NUEVA YORK.- El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, habló este martes en la Asamblea General de Naciones Unidas, en un discurso en el que criticó la ofensiva israelí en la Franja de Gaza, alertó sobre su expansión hacia el Líbano, pidió esfuerzos urgentes para la lucha contra el cambio climático y se refirió tanto al peligro de los “experimentos ultraliberales” en América Latina como al de las plataformas digitales, tras su disputa en Brasil con X, en alusiones veladas a Jair Bolsonaro, Javier Milei y Elon Musk.
“En Brasil defender la democracia conlleva a actuar contra ataques extremistas, mesiánicos y totalitarios que difunden el odio y el resentimiento. Los brasileños derrocaron a los totalitarios y a los tiranos que buscaban socavar las instituciones (…) la democracia tiene que responder a las aspiraciones legítimas de aquellos que ya no aceptan el hambre y la desigualdad”, declaró el mandatario brasileño durante su discurso.
“En un mundo globalizado no tiene sentido recurrir a patriotas falsos, a aquellos que desean aislarnos, ni tampoco tiene sentido recurrir a experimentos ultraliberales que no hacen más que empeorar las dificultades de un continente empobrecido”, declaró el mandatario.
“El futuro de nuestra región depende por encima de todo de que se construya un Estado eficiente, sostenible e inclusivo que trate todas las formas de discriminación. Un futuro que no se vea intimidado por individuos, empresas o plataformas digitales que se creen estar por encima de la ley. La libertad es la primera víctima de un mundo sin reglas”, agregó.
Brasil se encuentra en guerra abierta con el magnate Elon Musk después de que la Justicia brasileña bloqueara la red social X a raíz de una larga disputa sobre la libertad de expresión, las cuentas de extrema derecha y la desinformación a través de las redes sociales.
Durante su exposición, Da Silva afirmó que “América Latina vive una segunda década perdida desde el 2014. El crecimiento medio de la región fue solo un 0,9% menos de lo que habíamos visto en la década perdida de los 80″, y que bajo este contexto desafortunado, “la cooperación y el entendimiento se han visto debilitados”, dijo.
El mandatario consideró injustificable “mantener a Cuba en una lista unilateral de Estados que supuestamente promueven el terrorismo”, así como también sostuvo que es “urgente adoptar medidas para recuperar el orden púbico y promover el desarrollo” en Haití.
Al respecto de la región, Da Silvia pidió que se reforme le Carta de las Naciones Unidas ya que considera “inaceptable” que América Latina y el Caribe no tengan un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
“La exclusión de América Latina y África de puestos permanentes en el Consejo de Seguridad es un eco inaceptable de las prácticas de dominación del pasado colonial”, denunció Lula que recordó que “estamos llegando al final del primer cuarto del siglo XXI con las Naciones Unidas cada vez más vaciadas y paralizadas”.
Lula incidió en la necesidad de poner fin a las hostilidades en Ucrania y Oriente Próximo, dos guerras, destacó, “con capacidad para estructurar una confrontación” a nivel global, recordando otros “conflictos olvidados” como los de Sudán y Yemen, responsables de dos de las mayores crisis humanitarias de siempre.
Al comienzo de su discurso, el mandatario brasileño realizó un especial saludo a la delegación observadora de Palestina, antes de referirse al conflicto en Medio Oriente.
“Estamos siendo testigos de una de las mayores crisis humanitarias de la historia reciente que se está extendiendo peligrosamente al Líbano. Lo que comenzó como una acción de fanáticos contra civiles israelíes inocentes se ha convertido en un castigo colectivo de todo el pueblo palestino. Hay más de 40.000 víctimas mortales, la mayoría mujeres y niños. El derecho a la defensa se ha convertido en derecho a la venganza, lo que impide un acuerdo para la liberación de rehenes y pospone el alto el fuego”, indicó sobre la guerra en Medio Oriente.
Da Silva también se refirió al “triste historial” del mayor número de conflictos registrados en el año 2023 desde la Segunda Guerra Mundial, y el aumento del gasto militar mundial que podría utilizarse en su lugar “para combatir el hambre”, dijo.
“Lamentablemente en Ucrania vemos una guerra sin perspectiva de paz. Brasil condenó de manera firme la invasión. Ya está claro que ninguna de las partes conseguirá alcanzar sus objetivos por vía militar (…) Crear condiciones para retomar el diálogo directo entre las partes es crucial”, reclamó.
El presidente brasileño sostuvo además que Brasil y China propusieron un plan de seis puntos para que se inicien las conversaciones entre Rusia y Ucrania para poner fin a su conflicto.
En otro momento de su exposición, Da Silva exigió que los países más pobres reciban asistencia financiera para combatir el avance del cambio climático, uno de los temas centrales que suelen debatirse en las cumbres climáticas.
“Estamos condenados a la interdependencia ante el cambio climático. El planeta ya no espera a exigir a la próxima generación y está harto de acuerdos climáticos que no se cumplen, está cansado de objetivos de reducción de emisiones de carbono, de ayuda financiera desatendida a países pobres que nunca llega”, dijo.
El mandatario, que ha recibido críticas por su gestión ambiental, se refirió a las trágicas inundaciones de Porto Alegre, a la sequía del Amazonas y a las más de 5 millones de hectáreas quemadas por los incendios forestales en el país. Se jactó de los avances de su gobierno en materia climática, pero indicó que “tenemos que hacer mucho más” y prometió erradicar la deforestación para el 2030.
El mes pasado, la Amazonía brasileña registró 38.000 incendios, el peor dato en un mes de agosto desde 2010, según los datos del instituto espacial del país. Septiembre va camino de repetir ese sombrío récord. El humo asfixia a los residentes en muchas ciudades, incluyendo en la metrópolis de San Pablo.
Lula ha atribuido estos incendios a delincuentes y ha propuesto castigos más severos para los infractores medioambientales. Pero su aplicación se ha visto obstaculizada por una huelga de seis meses en el regulador medioambiental, Ibama, que finalizó en agosto, tres meses después de que su gobierno fuera consciente de que el riesgo de incendios había aumentado significativamente en medio de una sequía histórica.
Al mismo tiempo, los miembros de su gobierno han presentado opiniones contradictorias en política medioambiental y energética. Y la retórica de Lula sobre la explotación de las reservas de crudo cerca de la desembocadura del Amazonas ha preocupado a los ambientalistas que quieren que Brasil lidere una transición global hacia las energías renovables. Este mes, prometió pavimentar una carrera en la Amazonía que, según los expertos, impulsará la deforestación.
En su anterior administración, entre 2003 y 2010, habló repetidamente sobre cambio climático, mostrando a Brasil como un faro de conservación para el futuro y culpando a los países ricos de contaminar el planeta sin ayudar a las naciones en desarrollo a mantener sus bosques. Y después de asumir el cargo en 2023 tras comprometerse a proteger el medio ambiente, su gobierno logró reducir la deforestación en el Amazonas en un 22% en su primer año.
Agencias Reuters y AFP, y diario O Globo
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