos heridos en el ataque del martes. Algunas mujeres tienen los ojos enrojecidos. Alrededor de sesenta pacientes, la mayoría miembros de Hezbollah, están hospitalizados, señala la corresponsal de RFI en Beirut, Laure Stephan.
“Muchos de los ataques son a los ojos. Cuando un ojo está realmente herido, cuando está traumatizado, no se puede reparar. Es despreciable lo que está ocurriendo. Con la espiral de violencia que estamos presenciando, nos preguntamos cuál será el siguiente paso. Es inaceptable”, denuncia el doctor Elie Gharios, director médico del hospital.
Los ataques de los dos últimos días han provocado una afluencia masiva de heridos a los hospitales. Los libaneses están acudiendo a donar sangre. En total murieron en los ataques del martes y miércoles 37 personas, al parecer miembros del movimiento islamista Hezbollah. Además, hay 2.931 heridos, anunció este jueves el ministro libanés de Salud, Firass Abiad.
El ministro dijo que 12 personas murieron en la primera ola de explosiones de buscapersonas, el martes, y otras 25 en la segunda ola de explosiones de walkie-talkie, el miércoles, según este nuevo balance.
“Tenemos que apoyarnos unos a otros, dejar de lado la política, mirar el lado humano y dejar de lado nuestras diferencias. Si no somos solidarios entre nosotros, ¿con quién podemos esperar serlo? No soy médico, sólo soy una persona. Lo menos que puedo hacer es donar sangre. Cuando me enteré de los ataques, me quedé de piedra. Es una guerra, una peligrosa guerra electrónica”, dice Dima Awad.
Los ataques han reavivado entre los libaneses el sentimiento de vulnerabilidad, generalizado desde el comienzo de la guerra en Gaza y los enfrentamientos en la frontera libanesa-israelí relacionados con este conflicto.