Antes del accidente del miércoles, hubo una serie de accidentes que estuvieron relacionados con aerolíneas comerciales estadounidenses, según una investigación de The New York Times de 2023.
Este tipo de catástrofes casi fatales ocurrían, en promedio, varias veces por semana, según la investigación, que encontró un patrón alarmante de fallas de seguridad y accidentes casi fatales en los cielos y en las pistas.
Los episodios a menudo ocurrieron en aeropuertos o cerca de ellos y a menudo fueron resultado de errores humanos, según mostraron registros internos de la Administración Federal de Aviación.
Los errores de los controladores aéreos, que se encuentran en una situación desfavorable debido a la escasez de personal en todo el país, han sido un factor importante.
Algunos controladores de tráfico aéreo han expresado durante mucho tiempo su temor de que un accidente mortal fuera inevitable a medida que la red de seguridad de la aviación del país se encontraba bajo una presión creciente.
Además de los registros de la FAA, el Times analizó una base de datos mantenida por la NASA que contiene informes de seguridad confidenciales presentados por pilotos, controladores de tráfico aéreo y otros en la aviación.
El análisis identificó un fenómeno similar: en el período de 12 meses más reciente para el cual había datos disponibles, hubo alrededor de 300 relatos de casi colisiones que involucraron aerolíneas comerciales.
Números
La cantidad de accidentes similares en la base de datos de la NASA (que se basa en presentaciones voluntarias que no están corroboradas de forma independiente) se había más que duplicado en la última década, aunque no está claro si eso reflejaba un empeoramiento de las condiciones de seguridad o simplemente un aumento de los informes.
Las autoridades de aviación afirman que el sistema de viajes aéreos de Estados Unidos, que transporta casi 3 millones de pasajeros al día, es el más seguro del mundo.
Pero los controladores aéreos actuales y anteriores dijeron en entrevistas que los accidentes mortales se producían con tanta frecuencia que temían que fuera sólo cuestión de tiempo hasta que ocurriera un accidente mortal.
La red de aviación de Estados Unidos ha estado protegida durante mucho tiempo por un amplio sistema de salvaguardas tecnológicas y humanas superpuestas.
Los pilotos reciben un entrenamiento riguroso.
Lo mismo hacen los controladores aéreos que exploran los cielos y gestionan los despegues y aterrizajes.
La tecnología alerta a los pilotos y controladores sobre posibles peligros y les indica cómo dirigir los aviones para alejarlos del peligro.
El régimen de seguridad, con sus redundancias incorporadas, se conoce en los círculos de aviación como el modelo del queso suizo:
si un problema se cuela por un agujero en una capa, será detectado por otra.
Hasta el miércoles por la noche, no se había producido un accidente aéreo comercial nacional en Estados Unidos con numerosas víctimas mortales desde febrero de 2009, cuando un vuelo de Colgan Air se estrelló contra una casa cerca de Buffalo, Nueva York, matando a las 49 personas a bordo y a una persona en tierra.
La racha de casi 16 años, la más larga en la historia de la aviación estadounidense, enmascara lo que los pilotos, controladores de tráfico aéreo y otros dicen que son agujeros crecientes en las capas del sistema de seguridad.
El resultado, dijeron, fue un mayor riesgo de desastre.
c.2025 The New York Times Company
