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Sánchez, atrapado entre la crisis interna y su ambición de liderar la socialdemocracia europea


MADRID.- Pedro Sánchez, intenta salir por arriba del laberinto en que se convirtió su alianza de gobierno. El presidente español sufrió esta semana un revés en el Congreso de los Diputados que lo hace trastabillar: los independentistas catalanes liderados por Carles Puigdemont, clave para que el socialista se mantenga en el poder, votaron por primera vez junto al opositor Partido Popular para rechazar un decreto impulsado por el gobierno que golpea directo el bolsillo de los españoles.

La política española todavía hervía por las acusaciones cruzadas entre los ministros, los líderes opositores y los independentistas catalanes y vascos, cuando Sánchez apareció unas horas después en el Foro de Davos, en Suiza. Se subió al escenario con el traje que más le gusta: el de dirigente de los socialdemócratas europeos que es capaz de enfrentarse a la derecha global, encabezada por Donald Trump.

En ese encuentro de líderes globales, Sánchez lanzó su iniciativa de ponerle nombre y apellido a los perfiles que interactúan en las redes sociales, un dardo directo a Elon Musk, dueño de “X” y cercano al presidente de Estados Unidos. “Los propietarios de las redes sociales ya no están satisfechos con tener el poder económico casi en su totalidad, sino que también quieren tener el poder político socavando a nuestras instituciones democráticas. Y ni siquiera lo ocultan”, dijo Sánchez. Y cerró su discurso con un mensaje para Trump: “Make the social media great again (hagamos a las redes sociales grandes de nuevo)”, en referencia al lema de campaña del estadounidense.

María Gabriela Ortega Jarrín, doctora en Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid explica que, ante una crisis interna como la que atraviesa, el presidente español está aprovechando la oportunidad que le entrega un escenario europeo favorable. “Sánchez está ocupando el lugar que antes tenía (el presidente de Francia) Emmanuel Macrón. Francia, Italia y Alemania caminan por otro rumbo ideológico. Por eso, Sánchez se ha convertido en un referente para la Unión Europea, que además destaca el rumbo económico de España y su gestión durante la pandemia”, explica.

César Calderón, analista político, está convencido de que el posicionamiento de Sánchez en la Unión Europea es parte de su estrategia para cohesionar su frente interno. “No dudo de que Sánchez sueñe en convertirse en un referente mundial de la socialdemocracia como fue en su día Felipe González, un líder que aún sigue siendo escuchado con respeto en las principales capitales del mundo”, sostiene el consultor. La estrategia de Sánchez para sobrevivir en el poder -continúa Calderón- ha sido “mantener un bloque de votantes progresistas cohesionados y movilizados frente a un supuesto enemigo exterior, que es la derecha global, que ahora está personificada en Donald Trump”. El discurso del presidente español cuando sale de Madrid es clave para construir esa narrativa.

La política española todavía debate las implicancias del rechazo al decreto ómnibus del gobierno, que incluye medidas de alto impacto, como el congelamiento de los aumentos dispuestos para las jubilaciones y la falta de renovación para las ayudas al transporte, que duplicará el precio del boleto en trenes y subtes, entre muchas otras disposiciones.

En paralelo al debate sobre cómo implementar esos beneficios a pesar del rechazo del Congreso, las palabras de Sánchez en Davos también tuvieron sus repercusiones en la política exterior. El presidente español aseguró que esta semana presentará las tres propuestas para limitar el poder de las grandes compañías de tecnología ante la Unión Europea. Del otro lado, Javier Milei le respondió. “No me sorprende nada que un socialista como Sánchez intente callar a todos los que piensan distinto y que el único mensaje sea el que él quiere”, dijo el Presidente cuando fue abordado por los periodistas en Davos.

Sánchez no fue el candidato más votado en las últimas elecciones en España, pero logró formar gobierno en noviembre de 2023. Para lograr su tercer mandato como presidente necesitó los votos de sus aliados de izquierda Sumar, más el apoyo de partidos nacionalistas vascos y catalanes. Éstos últimos fueron los más duros en la negociación para concretar la investidura de Sánchez, ya que exigieron una amnistía para los dirigentes políticos involucrados en el proceso independentista de 2017.

Desde noviembre de 2023 en adelante, Sánchez ha necesitado pactar con todos ellos cada una de las leyes que se presenta en el Congreso, lo que implica consensuar medidas con partidos políticos que abarcan, desde la izquierda hasta el conservadurismo, todo el abanico ideológico. El gobierno de coalición no ha podido todavía conseguir ese acuerdo para aprobar el Presupuesto, la ley madre con que funciona el Poder Ejecutivo español. Enfrente, el Partido Popular y VOX esperaron más de un año hasta que la alianza oficialista se resquebrajara. El miércoles pasado aparecieron las primeras fisuras.

El portavoz de VOX, José Antonio Fúster, comparece durante el seguimiento de la jornada electoral de elecciones europeas, en la sede de VOX, a 9 de junio de 2024, en Madrid Alejandro Martínez Vélez – Eur – Alejandro Martínez Vélez – Eur

El gobierno presentó en el Congreso un decreto ómnibus con más de 100 artículos que incluían las más diversas medidas: desde las actualizaciones del salario mínimo, fondos para menores migrantes, ayudas a los afectados por el temporal en Valencia, aumento de las jubilaciones y fondos para que las comunidades autónomas mantengan el subsidio al transporte. La oposición rechazó la medida al argumentar que, en esta catarata de medidas, el Partido Socialista había incluido disposiciones para satisfacer a sus aliados vascos con la entrega de un inmueble en París.

La ecuación cambió en el Congreso, por primera vez en esta legislatura, porque el partido independentista catalán Junts, cuyo líder Puigdemont está exiliado en Bélgica, apoyó a la oposición. El diario El Mundo reveló que el dirigente catalán exigió nuevas atribuciones, como el traspaso de la autoridad migratoria para su comunidad, y un gesto político de Sánchez traducido en una foto juntos en Bélgica. El desacuerdo con los socialistas se tradujo en una sonora derrota legislativa que complica aún más el andar de un gobierno, que todavía depende de los votos catalanes para llegar al final de su mandato.

La situación se enquista entre el crédito de Puigdemont y la necesidad de SánchezDavid Zorrakino – Europa Press – David Zorrakino – Europa Press

“Sánchez ha vuelto a comprobar una vez más que lo que él creía que iba a ser un pacto que duraría cuatro años para sacar adelante su agenda legislativa no fue más que un pacto de investidura, un pacto en negativo con el que el independentismo catalán y vasco solo tenían como objetivo que no gobernase el partido más votado, que no fue otro que el Partido Popular”, reflexiona el analista Calderón. “Sánchez sabe que así no puede gobernar y que los incentivos de sus socios para mantenerlo al frente del ejecutivo son cada vez menores”, remarca.

El panorama es tan incierto que los analistas consultados por LA NACION no descartan un adelanto electoral, que podría desencadenarse -sostienen- entre finales de 2025 y comienzos de 2026, juntos con las elecciones comunitarias de Andalucía. La especialista Ortega Jarrín considera que, otra vez, el contexto europeo volverá a ser clave si finalmente se concreta ese escenario porque le servirá a Sánchez para posicionarse como el líder que pretende frenar a la ultraderecha. Esta vez, podría ser en Andalucía, un feudo históricamente socialista que ahora está en manos del Partido Popular.

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