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Uruguay empieza una nueva era con Yamandú Orsi, que enfrenta un doble desafío político


MONTEVIDEO.- Uruguay cambia de gobierno pero además cierra una etapa de la vida política y abre un nuevo tiempo, con un recambio de liderazgo que se concreta en todos los partidos y que conduce a una nueva versión de bipartidismo, que en realidad será de bibloquismo. Este viernes fue un día de fiesta para los que despidieron con aplausos al presidente saliente el liberal nacionalista Luis Lacalle Pou, y el sábado se prepara una gran fiesta para la asunción del nuevo presidente Yamandú Orsi, que marca el retorno de la izquierda al poder.

El país entero celebra los 40 años de democracia ininterrumpida, que es el período político con mayor extensión sin interrupción institucional alguna en la historia de los orientales.

Yamandu Orsi recibe al rey de España, Felipe VI. (Photo by Camilo DOS SANTOS / Yamandu Orsi’s Communications Office / AFP)CAMILO DOS SANTOS – Yamandu Orsi’s Communications Of

Luego de una dictadura militar que había comenzado en 1973, el 1º de marzo de 1985 asumía el colorado batllista Julio María Sanguinetti, electo en noviembre de 1984.

Orsi es el tercer dirigente del Frente Amplio que llega a la presidencia, mientras su padrino político José “Pepe” Mujica ve cristalizar su proyecto que otro hombre de su Movimiento de Participación Popular (MPP) llegue al vértice del poder.

De 1830 a 2004 el gobierno se repartió entre los partidos fundacionales, Colorado y Nacional (o blanco), con un contundente predominio de los primeros durante los períodos de siglos XIX y XX. La izquierda llegó al gobierno por primera vez en 2005 con Tabaré Vázquez, mantuvo el poder con José Mujica (2010-2015) y Vázquez volvió a la presidencia para el período 2015-2020.

En Uruguay no hay reelección inmediata, y eso es lo que muchos blancos y colorados señalaban este viernes con lamento, en la despedida de Lacalle Pou, porque entendían que si él hubiera sido candidato, el resultado podría haber sido diferente, dada la alta popularidad y aprobación de gestión del presidente saliente.

Orsi nació el 13 de junio de 1967 en el área rural de Santa Rosa, Canelones, que está a 50 kilómetros de la capital de Uruguay, en el hogar de un trabajador de viñedo y de una costurera. Cuando tenía cinco años, su familia se mudó a la ciudad e instalaron un almacén minorista, en el cual ayudaba a sus padres. Fue bailarín de folclore y se recibió de profesor de Historia en 1991.

En la actividad política, entre 1989 y 1990 ingresó al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), que había sido guerrilla en los 60 y 70, y se convirtió en sector político legal en 1985. En 2005 asumió un cargo jerárquico en la Intendencia de Canelones (la segunda más grande del país) y estuvo dos períodos como Secretario General (jefe de gabinete), y fue electo intendente en 2015 y reelecto en 2020.

Aunque integra un sector de perfil de “socialismo y liberación nacional”, Orsi es un pragmático con buen diálogo con el sector empresarial.

¿Por qué Uruguay ingresa en un nuevo tiempo? La izquierda debe renovar su liderazgo, tras la muerte de dos figuras que concentraron popularidad y poder, y otra que está gravemente enferma: el expresidente Tabaré Vázquez que murió en 2020, el exministro de Economía y exvicepresidente Danilo Astori (fallecido en 2023) y el expresidente José Mujica, que está por cumplir 90 años, enfermo de un cáncer de esófago.

Yamandu Orsi posa junto a simpatizantes de Jose Mujica luego de visitar al expresidente izquierdista (Photo by Eitan ABRAMOVICH / AFP)EITAN ABRAMOVICH – AFP

La renovación de liderazgo implica el principal desafío político para la izquierda uruguaya. Orsi tiene alta popularidad y comenzará su gestión con el desafío de reemplazar a un presidente que deja el cargo con alta aprobación de su gestión, pero no es líder de su movimiento MPP y mucho menos del Frente Amplio.

La izquierda debe procesar la ausencia de líderes, lo que nunca le ocurrió desde su creación en 1971 y eso se da en medio de cierto tironeo de sectores por el rumbo del gobierno, porque comunistas y socialistas entienden que el sector del nuevo presidente se ha corrido demasiado al centro y abandona banderas históricas anticapitalistas. Esa disputa obligará a negociar, justo sin un líder fuerte que laude.

El tiempo nuevo marca el primer gobierno sin mayoría automática en ambas cámaras legislativas en este siglo.

Además, los partidos que estuvieron enfrentados desde el origen del Estado Oriental, colorados y blancos, avanzan en la concreción de un lema que los agrupe y les permita votar juntos, la Coalición Republicana, la que estrenarán en algunas ciudades para elección de intendentes en mayo, pero que consideran como organización política formal hacia el próximo ciclo electoral, y con articulación partidaria, legislativa y técnica a partir de las próximas semanas.

El crecimiento de la izquierda, que desde 1999 vota en cada elección con un piso de 40% y siempre es el partido mayoritario, obligó a los partidos tradicionales a buscar una alianza formal: de la misma forma que los partidos de izquierda constituyeron en 1971 una coalición para competir con más fuerza ante colorados y blancos, ahora éstos hacen lo propio.

Del bipartidismo colorado-blanco, este país pasa al bibloquismo frenteamplista-republicano.

Esa dicotomía partidaria no presenta polos tan alejados en la práctica de gobierno, porque aunque hay diferencias ideológicas sustantivas entre los sectores, el discurso mayoritario de cada polo se disputa el centro político: ni los blancos y colorados son tan liberales, ni la izquierda es tan de izquierda; incluso el discurso del nuevo gobierno pasa por acelerar la tasa de crecimiento, mediante impulso a la inversión privada.

Uruguay abre así su noveno gobierno quinquenal de este período democrático y deja atrás a una generación de personalidades de altísima popularidad: Julio María Sanguinetti (colorado, socialdemócrata, 1985-90 y 1995-2000), Luis Alberto Lacalle (blanco nacionalista y liberal, 1990-95), Jorge Batlle (colorado liberal, 2000-2005), Tabaré Vázquez (frenteamplista socialista, 2005-2010 y 2015-2020) y José Mujica (tupamaro, 2010-2015), quienes más allá de su gestión en cada período, fueron liderazgos fuertes y de arraigo popular.

Orsi recibe la banda presidencial este sábado con el desafío de estar a la altura de esa galería de jefes de Estado, en la única democracia considerada “plena” en América del Sur.

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